11 de agosto. El policía Humberto Sabogal, de 42 años, muere asesinado y el país lo llora, los medios lo convierten en “rating”, los políticos dan declaraciones y la alcaldesa dice que, ahora sí, será implacable con el delito.
Muy pronto, Humberto será olvidado, porque es amnésica la memoria colectiva. Ya olvidó a Edwin, de 24, asesinado en marzo, y a los policías que han caído en todo el país a manos de vándalos y delincuentes. Los 23 cadetes asesinados en enero de 2019 son un recuerdo lejano; solo queda el dolor de sus familias.
3 de agosto. En El Campín. Edison, de 26 años, es brutalmente golpeado. Uno de los agresores ¡se entrega y confiesa!, pero es dejado libre, porque ¡no había orden de captura! Días después es recapturado, pero porque había hecho lo mismo en 2020 y, como no aceptó cargos, pronto estará libre.
7 de agosto. Una vendedora de empanadas es asesinada y su hija está en UCI. Un delincuente venezolano, puñal en mano, les robó el celular; la policía lo captura y ellas tienen el civismo de denunciar. El sujeto dura unos días en la cárcel y sale a cobrar venganza.
10 de agosto. Vándalos de la Primera Línea atacan un CAI; tres son capturados y confiesan que alguien les paga 70 mil pesos por el “trabajo”. Al final, una Juez los deja libres porque “era su primera vez”.
Ese día, tres policías fueron lesionados, dos buses vandalizados y una motocicleta incinerada. Horas antes, la Personería reportó que «En Portal Suba manifestantes continúan la protesta pacífica. Actualmente, se encuentra bloqueada la Avenida Ciudad de Cali…». Por eso estamos como estamos. Todavía piensan que bloquear es “pacífico”, que deben proteger los derechos de los bloqueadores contra el ESMAD, cuya obligación es desbloquear para garantizar los derechos de todos…, todavía piensan que la Primera Línea es de buenos muchachos.
Estamos como estamos, porque la alcaldesa dijo que iba a ser la Jefe de la Policía, pero lo que ha hecho es justificar a los “pelaos de su corazón” y prestarles predios para entrenarse en vandalismo, con la dotación del senador Bolívar.
Estamos como estamos, porque se necesita justicia y un revolcón en el sistema carcelario. La Policía ha logrado 17.000 capturas, más de 2.400 de extranjeros, pero el 80% está libre.
Estamos como estamos, porque la alcaldesa dice necesitar 10.000 policías más y le tocó conformarse con 1.500. La Policía hace su tarea, pero lo urgente es la inteligencia, para saber quién paga, para acorralar a las bandas del microtráfico que alquilan su violencia y, además de Bolívar, financian, organizan y entrenan la Primera Línea.
Estamos como estamos, porque lo que se necesita, por encima de todo, para garantizar la seguridad y salvar a Bogotá, es recuperar el imperio de la Ley y el principio de autoridad…y eso, se le refundió a Claudia López hace rato.
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