Chocó, la maldición de Barule

«Y como Chocó parece ser una extensión verdadera de Macondo, allí radicaría la maldición a la que están condenadas sus gentes, la traición que sus antepasados le hicieran a quienes le garantizaron autonomía y libertad, mismas que siglos después aún no consiguen de nuevo, pareciera que ellos mismos se atan a su pasado esclavo y sus ataduras no es el trabajo en las minas sino la corrupción de unos pocos.»

Chocó es tan rica en biodiversidad como en historia, aspectos que deberían convertirlo en uno de los territorios más prósperos de Colombia, sin embargo, es como si una maldición lo condenara a la miseria. En tierras de Unguía, en la vereda Santuario, se estableció el primer asentamiento español en tierra firme en el continente americano, el poblado de Santa María de la Antigua del Darién, fundado por Martín Fernández de Enciso y Vasco Nuez de Balboa en el año de 1510. Dos siglos después, se concentra una gran cantidad de esclavos negros en las minas de Tadó, en la década del 20 del siglo VXIII. Pero desde aquellos tiempos inmemoriales, este territorio ha sido signado por la violencia y la pobreza, ya que fue en Tadó en donde irrumpió el primer levantamiento de negros cimarrones, quienes mataron y expulsaron a los españoles y establecieron el palenque de Tadó, el cual tuvo hasta rey, Barule llevaba como nombre y fue quien lideró la insurrección junto a los hermanos Antonio y Mateo Mina.

El palenque de Tadó fue recuperado a sangre y fuego por los españoles y su rey Barule, después de batallar, escapó con los hermanos Mina, pero fueron entregados a traición, por sus propios hermanos negros. Luego de capturados fueron fusilados, posteriormente sus manos fueron cortadas y freídas en aceite y sus cabezas desprendidas de sus cuerpos.  Y como Chocó parece ser una extensión verdadera de Macondo, allí radicaría la maldición a la que están condenadas sus gentes, la traición que sus antepasados le hicieran a quienes le garantizaron autonomía y libertad, mismas que siglos después aún no consiguen de nuevo, pareciera que ellos mismos se atan a su pasado esclavo y sus ataduras no es el trabajo en las minas sino la corrupción de unos pocos. Y en la modernidad, otra vez se repite la traición; en el siglo XX, en el municipio de Certegui, antiguo corregimiento de Tadó, hoy municipio, nació el sociólogo Amir Smith Córdoba, uno de los máximos defensores de los derechos civiles y políticos de las negritudes colombianas, su extensa obra es desconocida en su tierra y, al igual que ocurrió con el legado del insigne Diego Luis Córdoba, la traición infringida a ellos esta vez, fue confinarlos en el olvido por su propia gente, reforzando la maldición de Barule.

Quibdó, capital del Departamento del Chocó, es un enorme caserío, con rústicas calles, algunas aún polvorientas, sobre las cuales contrasta la diversidad de su cultura negra, indígena y mestiza con las diferentes tonalidades de gris de sus construcciones, consecuencia de la asfixiante humedad de su clima. En la ciudad hay barrios que son reflejo de la realidad del Chocó, llamados mordazmente como barrio del Estado, barrio IVA y Villa Peculado. En estos sectores de Quibdó, se encuentran imponentes casas, muchas de las cuales son propiedad de multimillonarios funcionarios públicos de todo el Chocó, que contrastan con la pobreza de las casas, muchas en madera, que las rodean; estas diferencias son tan folclóricas como los contrastes entre las fiestas de San Pacho, bulliciosas y coloridas, con los grises de las paredes de la ciudad. En los mencionados barrios, están invertidos en algunas propiedades privadas gran parte de los recursos públicos de todos los chocoanos.

Hoy por hoy, este Departamento está nuevamente en el radar de los entes de control y es comidilla en todo el país por lo mismo de siempre: la corrupción. Y es que, a menos de seis meses de su posesión, el Gobernador electo Ariel Palacios Calderón, ya está suspendido por la Procuraduría, al encontrarse evidencia de las “ochas y panochas” que hicieron con un contrato para “capacitación y sensibilización” frente al Covid19, más de dos mil millones de pesos entregados a una corporación sin experiencia en el tema. Palacios es un curtido funcionario del área de la salud, por muchos años administrador de la EPS Barrios Unidos y tristemente recordado ex alcalde de Bojayá durante la toma a la iglesia de dicho pueblo que terminó en masacre. Su liderazgo al frente de este crimen fue casi nulo, además, aceptó la solicitud del entonces presidente Pastrana, de trasladar el casco urbano a otra zona, sin consentimiento de su comunidad.

Los funcionarios públicos en este departamento son una especie de clase social aparte y la función pública es el modelo principal de movilidad social. Contrario a lo que se pudiera pensar, la formación universitaria de estos funcionaros y todo aquel ligado a la función pública en este Departamento, por lo general son del más alto nivel, al menos, en número de diplomas. La gran mayoría de ellos son abogados, con varias especializaciones, maestrías y doctorados, irónicamente, muchos de estos títulos son relacionadas con la administración pública. Pero ese alto nivel de formación, dista mucho de la práctica profesional ética y no están precisamente puestas al servicio del mejoramiento de las condiciones de vida de los chocoanos, por el contrario, están puestas al servicio de los intereses económicos de unos cuantos, los clanes y caciques políticos. Los gastos del Departamento y de su capital son limitados en cuanto a escalas salariales, lo que parecería no explicar el que profesionales con alta formación profesional, trabajen para la función pública del Chocó, sin embargo, el manejo de los recursos públicos está relacionado con el nivel del cargo directivo que se ostente y estos son directamente proporcionales al nivel de estudios y a la recomendación y/o padrino político que se tenga, y de esto da cuenta la larga lista de funcionarios públicos condenados, apresados, destituidos e inhabilitados.

 

Diego Ibarra Piedrahita

Soy historiador, egresado de la UdeA, Magíster en Conflicto y Paz de la UdeM, me he dedicado los últimos 12 años a la función pública, en donde he sido Asesor de Control Interno, Secretario de Salud encargado, capacitador en el programa de Paz y reconciliación de la Alcaldía de Medellín y Coordinador de Alto Gobierno de la Escuela Superior de Administración Pública, Antioquia-Chocó.
Muchas gracias