“El capitalismo no es meramente «lo práctico», sino el único sistema moral de la historia”.
–Ayn Rand (1966/2008)
¿Cuál es la imagen que se tiene del capitalismo? Generalmente, cuando se piensa en el capitalismo, se piensa en “élites oligarcas, dueñas de los medios de producción, explotadoras de la plusvalía del proletariado o, en palabras más sencillas, señores burgueses privilegiados con traje negro y sombrero, con influencia y poder que se aprovechan del trabajo de la clase obrera”. Se afirma también de estos hombres, que no tienen alma, que consiguen sus objetivos a costa de cualquiera y que acumulan riqueza indiscriminadamente sin la preocupación humana de los menos desfavorecidos (esto es a lo que se llamó el capital).
Tal manera de ver el capitalismo no es solamente actual, ya que desde sus inicios ha tenido una carga peyorativa, lo cual, partiendo de un punto de vista netamente histórico, es comprensible debido a que las primeras veces que se utilizó el término fue para criticarlo. De tal forma que, Werner Sombart, después de Karl Marx y Louis Blanc, fue quien se encargó de popularizarlo a través de su obra cumbre, El capitalismo moderno (Der moderne Kapitalismus), donde criticaba el sistema del laissez faire, dándole una connotación de injusticia, abuso, pecado y digno de un castigo divino. Es así como muchos detractores de este han surgido, incluso, la mayor parte de las academias lingüísticas, en teoría neutrales, le otorgan al término una carga negativa.
Además, se expandió la idea de que el capitalismo fue el heredero del feudalismo y del mercantilismo, sistemas que ya venían con mala fama al ser esclavistas y totalitarios, cuando en realidad estos no engendraron al capitalismo, sino al clientelismo y el amiguismo.
Cabe hacer una aclaración en este punto: existe una gran diferencia entre lo que mal algunos utilizan para denominar capitalismo de amigos, con lo que realmente es el capitalismo puro. Mientras en el primero, “Empresaurios y Gobernantes” se dan favores para mantener el poder y la riqueza mediante políticas proteccionistas y paternalistas, en el segundo se aboga por un libre mercado, y existe protección de la propiedad privada y, en consecuencia, de los derechos individuales con igualdad ante la ley. Por lo tanto, son totalmente contradictorios entre sí los términos; lo ideal sería utilizar “mercantilismo de amigos”, para ser más preciso al referirse a este sistema pusilánime.
Continuando con el tema que concierne, si esta es la idea que se ha mantenido del sistema, ¿por qué ha tenido defensores?
Existe una justificación típica entre los defensores del capitalismo y se resume en una sola palabra: datos. La evidencia empírica es lo que ha permitido que un sistema tan “vicioso y tiránico” como el capitalismo perdure a lo largo del tiempo y tenga personas que lo defiendan(defendamos).
Por algún motivo, que muchos no se han podido explicar –o no han querido entender–, en los lugares donde se aplicó un sistema económico de libre mercado y mínima intervención del Gobierno, se ha creado prosperidad, desarrollo y mayor bienestar general. Hoy, con el avance de las investigaciones y el alcance de la recopilación de datos en diferentes países del mundo, hace falta ser ciego para no ver la correlación entre los países que tienen mejor ranking en los índices de Libertad Económica (Kim, 2023; Fraser Institute, 2022) y los países que tienen mayores índices de Desarrollo Humano (UNDP, 2022).
Sin embargo, este no es el único indicador en el que estos países (Suiza, Noruega, Islandia, Hong Kong, Australia, Dinamarca, Suecia, Irlanda, Singapur, Finlandia, Nueva Zelanda, Países Bajos, entre otros) encabezan las tablas de posiciones. También son los lugares donde hay mayor esperanza de vida, mayor felicidad, mejor calidad de educación y salud, menores desigualdades, menores tasas de mortalidad infantil y, por ende, mejor calidad de vida. La gran mayoría de los defensores del capitalismo utilizan(utilizamos) todos estos datos mostrando las bondades que permite adoptar un sistema de libre mercado.
Empero, siendo estos datos tan difíciles de ignorar, ¿por qué aún al mundo le sigue costando tanto aceptarlo y reconocer que es el mejor sistema económico que el hombre ha podido descubrir?
La respuesta es sencilla: por la cuestión moral. Aún las personas creen que el capitalismo es un sistema inmoral y condenable. ¿Acaso la historia no es testigo de que las masas se convencen por el sentimiento y no por la razón?, ¿acaso los poderosos no se dieron cuenta de cómo subyugar al pueblo en nombre de un “bien mayor”?, ¿acaso no han existido sistemas depravados que han tenido tantos seguidores convencidos de una superioridad racial y moral?, ¿acaso tantos dictadores no han ingresado al poder vociferando en nombre de Dios?, ¿acaso tantos creyentes no han vivido miserables como esclavos suponiendo que les esperaba una “recompensa en el cielo”? Todo esto fue posible gracias a las implicancias que tuvo la cuestión moral.
Entonces, ¿es posible que el capitalismo pueda tener una moral virtuosa?
