Memorias de los mundiales: Camino a Rusia 2018 II

Italia 1934

Benvenuti a Italia

En 1934 el viejo continente recibía por primera vez en su historia el certamen oficial del fútbol mundial. La Italia fascista de Mussolini era el escenario de un campeonato que para esta ocasión implementaba un sistema clasificatorio (eliminatorias), veía debutar un equipo del continente africano (Egipto) y recibía el desplante del campeón reinante (Uruguay), que se había negado a participar, en respuesta al boicot que años atrás los países europeos, incluido Italia, habían organizado contra la decisión de asignar a territorio uruguayo como sede del primer campeonato mundial…

Clasificados no invitados…

Con las inscripciones abarrotadas para la competición, el comité organizador debía tomar una resolución en cuanto a los participantes. Fue así como tras largas deliberaciones, se decidió organizar un sistema eliminatorio en el que hasta el propio equipo anfitrión (Italia) debió participar. Así entonces, tras afrontar un par de partidos clasificatorios, 16 escuadras, 12 europeas, 2 suramericanas, 1 africana y el onceno norteamericano, serían los elegidos para disputar el segundo certamen del torneo.

Entre las curiosidades del nuevo sistema, podía contarse el caso de estadounidenses y mexicanos, quienes se negaban a ser visitantes en el partido clasificatorio, por lo que la FIFA convino organizar un escenario neutral (Roma) con el fin de conocer el clasificado por América del norte, que finalmente sería EE UU.

Además, para esta edición del torneo se reemplazaría la fase de grupos iniciando con una fase de eliminación directa (octavos de final)…

Austria vs Francia         Hungría vs Egipto

España vs Brasil             Italia vs USA

Alemania vs Bélgica       Suecia vs Argentina

Suiza vs Holanda           Checoslovaquia vs Rumania

Un mundial propagandístico…

Mussolini sabía muy bien, como otros muchos gobernantes vecinos (Hitler en las Olimpiadas de 1936), que el deporte podía llegar a ser una de sus armas indispensables a la hora de compenetrarse con su pueblo. Por ello, además de validar la gran difusión periodística y radial que alcanzó el evento, el Duce no perdió la oportunidad de pronunciar diversos discursos en público y, a su vez, promover carteles propagandísticos que mostrasen la esbelta figura del hombre italiano realizando el saludo fascista y con un balón en sus pies.

El papel del Duce…

Con el único fin de promocionar su régimen, Mussolini buscaba por cualquier medio estrategias de adoctrinamiento que iban desde estadios repletos de camisas negras, milicias fascistas que no paraban de vitorear su nombre, hasta saludos fascistas y, por si fuera poco, discursos que, como aquel pronunciado en la final del campeonato, amenazaban sutilmente a los jugadores italianos y corroboraban varias de las cosas que el Duce o sus emisarios habían transmitido durante todo el campeonato a los jugadores: «No me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal«.

La azzurra en busca de la gloria…

Tras superar una fase clasificatoria polémica, en donde su rival (Grecia) había decidido, tras perder por 4 a 0 en el estadio de Milán en el primer partido, no disputar el repechaje en tierras helénicas, la selección italiana, conformada curiosamente por  4 argentinos y un brasilero (cosa particular, pero que era permitido en aquella época, siempre y cuando los jugadores dejaran pasar 3 años entre el vestir la camiseta de una selección y la otra, cosa que no cumplía ninguno de los implicados), comenzaba un camino hacia una consagración que, a la par de las múltiples controversias, se nutría de goleadas (Italia 7 USA 1) y empates como el registrado con España, que le llevaría a convertirse en el primer equipo, junto con el español, en mantener una igualdad por 90 minutos y luego en los 30 suplementarios (los tiempos suplementarios  eran una novedad para el campeonato) teniendo que, por regla del campeonato, jugar un tercer partido en el que a la postre la azzurra se impondría por marcador de 1 a 0 al onceno español…

Finalmente, ni el seleccionado austriaco, víctima del mal arbitraje de Ivan Eklin (sueco) en el juego semifinal, sería problema para que la escuadra del Duce y sus muchachos alcanzara la final del torneo y a la vez la gloria de levantar la copa tras derrotar en tiempo extra, por marcador de 2 a 1, a los checoslovacos, convirtiéndose esta en la primera final de un campeonato en definirse en esta instancia.

