Colombia a la reconquista de la CELAC

Una comunidad de naciones con tradición y prestigio diplomático -pese a tener apenas once años de existencia-, confluencia cultural, comercial, científica y política (con todas las particularidades y pugnas de los cambios ideológicos en diferentes regiones de América Latina durante los últimos veinte años) de las condiciones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC es realmente muy difìcil de improvisar a último minuto, y ha sido el camino de la combinación entre expansionismo y personalismo de diferentes liderazgos en los últimos años. El éxito para Colombia en cuanto a la recuperación del papel protagónico y liderazgo político en el hemisferio, será que el Gobierno Nacional, además de invertir esfuerzos -y recursos de medios- en su gestión interna y externa, tome la determinación de que por primera vez el país tenga la Secretaría General de esta gran organización.

La Cancillería colombiana define la CELAC cómo: “CELAC es un mecanismo de concertación e integración regional creado el 3 de diciembre de 2011, en respuesta a la necesidad de realizar esfuerzos entre los Estados de América Latina y el Caribe con el fin de avanzar en la unidad y en la integración política, económica, social y cultural; aumentar el bienestar social, la calidad de vida, el crecimiento económico de la región, y promover el desarrollo independiente y sostenible, sobre la base de la democracia, la equidad y la más amplia justicia social”.  Lo anterior, describe claramente los diferentes enfrentamientos ideológicos, electorales y hasta militares -caso del derrocamiento de Manuel Zelaya en Honduras en 2009 y la pérdida de investidura de Lugo en Paraguay en 2012- de comienzos de la década de 2010 entre progresistas línea La Habana-Caracas-Quito-Managua-La Paz vs. gobiernos neoconservadores liberales de gran parte de la región -donde la Colombia de la transición Uribe-Santos traería hasta hace dos años un papel significativo-; signada por una profunda crisis mundial que desde 2008 cambiaría para siempre las dinámicas de la producción y el desarrollo económico.

No en vano, los recelos ideológicos y de reservas en contra del multilateralismo (confundido erróneamente con el globalismo o el imperialismo casi como sinónimos, como el móvil discursivo que llevaría a Hugo Chavez a sacar a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones-CAN, sembrando el antecedente de su situación interna y perjudicando la implementación de reformas sociales y apoyo con las naciones vecinas, hermanas y miembros) la participación de Brasil que estuvo suspendida por el saliente gobierno de Jair Bolsonaro, y que probablemente se reanude desde el 1 de enero con el regreso de Lula Da Silva, gran promotor del liderazgo de la región en cabeza de su país a nivel mundial. Algo que debe ser un modelo de reflexión y atención frente a los retos hemisféricos de posición de Colombia. Ejercicios ruinosos coyunturales y polarizantes como el ALBA, UNASUR o el Grupo de Lima deben darnos la lección de no perder la tradición de la diplomacia colombiana de ser un actor de cambio y conciliación aún en los peores escenarios, y no una razón de confrontación y polarización, que están en este momento, en otras latitudes del planeta trayendo la ruina, destrucción y muerte a miles de seres humanos.

¿Realmente puede quedar algo bueno de la guerra o el discurso de odio? Ustedes lectores y lectoras saquen sus conclusiones…

Los desafìos globales que ha asumido la nueva Administración del Gobierno Nacional desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible (con sus antecedentes anteriores y posteriores a los Objetivos del Milenio y la Cumbre de Río en 1992), tienen mucha relación con las temáticas tratadas por la CELAC como las siguientes: “Los temas centrales de la agenda de CELAC son: Seguridad Alimentaria; Agricultura Familiar; Empoderamiento de la Mujer e Igualdad de Género; Población y Desarrollo; Afrodescendientes; Prevención y Lucha contra la Corrupción; Migraciones; Trabajo; Problema Mundial de las Drogas; Educación; Cultura; Ciencia, Tecnología e Innovación; Desarrollo Sostenible; Medio Ambiente y Cambio Climático; Gestión de Riesgo de Desastres; Infraestructura; Energía; Desarrollo Productivo e Industrial; Cooperación; Mecanismos y Organismos Regionales y Subregionales de Integración; Relacionamiento Extra regional”.

Colombia, a lo largo de los años ha demostrado tener una clase política que es perfectamente competente para el ejercicio de presidir organismos multilaterales de gran poder y decisión. La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos-OEA ha sido ocupada en dos ocasiones por ex presidentes colombianos: Alberto Lleras Camargo (1947-1954) y César Gaviria (1994-2004), pasando por varios ejercicios en aventuras multilaterales que fenecieron donde tuvieron parte presidentes en ejercicio y “ex”, y pasando de Luis Alberto Moreno (2005-2020) en el Banco Interamericano de Desarrollo de a Sergio Díaz-Granados como presidente de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina desde 2021 hasta el presente.

Y cierro con esta segunda pregunta: ¿No será que el país entero, en cabeza del Gobierno Nacional debería promover que Colombia en cabeza del Presidente Petro por primera vez tenga la Presidencia Pro Tempore de la CELAC a partir de 2024 dado el cambio de Gobierno en Argentina quien la tiene actualmente (donde muy seguramente subirá la centro-derecha de línea dura anarco-capitalista de Javier Milei escéptica por no decir enemiga de este tipo de escenarios).

¡Es la hora de recuperar la grandeza de Colombia ante el mundo! ¡Vamos por la CELAC!


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/jairohispano89/

Instagram: @armesto2018. Podcast en Spotify: Colombia Nueva News

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

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