Doctores en Colombia, cerebros en fuga. Apuntes sobre la Convocatoria 891 de Minciencias

Los buenos profesores son caros; pero los malos, lo son todavía más (Bob Talbert)


El mercado laboral en Colombia para graduados de programas de doctorado tiene retos difíciles de resolver. La investigación de alto nivel en el país se mueve entre la necesidad de las universidades por contar con doctores que lideren investigación, la necesidad estratégica de retener a los investigadores para que no sean contratados en el exterior, y las dificultades para realizar los proyectos mientras se busca el retorno a la inversión en formación. A continuación, se plantea una breve reflexión sobre el panorama del mercado laboral de los investigadores de alto nivel en Colombia a partir de un análisis sucinto a la convocatoria 891 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, abierta el 5 de octubre de 2020 (Minciencias, 2020).

Un título de doctorado certifica la capacidad de dirigir investigación institucionalizada y reconocida. Para los estudiantes interesados el proceso de formación doctoral significa la materialización de un proyecto de investigación de amplio alcance, publicaciones en revistas indexadas en los cuartiles más altos, viajes internacionales a ponencias, escuelas doctorales, pasantías, docencia, obligatoriedad en dominar una segunda lengua y el prestigio.

Para los Estados, la formación doctoral significa la ruta para la operacionalización de la inversión en investigación; de esto depende la capacidad de dar valor agregado a la cadena productiva a través de la innovación, además de resolver posibilidades de comprensión de fenómenos sociales y dar insumos a los actores para pactar éticamente sobre lo conocido, por ejemplo, en la construcción de la paz (Delgado-Albán, 2019). En un modelo ortodoxo, no hay investigación posible sin investigadores. Un reducido número de doctores significa una desventaja comparativa en términos económicos, pero también un límite a la capacidad de reconocer las posibilidades de expansión de la capacidad productiva.

El doctorado es la última etapa posible de formación en el modelo del “Proceso de Bolonia” de 1999, que origina el “Espacio Europeo de Educación Superior” referente en los países miembros de la OCDE. En Colombia, la ley 30 de 1992 y la ley 1188 de 2008 regulan la educación superior, pero la formación doctoral es de relativa reciente creación, bajo el Programa de Estudios Científicos de la Educación creado por el decreto 585 del 26 de febrero de 1991 (Soto Arango, 2009). El primer doctorado aprobado como estudio de educación superior en Colombia fue el Doctorado en Educación en Red, aprobado en Resolución 1991 del 16 de mayo de 1996, a ofrecerse por las universidades Pedagógica Nacional, del Valle, de Antioquia, Industrial de Santander y Nacional. (Soto Arango, 2009, pág. 157). Los doctorados son entonces una novedad en el país, lo que explica su lenta inserción en las dinámicas de la administración académica y en trascender su rol hacia otros sectores.

Según el Observatorio laboral del Ministerio de Educación Nacional (Ministerio de Educación Nacional, 2020) existen 373 programas de doctorado activos en Colombia, de los cuales 271 tienen registro calificado, y 60 cuentan con acreditación en alta calidad. Es un número en apariencia importante, sin embargo, un registro activo no significa un programa abierto a nuevos alumnos, tampoco que el número de matriculados sea alto. Se observa en los datos del MEN que hay cohortes doctorales con dos o tres estudiantes matriculados.

De acuerdo con el mismo Observatorio, entre 2001 y 2018 se gradúan 4941 alumnos de programas de doctorado. Este es un número en crecimiento constante; para el año 2001 se gradúan 33 doctores, 217 en 2010 y 803 en 2018. Para 2019, el número de estudiantes doctorales matriculados en el país asciende a 6572, lo que puede duplicar el número de doctores, aunque hay que considerar la deserción. En Antioquia, en el periodo 2001-2018 culminan su formación 1292 doctores, con 211 egresados en 2018. Las universidades que con mayor número de graduados a nivel doctoral a nivel nacional son: Universidad Nacional con 1471, la Universidad de Antioquia con 694, la Universidad de los Andes con 406. En Antioquia, para 2018, ocho universidades cuentan con egresados en programas doctorales.

En las disciplinas conocida como Humanidades, el panorama es menos alentador. En las áreas de ciencia política y relaciones internacionales, solo hay egresados en programas de doctorado cursados en Colombia a partir del año 2014, con un doctor en dicho año, y cinco en 2018.

Otra cifra relevante para entender el problema es el alcance de la educación superior en comparativa con los doctorados. Según el MEN, el total de graduados de programas de educación superior Colombia asciende a 4.800.920. Número que contrasta con los 4941 doctores. Así, sólo el 0,1% de los profesionales colombianos alcanzan la máxima formación. Esta cifra da un número de 10,3 doctores por cada 100.000 habitantes. Se hace la salvedad de la ausencia de datos sobre el número de doctores formados en el exterior.

De nuevo en el modelo de Bolonia, es común que los doctorados sean el primer empleo para estudiantes que optan por una carrera como científicos. En un modelo de pregrado de tres años, maestrías de uno, y doctorados de tres, alguien puede ser doctor antes de llegar a los 25 años. Su pronta titulación, significa que pueden desarrollar una carrera de publicaciones, búsqueda de financiación para proyectos, movilidad entre plazas, en forma libre en comparación con el panorama colombiano.

