¿De verdad nos conocen?

En este punto, lo más importante es saber escoger a aquellos políticos que tendrán la misión de tomar las riendas del país


Para el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, Colombia puede convertirse en un país desarrollado en poco tiempo. El optimismo siempre es bienvenido, sin embargo, hay algunas (muchos) falencias en la premonición que hizo Peñalosa: es muy difícil que un país tan convulsionado como Colombia pueda volverse desarrollado “en un tiempo relativamente corto”.

¿Por qué lo digo? En Colombia alrededor del 40% de la población es pobre, algo que no es propio de los países desarrollados. Además, dudo mucho que en un país avanzado se asesinen casi todos los días un líder social. De hecho, hay poca probabilidad de que un país pueda entrar en el desarrollo cuando sus políticos se roban 50 billones cada año.

Y así Peñalosa se plantea ser presidente, con una lectura borrosa sobre el país al que aspira gobernar.

Con esto es claro que Peñalosa no tiene aptitud para ser vidente, pero es necesario entender que su visión se limita a los privilegios de la clase política, porque estos no viven en carne propia las necesidades de aquellos 21 millones de colombianos que subsisten con menos de la mitad de un mínimo, o de aquellos niños y jóvenes campesinos que deben hacer maniobras para recibir sus clases, ya que a sus casas no llega señal de internet.

No obstante, Peñalosa no es el único que parece tener la vista empañada debido al bienestar que le ofrece su clase social. Retrocedamos en el tiempo al año 2020, en la celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, cuando la vicepresidenta aseguró con total firmeza que había muchas psicólogas en el país y agregó que esta carrera no daba muchos ingresos.

Desprestigiar una carrera profesional no hace que las jóvenes se inclinen por aquellas profesiones relacionadas con las ciencias exactas; sus palabras no fueron las apropiadas para su posición como vicepresidenta. Adicionalmente, al tener este puesto, ella debe saber que en Colombia hay más de 8 millones de personas que fueron víctimas de conflicto armado, 8 millones de personas que necesitan un profesional en la salud mental para sanar las heridas que dejó la guerra. Esto por solo poner un ejemplo, porque en esta cifra no se encuentran aquellas personas que han sufrido violencia fuera del marco de la guerra.

No hay que ir tan lejos en el tiempo. También podemos tomar como ejemplo al exministro de hacienda, Alberto Carrasquilla y su gran sabiduría sobre la canasta familiar, ya que para él una docena cuesta 1.800 pesos. Era claro que no tenía el menor conocimiento con respecto al mercado familiar, ¿cómo es posible que una persona con ese cargo no sepa el valor aproximado de una docena de huevos? Y así propuso una reforma “para recuperar la economía colombiana”.

La risa o la indignación van más allá de estos comentarios que parecen poco inteligentes. Esto nos demuestra que la clase política no está empapada de la situación del país, sus lujos y despreocupaciones los han hecho ignorantes a todas las problemáticas en las que se encuentra Colombia. En pocas palabras, no tienen ni idea en qué país están.

Un o una gobernante debe hacerse una idea sobre el panorama en el que se encuentra su país para así tomar las mejores decisiones para sus compatriotas. Pero no se puede esperar mucho en un país cuyo ministro de hacienda no sabe los precios de los productos de primera necesidad.

¿A dónde nos dirigimos con unos gobernantes que viven en una Colombia imaginaria?

En este punto, lo más importante es saber escoger a aquellos políticos que tendrán la misión de tomar las riendas del país. En las próximas elecciones es necesario despertar la consciencia ciudadana para así elegir a aquellos personajes que sí conozcan la Colombia en la viven y tengan el deseo de trabajar para solucionar las diferentes problemáticas.

Solo así es posible cumplir con las premoniciones de Peñalosa.

Mary Sarmiento

Estudiante/ Facultad de Comunicación social y periodismo

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