Es apenas normal que en un momento donde hablar de cambio climático se volvió moda, miles de personas en el mundo se manifiesten en las redes sociales quejándose, demostrando que “son conscientes” del problema, reclamando al gobierno, y haciendo llamados a sus amigos y conocidos para que caigan en razón.
Y aunque con esta nueva dinámica se hace mucha bulla, que en cierto modo es positivo, es claro que aún no entendemos bien nuestras responsabilidades más allá de usar más poquita agua cuando lavamos los platos, o desconectar algunos electrodomésticos cuando no están en uso.
Para empezar es necesario decir que según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el comportamiento que el sistema climático viene experimentando desde 1950, no corresponde con el que debería ser a partir de su comportamiento histórico; hay evidencias del calentamiento de la atmósfera, el océano, la disminución de la nieve en el planeta, y el aumento del nivel del mar. Esto coincide con que los niveles de gases de efecto invernadero son los más altos en la historia, así que la influencia de los humanos en el sistema climático cada vez se hace más evidente.
Particularmente en Colombia, las actividades humanas que más emisiones implican según el Informe Bienal de Actualización (2015) son la fabricación y quema de combustibles fósiles (44%), y las actividades agropecuarias y cambios en los usos del suelo (43%); en esta última se incluyen la tala de bosques para crear zonas de cultivo o pastizales (20%), la ganadería (13%) y la agricultura (10%).
Pero ¿qué significa esto en términos prácticos y en la vida cotidiana?
- La forma en que cada día decidimos transportarnos, es fundamental a la hora de hablar de cambio climático. Además de todas las emisiones generadas a partir de la extracción y refinamiento de combustibles fósiles, la contaminación generada por la combustión de los mismos es la principal causa de contaminación del aire en muchas de las ciudades grandes y medianas del país. Entonces es mejor usar medios de transporte que no necesiten este tipo de combustibles, o que hagan un uso más eficiente del mismo: Si podemos caminar más, usar más la bici, el transporte público, y menos el carro particular, estamos haciendo un gran aporte al planeta.
- Mucha de la ropa que usamos hoy fue fabricada en China, en Taiwán o Bangladesh; transportarla desde esos lugares hasta Colombia implica grandes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera. Entonces si compramos productos hechos en Colombia, o mejor aún, en la misma ciudad en la que vivimos, contaminamos muchísimo menos, y ayudamos a la industria local.
- Con la deforestación le estamos quitando capacidad a nuestro planeta de transformar todos los gases contaminantes que producimos, en oxígeno. Las tasas de deforestación en Colombia son alarmantes: en los últimos 100 años hemos deforestado el 70% de los bosques; por otro lado, hoy el 75% de la madera que se explota y comercializa en el país resulta de bosques talados ilegalmente . Como consumidores deberíamos preguntarnos, a la hora de comprar una cama o una mesa hecha en madera, de dónde viene esta materia prima; aunque existen algunos distribuidores que usan madera con certificación forestal, es decir reciclada o producida en cultivos de árboles que cumplen con todos los requerimientos ambientales, desafortunadamente no existe mucha información al respecto. Es fundamental que como ciudadanos empecemos a exigir más a las entidades reguladoras y a las empresas, para que en cualquier lugar donde compremos muebles podamos conocer el origen de la madera usada.
- Pocas actividades en el mundo contaminan tanto como la ganadería. Primero porque aproximadamente el 70% de los bosques talados en Colombia se convierten en pastizales para cría de ganado, que significan el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país; segundo porque los excrementos de las vacas y los cerdos producen un gas llamado metano que es de los más contaminantes de la tierra, aportando el 13% de los gases contaminantes. En este sentido, disminuir el consumo de carne de credo o de vaca y consumir más otro tipo de carne o productos vegetarianos, puede ser una buena estrategia para combatir el cambio climático.
- La agricultura es una actividad que también contamina mucho (15% de los gases emitidos), pero aparte de tener huertas caseras, casi que se sale de las manos del consumidor final pensar en hábitos de consumo que hagan frente a este problema. Es deber del gobierno nacional garantizar en el mediano plazo, la no tala de bosque para la creación de cultivos, y educar a los campesinos para que hagan un uso más eficiente de los fertilizantes, plaguicidas, y otros químicos usados en su labor.
En resumen, 3 claves: usar medios de transporte más sostenibles, comprar productos locales, y consumir menos carne de cerdo y vaca. Y 2 retos: tener mejores sistemas de información frente al origen de la materia prima usada en la fabricación de implementos de madera, y educar más a los campesinos que ejercen la agricultura.
Entonces ahora, antes de manifestarse frente al cambio climático, primero piense cuál es su aporte para dejar de ser parte del problema, y convertirse en parte de la solución.
Fuentes:
- Climate Change 2014 Synthesis Report Summary for Policy Makers. http://goo.gl/O6t22a
- Primer Informe Bienal de Actualización de Colombia Ante la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático, 2015. http://goo.gl/n51kWG
- Ganadería y Deforestación http://goo.gl/QewMGN
- Artículo: El país pierde 48.000 hectáreas de bosque al año http://goo.gl/Q9e1ps
- Conferencia de Ricardo Callejas, investigador de la Universidad de Antioquia
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