Caifás dicta prisión permanente revisable para Jesucristo

Contaba la activista negra Ángela Davies que en En Marikana, en Sudáfrica, ya pasado el apartheid, la policía reprimió una protesta de mineros matando a varios de ellos. Los mineros eran negros, pero también los policías y también la jefa de la policía en la provincia. ¿Para eso había ganado Mandela las elecciones? La activista concluía: el racismo es peligrosísimo porque no depende necesariamente de los actores individuales, sino que está profundamente arraigado en el sistema (…) No importan que la jefa de la policía nacional sea una mujer negra. La tecnología, los regímenes, los objetivos son los mismos”. El problema, continuaba, es que “el racismo está incrustado en las estructuras de las instituciones”.

El Estado interviene en la sociedad con cuatro grandes herramientas: la violencia legítima en nombre de la nación, las leyes, el dinero y el conocimiento. Cómo usa cualquier gobierno esas cuatro herramientas siempre tendrá algo de heredado. Por eso, lo que sea la patria no se puede dejar ni a los patriotas falsos con el dinero fuera ni a los que celebrar guerras ganadas contra otros compatriotas, hay que evitar que las leyes se retuerzan para que favorezcan a la tiranía de las familias de siempre, hay que lograr que el dinero cambie de manos, y que el conocimiento llegue a los sectores populares evitando que la cultura, las universidades y los medios de comunicación sean caricaturas de lo que fueron o podrían ser.

No basta con ganar el gobierno, porque el poder es capaz de moverse a otros sitios. Cuando no manejan el gobierno se parapetan en los juzgadosen los medios de comunicación, en el dinero que compra incluso a nuestros viejos y jóvenes compañeros. Y siempre tienen sus guardaspaldas privados, dentro o fuera de las instituciones. Nos queda mucho camino desobedientes pero hay una ventaja: ya sabemos de lo que son capaces los enemigos de la democracia.

Peleemos a estos enemigos intelectualmente en donde sean más fuertes y políticamente en donde sean más débiles. Hemos dedicado mucho tiempo a entender la fábrica y de ahí los derechos sociales. Ahora tenemos que entender a los jueces y a los tribunales. Porque los enemigos de la democracia están concentrando en las audiencias sus esfuerzos. En la condena de Jesucristo intervino Pilatos como el poder imperial, Herodes como poder judío y Anás y Caifás como poder religioso y judicial. Vamos, que lo tenían todo. Pero no olvidemos que ellos también aprenden y hoy no crucificarían a Jesucristo, sino que lo condenarían a prisión permanente revisable para evitar que surgieran mártires y organización.

 

Juan Carlos Monedero

Es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Hizo sus estudios de posgrado en la Universidad de Heidelberg (Alemania). Actualmente es profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid (con dos tramos de investigación -sexenios- reconocidos).