Crónicas de Ciencia, Tecnología y Sociedad: Inteligencia Artificial en la Educación

De cara al año 2024, la inteligencia artificial (IA), un fenómeno transformador con la capacidad de redefinir los límites de la educación, está representada emblemáticamente por herramientas como ChatGPT. Esta ha empezado a moldear el panorama educativo de maneras que apenas estamos empezando a comprender.

En los pasillos, mesas y lugares de estudio de las academias, se ha vuelto una escena común ver a estudiantes usando sus computadoras y dispositivos móviles, sosteniendo interacciones devotamente ensimismadas con ChatGPT. Inicialmente, estas interacciones se limitaban a solicitar la generación de ensayos, trabajos escritos y otros documentos académicos de corte cualitativo. Sin embargo, el alcance de estas herramientas ha evolucionado, expandiéndose incluso a las disciplinas de las ciencias exactas. Tal es el auge de las herramientas que podríamos decir que son aplicables prácticamente a cualquier asignatura.

En una reunión, algunos colegas propusieron recurrir a evaluaciones orales donde los estudiantes tuvieran que defender sus ideas de una forma en la que la inteligencia artificial no interviniera; por supuesto, con la finalidad de observar en su esplendor a un estudiante que trata de unir ideas para ofrecer una explicación, a veces brillante y otras veces no tanto.

Personalmente, considero más valiosa una respuesta errada propia que una respuesta magistral proporcionada por un modelo autómata.

Es claro que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Sin embargo, es imperativo reconocer y abordar los desafíos que plantea. Primero, la generación de una dependencia absoluta de estas herramientas limita la capacidad resolutiva, primordial en cualquier toma de decisiones. Segundo, el obtener una retahíla de respuestas que son confeccionadas como una manta de retazos donde todo sirve. Sirve entonces hablar de ayuntamiento, cuando en Colombia no es un vocablo típico; hablar de chavales para referirse a jóvenes y también sirve traer a colación legislaciones extranjeras, órganos colegiados como los estadounidenses para hablar de la independencia de poderes en Colombia.

Recientemente, asigné a mis estudiantes la tarea de ver un documental y reflexionar sobre él desde su perspectiva personal. La desilusión al revisar sus trabajos fue profunda; en lugar de hallar muestras de su pensamiento crítico, me encontré con textos que parecían más una colección de ideas ajenas, plagadas de errores y referencias inapropiadas.

Como educadores, enfrentamos el reto de integrar estas herramientas de manera que complementen y enriquezcan el proceso de aprendizaje, sin que suplanten el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de reflexión autónoma de los estudiantes. Es esencial fomentar un enfoque crítico hacia la tecnología, un discernimiento de cuándo y cómo utilizar estas herramientas de manera efectiva y ética.

La IA es un perfecto contraste entre lo negativo y lo positivo. Por un lado, nos brinda la oportunidad de transformar la enseñanza y el aprendizaje de maneras no convencionales, pero también nos obliga a reflexionar profundamente sobre los valores fundamentales que queremos preservar en este proceso.

En última instancia, la misión de la educación  debe ser formar individuos capaces de navegar en este nuevo paisaje tecnológico con autonomía, pensamiento crítico y una comprensión reflexiva de su humanidad.


Todas las columnas del autor en este enlace: Luis Felipe Ortiz-Clavijo

Luis Felipe Ortiz-Clavijo

Ingeniero Industrial de la Universidad Autónoma Latinoamericana (UNAULA). Magíster en Estudios de Ciencia Tecnología, Sociedad e Innovación del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín (ITM). Actualmente es coordinador de investigaciones de la Facultad de Ingenierías y la Escuela de Posgrados de UNAULA.

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