Convicción y determinación: el mindset de Rappi

“En 17 años, Facebook alcanzó una valorización de más de 1 billón de dólares, siendo la segunda compañía en la historia de los EE. UU en lograrlo, casi 4 veces más que el PIB de Colombia”.


Hace poco escuché una entrevista de Robbie J. Frye a Andrés Bilbao, cofundador de Rappi, disponible en el podcast The Frye Show (dura más de dos horas, pero es inspirador). Bilbao explica la cultura organizacional de Rappi y la mentalidad con la que trabajan todos sus colaboradores. Básicamente esta se resume en dos palabras: convicción y determinación. En Rappi no sólo creen en lo que hacen, sino que además hacen todo lo posible porque sus ideas se vuelvan realidad en un corto plazo. Parece sencillo, pero no.

Simón Borrero, CEO y cofundador de esta empresa, cuenta que cuando nacieron, muchas personas los criticaron diciendo que no habían inventado nada nuevo; que era lo mismo que pedir un domicilio, pero en lugar de llamar, se hacía por una aplicación. Borrero les daba la razón. Efectivamente decía que no era nada nuevo, pero hasta ese entonces nadie se había atrevido a desarrollar y a hacer realidad una aplicación similar. Había muchas ideas, pero ninguna materializada.

Hoy, Rappi es un ejemplo para Latinoamérica en startups de base tecnológica. Es la primera empresa del país en convertirse en unicornio, es decir, que en menos de cinco años logró una valorización por más de mil millones de dólares. Dentro de las anécdotas que cuenta Bilbao, en los inicios de Rappi, se encuentra la dificultad que tuvieron durante tres días cuando se les cayó la plataforma porque empezaron a sufrir críticas por parte de sus clientes y los rappitenderos. Para tratar de recuperar la confianza del mercado, comenzaron a generar ideas: Borrero, quien cuenta Bilbao, siempre tiene una mentalidad de que todo se puede hacer, planteó implementar una promoción donde se entregaran los pedidos en menos de 30 minutos, o de lo contrario, el cliente lo recibiría gratis; eso generó una discusión con el grupo de trabajo. Varios miembros creían que logísticamente era imposible y sería la estocada final para la empresa, dentro de ese tire y afloje, acordaron que la promoción sería de 35 minutos o gratis. Lograron cumplir, fue todo un éxito y los puso como referencia en el mercado.

Antes de que se creara Rappi, otros miembros fundadores de esta aplicación, incluido Simón Borrero, habían diseñado una aplicación similar, llamada Grability que servía de puente entre una gran superficie como Walmart (tipo Éxito en Colombia) y los clientes finales que quisieran hacer compras desde sus celulares sin necesidad de desplazarse hasta la tienda física. La frustración de los creadores de esta aplicación llegó cuando se encontraron con la lentitud de las grandes superficies para entregar los pedidos. Casi 3 días después de efectuada la compra por procesos burocráticos y lentos de estas organizaciones, lo que al final, no representaba ningún valor para el cliente e iba en contravía del propósito de los posteriores fundadores de Rappi, de que los clientes gasten tiempo en lo que realmente quieren hacer.

La experiencia con Grability les hizo ver que el problema era la logística y los tiempos de entrega, así que decidieron resolverlo ellos mismos, creando a Rappi, donde la logística estuviera bajo su control, para así garantizar que los tiempos de entrega fueran mínimos.

Las empresas tradicionales acostumbran a tener muchos procesos y controles que dificultan tomar decisiones de manera rápida. A la vez, dificultan los procesos de creación porque en el inconsciente, los empleados entienden que hay tantas barreras, que es más fácil seguir el status quo. Lo que se convierte en una amenaza frente a los startups que son ágiles en la toma de decisiones, no se quedan en el proceso, sino que facilitan que las ideas fluyan y se vuelvan realidad, como en el caso de Rappi. Las ideas que no den resultado, simplemente se desechan, pero después de haberlas probado. Tener tantos controles hace que se pierda de vista lo fundamental. Menos control implica mayor confianza en las capacidades de la gente y por tanto mayor productividad.

Eso explica por qué en 17 años, Facebook alcanzó una valorización de más de 1 billón de dólares, siendo la segunda compañía en la historia de los EE. UU en lograrlo, casi 4 veces más que el PIB de Colombia. Las empresas de base tecnológica y digital no tienen límites, y más, cuando materializan “rápido” sus ideas. Ojalá pronto, en todos los colegios del país, se les enseñara a los niños y niñas cómo desarrollar ideas de base tecnológica que resuelva problemas cotidianos, con eso no sólo serán empresarios, sino que ayudarán a generar empleo de calidad y a elevar el nivel de vida.  

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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