Francia 1938

A las puertas de la guerra

La guerra civil Española, la anexión de Austria por parte de Alemania y la invasión japonesa a china eran síntomas de un clima internacional agitado que abría las puertas de un conflicto mundial y las de un  campeonato de fútbol, donde el estado Francés, y no el Argentino, era el elegido para convertirse en el anfitrión del torneo que por primera vez recibía un equipo asiático (Indonesia, llamado por aquella época Indias Holandesas). Además, este sería el primer campeonato en el que tanto el anfitrión (Francia) como el campeón reinante (Italia) clasificarían directamente sin disputar la fase eliminatoria.

Un campeonato atípico

Con 15 seleccionados y sin la llamada fase de grupos, comenzaba la tercera edición del campeonato del mundo que por vez primera no vería coronarse campeón al anfitrión del certamen, pero abriría las vitrinas de la fama para el primer bicampeón del torneo (Italia).

En cuanto a los participantes, el viejo continente aportaría la mayor cantidad de seleccionados entre los que se destacaba la presencia de escuadras novatas como Polonia y Noruega.

Entre las situaciones particulares el caso de Austria sería el más llamativo, pues tras disputar la fase clasificatoria y alcanzar un cupo para el campeonato no podría participar como equipo independiente, ya que meses antes del mundial, la Alemania Nazi de Hitler se había anexado la nación como una provincia del III reich (Anschluss) y además había obligado a varios jugadores del seleccionado Austriaco a vestir la casaca del equipo Germano. Bajo este panorama, el mayor beneficiado sería Suecia, que accedería directamente a las instancias de cuartos de final, al calificar automáticamente en la serie de octavos por la no presencia de la selección Austriaca.

Ya en cuestiones de fútbol, escuadras como la cubana sorprenderían gratamente al atravesar la primera ronda luego de un partido de desempate contra los Rumanos en el que se impondría por 2 a 1. Por otra parte oncenos como el Francés, con la obligación de mostrar su categoría futbolística para llevarse la copa, caería doblegado en cuartos de final frente a la poderosa selección italiana que, presionada por las amenazas de Mussolini y sin importarle un ambiente reacio de un público que desaprobaba no solo el régimen italiano sino también las actitudes de los jugadores que entonaban su himno acompañado del saludo fascista, a la postre terminaría coronándose campeona del certamen al derrotar a los Húngaros por 4 a 2 en el partido final.

Ausencias notorias

A Uruguay, primer campeón del mundo y que seguía resentido por el boicot europeo contra el mundial de 1930, se sumaban esta vez Argentina y una serie de selecciones como Colombia, Costa Rica y México quienes se negaban a participar en el campeonato del mundo argumentando la poca rectitud de la FIFA en cuestiones de organización, ya que años atrás parecía haber quedado acordado una rotación entre el viejo y el nuevo continente para la sede del campeonato, que según cuentas le hubiese tocado organizar a los argentinos, sino hubiera sido por la intromisión del francés Jules Rimet, presidente de la FIFA, quien sin “ningún interés” había decidido llevar el certamen a su país.

No obstante, la presencia de Cuba y especialmente de Brasil, con una buena camada de jugadores y un fútbol pintoresco para la tribuna, suplirían un poco las ausencias de los grandes.

Curiosidades del Fútbol

Además de haber sido un campeonato donde jugar con anteojos no representaba una ruptura contra las reglas, el mundial de 1938 quedará en nuestro recuerdo por haber presenciado el primer autogol de los campeonatos (convertido por el suizo Lörtscher en el partido de desempate, en el que a pesar de todo su selección ganó a los alemanes por 4 a 2) y por aquel memorable partido entre brasileños y polacos donde se marcaron 11 goles, 6 por Brasil y 5 por Polonia, de los cuales 8 fueron convertidos por 2 jugadores, 4 para Ernst Willimowski de Polonia y 4 para Leónidas da Silva de Brasil quien además jugó parte de este partido descalzo y terminó siendo el botín de oro (goleador) con 7 anotaciones en este mundial.

Por último el punto negro del certamen se lo llevaría el juego rudo, visto en partidos como el disputado entre Brasileños y Checoeslovacos que fue conocido luego como la batalla de Burdeos, además del poco respeto de la prensa Italiana para con los rivales de su selección, atreviéndose a escribir en uno de sus diarios tras la victoria italiana sobre Brasil en semifinales: «…saludamos el triunfo de la itálica inteligencia sobre la fuerza bruta de los negros…«.

 

Espere la próxima semana Brasil 1950…

Mauricio Albeiro Montoya Vásquez

Docente e investigador. Coordinador del proyecto de escritura “100 preguntas y respuestas para comprender el conflicto colombiano”. Fue reconocido en 2012 con la beca Jóvenes Investigadores de la Universidad de Valencia (España). Ha sido docente de diferentes universidades de Medellín e invitado como conferencista tanto en Colombia como en el extranjero.