De Liberalismo y representación política

“Este año debe ser el del surgimiento de representantes de las ideas liberales ante la opinión pública. Mi anhelo es que se pueda hacer un “nuevo partido” con estas ideas. Por ahora le apuesto al Nuevo Liberalismo y espero que no me decepcione.”

Como liberal que soy, no puedo evitar sentir un sin sabor y un poco de frustración con respecto al rumbo que ha tomado el partido que históricamente ha llevado estas banderas, el del trapo rojo. Ha sido lapidado en los últimos años, prueba de esto es, primero, la baja participación de la consulta del 19 de noviembre del 2017 (740 mil votos) y, segundo, la vergonzosa votación de Humberto de la Calle en las presidenciales (casi 400 mil votos) para luego presenciar la humillante adición del partido a un candidato con ideas diametralmente opuestas a las que debería defender.

Esto, evidentemente, va en concordancia con la tendencia mundial de la decadencia de los partidos, y el arrastre de estos de la representación política. Este fenómeno, del que mucho se ha estudiado, tiene su piedra angular en la desideologización (la perdida de ideas) y en la base de que el Estado no necesita cambios, sino una mejor administración. Es este vacío ideológico lo que impide que se representen políticamente a las masas.

A pesar de lo anterior, soy de los que todavía cree que los partidos no solo son importantes, sino que son esenciales para poder gobernar y administrar eficientemente un Estado. Pero claro, se tienen que adaptar a los cambios y demostrar que esa representación de ideas, como los antiguos partidos de masas, se puede revivir hoy en día.

Un claro ejemplo de un “partido nuevo” es el Centro Democrático. Independientemente de si uno está o no de acuerdo con las ideas que este representa, es innegable que es un partido con cohesión ideológica, al menos en puntos fundamentales, con una organización clara y, gústenos o no, representan a un sector importante de la población. Mantienen además una disciplina como bancada y un claro propósito: ser una alternativa real de poder; siendo hoy detentores de este poder.

Y es precisamente esto, y no menos, lo que pido que se cree para representa las ideas liberales que siempre ha tenido gran parte del pueblo colombiano. Un “nuevo partido” que tenga ideas claras, que represente a sus bases, que no sea una organización para delinquir ni una que solo busque cuotas burocráticas, sino que defiende y pugne por hacer respetar las ideas que en su momento defendieron Rafael Uribe Uribe, Alfonso López Pumarejo, Jorge Eliecer Gaitán, Luis Carlos Galán, entre otros. Ideas como las libertades y la autonomía del individuo, junto a la garantía derechos fundamentales; e incluso que defiendan valores básicos de la democracia, que hoy parecería están en entredicho, como el Estado laico y los derechos de las minorías.

Creo que por este camino se ha dado un paso importante con el intento de revivir el Nuevo Liberalismo por parte de los hermanos Galán. En un contexto histórico parecido y con la misma necesidad de representación política, este movimiento se presenta como un defensor de las “ideas liberales de democracia, igualdad, libertad y responsabilidad”, como ya decía Galán padre hace más de 30 años.

Sin embargo, aclaro, de ningún modo pienso que el Nuevo Liberalismo sea una panacea. Si bien le tengo fe, cabe la posibilidad que, como los antiguos partidos, mantenga una ideología solo de palabra y busque cuotas burocráticas. Si esto ocurriera, no podríamos cesar en la búsqueda de una digna representación.

Pero además, no podemos, ni por un segundo, ver en este movimiento caudillismo ni en memoria de Galán ni en la persona de alguno de sus hijos. Este movimiento debe estar limpio de este fenómeno que tanto mal le ha hecho a la democracia colombiana. Este nuevo movimiento debe consagrarse como tal y con el horizonte claro: la defensa del ideario liberal.

Este año debe ser el del surgimiento de representantes de las ideas liberales ante la opinión publica. Mi anhelo es que se pueda hacer un “nuevo partido” con estas ideas. Por ahora le apuesto al Nuevo Liberalismo y espero que no me decepcione.

Twitter: @CamiloADelgadoG

 

Camilo Andrés Delgado Gómez

Politólogo en formación en la Universidad Nacional de Colombia. Lector crítico de la dinámica política y la historia, dos cosas que en este país siempre se olvidan. Como Keynes, cuando los hechos cambian, cambio de ideas, ¿qué hace usted, señor?