Compromiso Ciudadano

Nadie puede negar que Compromiso Ciudadano (Sergio Fajardo y Alonso Salazar) ha desarrollado políticas extraordinarias en Medellín y Antioquia, tampoco que Compromiso Ciudadano como partido o movimiento político no existe, ni ha existido. Existió sí una confluencia al rededor de un proyecto político que nunca se desarrolló y que sin embargo, logró tener el control del desarrollo de Medellín y Antioquia.

Jorge Melguizo escribía hace apenas una semana sobre su experiencia en Compromiso Ciudadano. Una experiencia marcada por la desilusión que conlleva a un desdén profundo hacia la política.

Escribe Melguizo: «Ni los partidos ni los movimientos políticos deberían parecerse a una iglesia monoteísta, donde se adora a un dios y se siguen dogmas de fe. Deberían ser espacios de construcción de nuevas democracias, de liderazgos compartidos, de capital político… colectivo».

Compromiso Ciudadano inició como un sueño de transformación política. Hombres y mujeres decepcionados de la política tradicional (sorda, amañada, mezquina, calculadora…) vieron en esta confluencia de movimientos comunitarios con gran capital político la posibilidad de darle a Medellín un vuelco hacia las oportunidades para todos. Con lo que se toparon, fue con una separación entre puros y mestizos, entre pura sangres y peones fieles al mesías político y peones y traidores que buscaban hacer más democrático al insipiente movimiento.

A pesar de llegar al Concejo de Medellín con más de un Concejal, de alcanzar la Alcaldía de la segunda ciudad más importante del país en dos oportunidades, Compromiso Ciudadano nunca alcanzó la meta de ser un movimiento con una estructura definida, con reglas claras de participación, con organismos legitimados y legitimadores de las decisiones. Por el contrario, siempre ha sido un espejismo de participación en el que las decisiones las toma el que se cree dueño del movimiento, como si fuera un negocio en el que toma las decisiones el dueño del capital: “Yo no voy a endosar a nadie mi capital político” le respondió Fajardo a Melguizo en una ocasión.

Decisiones personalistas hay muchas, mencionaré tres: 1. Sergio Fajardo decidió irse al Partido Verde. Sin consultar, sin invitar a que se debatiera esa posibilidad, sin respetar a otras confluencias un día comunicó la disolución de Compromiso Ciudadano y darle la bienvenida a un Partido Verde que nunca le abrió las puertas. 2. De igual forma decidió que se hiciera una alianza con el Partido Liberal para la Alcaldía de Medellín, en lugar de contar con un candidato propio. Jorge Melguizo se refiere a esta decisión de la siguiente forma: «Hoy, tantos años después, sigo pensando que fue un error histórico de Sergio haber tomado la decisión de acompañar a Aníbal Gaviria y al Partido Liberal para que ganaran la alcaldía de Medellín (2012 – 2015). Aunque algunos aseguraron y aseguran que era la única forma de que Sergio ganara la gobernación y de que Medellín se salvara de que Luis Pérez la volviera a gobernar».

La alianza con Gaviria se dio en su momento, se endosaron votos liberales para que Fajardo ganara la Gobernación, de igual forma muchos caímos en la tentación de votar por el que consideramos en ese entonces -el menos malo-. De hecho dos de los tres concejales del Partido Verde (nuevo partido de Fajardo) fueron fieles escuderos de esa administración que se vendió como la continuidad del Fajardismo. Yefferson Miranda (que hoy en videos pide a quienes quieren trabajar con Federico Gutiérrez RESPETAR LOS PRINCIPIOS) y Jaime Cuartas, a quienes no les importo ponerse las rodilleras cuatro años y recibir los favores a que da lugar ser gobiernista, otros dirían ser peones.

3. la más reciente, cerrarle las puertas en la cara a Alonso Salazar en su intento (igual de personalista) porque la decisión de un candidato propio, de las entrañas del movimiento, fuera tomada con un toque de democracia. Pero permitieron que hiciera un ridículo mayúsculo al ser derrotado por el voto en blanco en las elecciones locales; Alonso no lo dice, nadie lo acepta públicamente, pero es un secreto a voces que Federico Gutiérrez fue siempre el candidato del dueño del movimiento, la burocracia de La más educada estuvo al servicio de esa campaña, por lo que varios ya han hecho el transbordo al edificio de la gente.

Hoy, luego de recibir la mayor quemada política de la historia del Fajardismo quieren «reactivar» la democracia interna y la construcción colectiva que nunca les importó. Siempre desde Compromiso con vos, uno de esos grupos que le aportó al capital político del doctor Fajardo, le convocó a «la consolidación de una gran Confluencia Democrática« que expresara «con creatividad, deliberación y de manera organizada para el electorado, las propuestas de quienes nos oponemos a la violencia, la ilegalidad y el clientelismo, como formas legítimas de acceder y ejercer el gobierno», pero nunca tuvieron tiempo parra ello.

Ojalá esta vez la apuesta sí sea por construir una «organización política partidista que garantice los derechos de todos sus integrantes, mediante formas democráticas establecidas de participación y decisión a su interior… un modelo que no excluya las posibilidades de unidad o convergencia con agrupaciones políticas afines, reconozca la legitimidad y validez de las organizaciones de la sociedad civil y ponga en vigencia mecanismos de diálogo y concertación de intereses disímiles» ojalá esta vez no se busque una confluencia al rededor de un candidato en jefe, dueño de las decisiones y del capital político que construyen todos. Ojalá esta vez se den a la tarea de construir un Partido que tenga reglas claras en sus dinámicas, reconozca la pluralidad de las expresiones políticas y convalide formas consensuadas de actuar. Ojalá no sea un nuevo brote de caudillismo, aunque llamar construcción de movimiento a una campaña presidencial deja mucho qué pensar.