Recientemente ha cobrado relevancia en la ciudad la discusión sobre los habitantes de calle con ocasión a los dolorosos eventos que han causado algunas personas, señalados de ser habitantes de calle, arrojando piedras a vehículos en movimiento con el propósito de hurtar sus pertenencias. Aunque el fenómeno se ha presentado antes, las ultimas semanas ha sido mayor y ha causado muertos y heridos.
Estos hechos lamentables y reprochables han sido abordados con el facilismo que caracteriza al gobierno de la ciudad; la difícil situación fue abordada con un despliegue de propaganda en contra de la libertad, a favor de la autoridad sin criterio y, de contera, relacionada con el contrincante político. Es decir, la formula de atender todos los problemas con facilismo, espectáculo e ignorancia es la formula que le da el alcalde y su sequito a todos los problemas de la ciudad, valga decirlo, cuando están en la ciudad.
El diagnóstico del alcalde es que los habitantes de calle son un problema que se causa por el consumo de drogas, que además, según él otros han romantizado. Sencillo, ofrece una atención institucional para quien quiera y autoridad para quien desobedezca la oferta institucional.
Evidentemente para el Alcalde, su equipo de gobierno y los concejales que lo acompañan los habitantes de calle no corresponden a una población en dificultades que requiera atención del estado sino que son, en sí mismos, un problema que la ciudad debe solucionar si es posible con zanahoria y de no ser posible, de no contar con la voluntad de los habitantes de calle, con garrote.
Lo más problemático de este abordaje de espectáculo y discriminación es que promueve en la ciudad la necesidad de erradicar lo indeseable, apela, como apelan con recurrencia a una idea de lo paisa como superior y de la belleza de la ciudad como una tarea de todos, la tarea colectiva de los paisas es eliminar lo indeseable.
Desde que armaron el show ya se reportó un habitante de calle asesinado y un evento de un ciudadano que atropelló varios habitantes de calle y dijo haber sufrido un infarto; este hecho deberá ser investigado pero como no hay quien pregunte por la vida de los “desechables” difícilmente podrá saber la ciudad si este señor en realidad sufrió un infarto o el ataque que le dio fue de amor por Medellín y sintió la necesidad de limpiar sus calles.
Entre 1987 y 1993 operó en Medellín un grupo de exterminio denominado “Amor por Medellín” una organización paramilitar inspirada en la campaña homónima de una fundación de empresarios y publicistas encargados que Medellín iba bien así estuviera mal. Traigo a colación esta organización porque la forma en la que se ha manejado este problema y todos los problemas de la ciudad son promotores de la violencia, el alcalde esta sembrando vientos esperando ansioso las tempestades, como dice el adagio popular.
Desde el inicio de la administración de Federico el tono político ha sido el de la revancha, el de recuperar a Medellín para sus intereses superiores de otros intereses indeseables. Este ejercicio ha suscitado una lista negra que todos los días se amplía que empezó con la administración anterior, siguió con trabajadores y contratistas que nada tuvieron que ver con el gobierno y se fortaleció en los escenarios de maltrato en le Concejo Distrital para mujeres, jóvenes, trabajadores populares.
Engrosan la lista los trabajadores ambulantes, las universidades públicas y ahora, los habitantes de calle.
Todos los problemas se resuelven con estigmatización y violencia; en una sociedad con una tradición violenta tan arraigada esa lista negra rápidamente puede derivar en una lista con los propósitos de las listas que hacia en su momento “Amor por Medellín”. La violencia del lenguaje y del tono del Alcalde y su sequito, la necesidad de pugnar con el Gobierno Nacional y de constituir en “desechable” todo lo que les resulte diferente empodera a los violentos y los incentiva a la “limpieza social”.
No es exagerado, ni por victimizarme, pensar que si se permite en la ciudad que inicie un exterminio con los habitantes de calle los violentos empoderados sigan con el resto de los que estamos en la lista negra de Federico.
Las señales están ahí a la vista de todos. Las ideas del chovinismo y el amor por Medellín están presentes. El amor que quiere limpiar la ciudad a toda costa y de una ciudad que “te quiere” como dice el eslogan del programa de gobierno, pero filado a una sola idea para no tener que limpiarte. Advertidos estamos.
Claridad sin soberbia y sin ataques a nadie,solo expones tus puntos sin el calor las emociones