La Junta del Banco de la República decidirá sobre nuevo gerente, posición estratégica para la estabilidad económica del país, entre cuyos candidatos está el ministro Carrasquilla.
No voy a ocultar mi aprecio por el ministro, lo cual no impide una opinión informada a partir de lo que, a mi juicio, necesita el país en la mayor crisis económica en su historia por los efectos de la pandemia, frente a la cual se requiere un banquero central a la altura de la gravedad del momento y de la recuperación.
El nuevo gerente debe ser un economista respetable a nivel nacional e internacional, porque el país no está para aventuras, sino para estrategias programáticas. Ese economista es Carrasquilla, creador del Marco Fiscal de Mediano Plazo, documento de planeación económica que hoy da confianza a los actores económicos.
El Banco, cuya Junta es presidida por el ministro de Hacienda, es una entidad autónoma y necesita un gerente independiente y técnico, algo básico frente a las presiones políticas. Carrasquilla ha demostrado serlo, no solo frente a decisiones impopulares, sino en el Gobierno mismo, sin lesionar sus convicciones ni el principio de autoridad.
La experiencia de Carrasquilla es sobresaliente, no solo en el Banco, del que fue gerente técnico, sino como ministro en dos ocasiones. Durante el primer gobierno Uribe sostuvo los recursos para la Seguridad Democrática, redujo la deuda y sentó las bases que restauraron la confianza inversionista.
Durante el gobierno Duque, hasta antes de la pandemia, habían mejorado los indicadores y el primer trimestre de 2020 fue el mejor en la región, lo que permitió gestionar recursos que superan los 117 billones, incluida la ampliación del cupo del FMI hasta 17.300 millones de dólares, signo de confianza en la conducción económica del país.
Para Juan Carlos Echeverry, exministro de Santos y expresidente de Ecopetrol, Carrasquilla es quien más se ha formado para ser banquero central; ha formado desde la cátedra a buena parte del equipo del Banco, lleva 35 años escribiendo sobre economía y banca central, y es “el tipo más independiente del mundo”.
No obstante, tiene enemigos su aspiración. Los que lo descalifican por “uribista” caen en la mezquina polarización y desconocen su talante técnico. Carrasquilla no es político; fue director programático de la campaña Duque, como Echavarría lo fue de la de Santos, sin que fuera impedimento para llegar a la Gerencia.
No faltan los que afirman que es otro capítulo de la toma de posiciones estratégicas por parte del presidente, otra invención de la izquierda y el “centrosantismo”, como la de Kalmanovits, que vaticina que el Banco quedará en manos del Gobierno, perderá su reputación internacional, se abusará de la emisión y otras suposiciones.
La de Carrasquilla, una aspiración legítima. Ojalá acierte la Junta del Banco Central.
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