Para desarrollar esta respuesta se utilizará uno de los conceptos más neutros y difícilmente refutables que hay, que es el de la Real Academia Española (s.f.), el cual define al capitalismo como un “sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la libertad de mercado”.
Defender la propiedad privada implica proteger el fruto del trabajo de cada individuo. El trabajo es el producto del tiempo, de la energía y del talento que se invierten en producir un bien o servicio. Si reconocemos dicha propiedad como el derecho o facultad de poseer alguien algo y poder disponer de ello, entonces, reconocemos todos los ingredientes que conforman el trabajo y el esfuerzo del hombre en la creación, producción y transformación de una parte de la naturaleza en un bien de uso valioso. Desde esta perspectiva, el concepto se torna más humano, ¡como lo es realmente!
Cuando ya nos referimos al mercado, es la propiedad privada la que se intercambia en el comercio. ¡He ahí el significado moral de la libre oferta y la demanda! En un intercambio voluntario, tanto el que vende como el que compra buscan estar mejor, sino no comerciarían. ¿Acaso no se cierran estos intercambios con un “gracias” de ambas partes? Entonces, negar la propiedad del hombre, implica negar el producto de su vida (sus ideas, su energía, su talento…) y de su libertad (su tiempo dispuesto en lo que eligió). Por tanto, no puede existir ningún sistema que defienda otros derechos del hombre sin que tenga una protección férrea de los derechos de propiedad.
A todo esto, Ayn Rand (1957/2019) nos decía que “el capitalismo ha sido el único sistema de la historia en el cual la riqueza no ha sido adquirida mediante el saqueo, sino mediante la producción, no por la fuerza, sino mediante el comercio; el único sistema que ha defendido el derecho de los hombres a su propia mente, a su trabajo, a su vida, a sí mismos”.
La tan anhelada búsqueda de la felicidad del ser y la decisión de su proyecto de vida con base en sus propios valores, solo es posible gracias al capitalismo. Si bien cada persona se hará responsable de sus acciones, y eso causa miedo a muchos porque cada ser puede cometer errores en sus decisiones, el éxito y fracaso son incentivos para aprender y crecer. Al hombre, a diferencia de los animales que sobreviven por instintos, le fue dada la mente como medio de supervivencia. Está implícito en su naturaleza pensar, crear, innovar, mejorar, y eso no es posible sin las caídas. Una mente no trabaja y no aprende bajo coerción, y es por ello que el uso de la razón debe primar en libertad. Así es como, según Axel Kaiser: “la ética que fundamenta el capitalismo es la única que permite considerar a cada ser humano como un fin en sí mismo, esto es, como un ser único cuyos derechos no pueden ser aplastados por intereses políticos o privados disfrazados de bien común” (Palmer, 2011/2013, Prólogo, p. 14).
Del respeto a la vida, la libertad y la propiedad privada de cada individuo, se desencadenan otros principios como la igualdad ante la ley, el Principio de no agresión, la reparación del daño, la solidaridad, la cooperación social, el Gobierno limitado, la diversidad y todas las libertades individuales (libertad de expresión, de cátedra, de culto o religión, de asociación, y demás). No se puede alzar la bandera de ninguno de estos principios sin alzar la bandera del capitalismo.
Finalmente, mi mensaje a los defensores del capitalismo laissez faire, consiste en que se enfoque la “batalla en su debido lugar: en sus principios morales y filosóficos” (Rand, 1966/2008). Si bien se pueden mostrar estadísticas y todo el progreso que ha traído el libre mercado, se debe comprender que el capitalismo es un sistema lleno de virtudes y que brinda, al mismo tiempo, múltiples beneficios a la sociedad –esto, es más que una hermosa casualidad–. Mientras no se conozca el alma del capitalismo y se siga creyendo que es solamente un cuerpo de parámetros de convivencia que únicamente aporta riqueza y prosperidad, no alumbrará la antorcha de la libertad en el mundo.
Referencias
Fraser Institute. (2022). Economic Freedom of the World: 2022 Annual Report. The Fraser Institute. https://www.fraserinstitute.org/economic-freedom/map/.
Kim, A. B. (2023). 2023 Index of Economic Freedom. The Heritage Foundation. https://www.heritage.org/index/pdf/2023/book/2023_IndexOfEconomicFreedom_FINAL.pdf.
Palmer, T. G. (2013). La moralidad del capitalismo: Lo que no le contaran sus profesores. Fundación para el Progreso, Chile. (Obra original publicada en 2011).
Real Academia Española. (s.f.). Capitalismo. En Diccionario de la lengua española, 23. ª ed., [versión 23.6 en línea]. Recuperado el 17 de agosto de 2023 de: https://dle.rae.es/capitalismo.
Rand, A. (2008). Capitalismo: El ideal desconocido. Grito Sagrado. (Obra original publicada en 1966).
Rand, A. (2019). La rebelión de Atlas (D. García, Trans). Ediciones Deusto. (Obra original publicada en 1957).
UNDP (United Nations Development Programme). 2022. Human Development Report 2021-22: Uncertain Times, Unsettled Lives: Shaping our Future in a Transforming World. Nueva York: UNDP. https://hdr.undp.org/informe-sobre-desarrollo-humano-2021-22.
Este ensayo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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