No hay cifras precisas al respecto, pero los doctorados en Colombia usualmente son cursados por personas cuya edad supera los 30 años en adelante. Entrar al doctorado en Colombia implica un trayecto previo considerable, incluso, la experiencia laboral es valorada en los procesos de selección de futuros candidatos a doctor. Según el periódico El Espectador en reporte de febrero de 2017 (Baena Jaramillo, 2017), el costo de un doctorado ronda entre los 250 y 500 millones si es cursado en Colombia. Si es en el exterior, el promedio aumenta ampliamente.

Esto significa que comienzan doctorados personas en una etapa de vida económicamente autónoma, muchos con familias y obligaciones financieras que impiden que se dediquen a totalidad a realizar su investigación si no cuentan con un estipendio asegurado. Los candidatos a doctor que no cuentan con la opción de recibir una de las pocas becas otorgadas por Minciencias o las universidades mismas, se ven abocados al endeudamiento para pagar los costos de matrícula más altos de la oferta universitaria, por un periodo de mínimo tres años, o recurrir a estrategias como créditos beca entregados por programas públicos o mixtos, como Colfuturo, o Enlazamundos en Medellín.

Tras el grado, los doctores becados deben retribuir la financiación con estadía en Colombia por un tiempo igual al de la formación. Y mientras ello ocurre, deben proyectar su carrera investigativa en un escenario con muchas menos convocatorias a postdoctorados.

En este contexto aparece la Convocatoria 891 “Fortalecimiento de vocaciones y formación en CTeI para la reactivación económica en el marco de la postpandemia 2020”. De acuerdo con su propio registro (Minciencias, 2020), cuenta con un banco de elegibles de 1568 doctores en las seis áreas de conocimiento de la OCDE. De estos, según el Banco preliminar de elegibles de noviembre 30, enviaron aplicación 626 doctores. El presupuesto de $4.800.000.000 alcanza para 53 becas postdoctorales con un salario mensual, por un año, de ocho millones de pesos para cada investigador beneficiado.

Los criterios que suman mayor puntaje en el proceso de selección de proyectos a financiar son:

– Presentarse por un instituto de investigación.

– Haber sido becario de programas de Minciencias.

– Que el proyecto se desarrolle en ciudades diferentes a Bogotá, Medellín y Cali.

El primer criterio se dificulta por sustracción de materia. Existen cerca de 70 centros de investigación en el país, pero solo una tercera parte de ellos está reconocida por el Ministerio (Márquez Díaz, 2019, pág. 208). La evaluación castiga a las universidades que son los centros de investigación por excelencia. Acá es importante señalar además el problema del acceso a los centros de investigación. Colombia está un intermedio entre el modelo francés -cuyo ejemplo cercano es México- propone que centros de investigación especializados se dediquen a la investigación y la formación de alto nivel, sin enseñanza de pregrados o licenciaturas, y el modelo británico que concentra la investigación que recibe dineros públicos en las universidades. Pocos centros significa pocas plazas. Y en las universidades públicas una plaza implica esperar una convocatoria, que requiere la jubilación o muerte del titular debido al congelamiento de planta docente.

Por supuesto no todos los aplicantes a la convocatoria 891 están desempleados. Múltiples razones motivan a un doctor a desarrollar una investigación por un año, prestigio, continuidad en un proceso investigativo, tranquilidad para dedicar su tiempo en exclusividad a investigación sin docencia. Sin embargo, esos 53 elegidos corresponden al 6,26% del global de interesados. ¿Qué perspectiva tiene el 94% no financiado?

Sin un cambio en el modelo de financiación de la investigación, hacer un doctorado es un pésimo negocio para los estudiantes, y una pérdida de oportunidad para el país.


Referencias

Baena Jaramillo, M. P. (25 de Febrero de 2017). El precio de estudiar un doctorado en Colombia. El Espectador. Recuperado el 17 de 12 de 2020, de https://www.elespectador.com/noticias/educacion/el-precio-de-estudiar-un-doctorado-en-colombia/

Delgado-Albán, D. V. (2019). Role of higher education in Colombia in peacebuilding. Revista Electrónica en Educación y Pedagogía, 3(5), 145-151.

Márquez Díaz, J. E. (2019). Visión general sobre el estado de la educación superior en Colombia. En J. E. Márquez Díaz (Ed.), Educación, ciencia y tecnologías emergentes para la generación del siglo 21 (págs. 181-219). Fusagasugá: Editorial de la Universidad de Cundinamarca.

Minciencias. (10 de 12 de 2020). Convocatoria fortalecimiento de vocaciones y formación en CTeI para la reactivación económica en el marco de la postpandemia 2020. Obtenido de Programa de oferta institucional. Minciencias: https://minciencias.gov.co/convocatorias/vocaciones-cientificas-ctei/convocatoria-fortalecimiento-vocaciones-y-formacion-en

Minciencias. (17 de 12 de 2020). Portafolio de doctores. Obtenido de Minciencias: https://scienti.minciencias.gov.co/convocatorias/buscador/inscripciones_309/personas/areas#

Ministerio de Educación Nacional. (18 de 12 de 2020). Observatorio laboral para la educación. Obtenido de Mineducación: https://ole.mineducacion.gov.co/portal/

Soto Arango, D. E. (2009). Los doctorados en Colombia. Un camino hacia la transformación universitaria. Rhela, 12, 152-195.

Santiago Mejía Idárraga

Politólogo. Magister en Hábitat. Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Luxemburgo.
Contacto: [email protected]

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