“Esta ciudad por demás, a pesar de lo sombrío que puede verse el primer párrafo no lo es tanto, es la ciudad que, para muchos de nosotros, sus hijos adoptivos, a pesar de que enfrenta retos gigantescos, resiste y ofrece infinidad de alegrías y éxitos para muchos también.”
El frío capitalino cada mañana enmudece a los casi nueve millones de habitantes que tiene la urbe, dispuestos a desplazarse en los buses que los llevan de un extremo a otro de la ciudad, y a demorar hasta 2 horas de trayecto para desplazarse a sus lugares de trabajo. Muchos arriesgan sus vidas en los paraderos esperando los buses, debido a la fuerte inseguridad que los acecha con especial ahínco en esas horas finales de la madrugada. Muchos de esos capitalinos viven cada día travesías importantes para llegar a sus destinos, casi siempre detenidos por accidentes o por protestas que se han vuelto cotidianidad, deben irse hasta caminando a sus trabajos.
Esta ciudad por demás, a pesar de lo sombrío que puede verse el primer párrafo no lo es tanto, es la ciudad que, para muchos de nosotros, sus hijos adoptivos, a pesar de que enfrenta retos gigantescos, resiste y ofrece infinidad de alegrías y éxitos para muchos también. Esta ciudad ofrece las oportunidades que pocas ciudades latinoamericanas tienen, su imponencia y su desarrollo la hacen una urbe que tiene un potencial enorme para crecer como una Ciudad Mundial, una ciudad abierta al mundo y para el mundo.
Para nadie es un secreto que sus desafíos son ENORMES, una ciudad compleja por supuesto tiene problemas complejos, problemas que por años han estado en la mente y en el rabillo del ojo del capitalino, siendo la movilidad y la seguridad los principales derroteros de todo alcalde que pasa por la ciudad, siendo la seguridad vista como un todo, no solo como un enfoque de defensa o punitivista, sino como un ámbito que puede estar marcada por la seguridad que ennmarca al ciudadano en su diario vivir, la seguridad de que todo bogotano pueda tener sus 3 comidas al día, la seguridad de que el ciudadano puede salir y volver a su hogar sano y salvo, esa seguridad es la que a pesar del título no puede ser tenida en cuenta como una oportunidad, lo que es en este momento, sino como un derecho para todo residente de la capital.
Bogotá es la que nos ha brindado a muchos la oportunidad de alcanzar nuestros sueños, es la que nos ha posibilitado a muchos la esperanza de renacer después de momentos crudos de la vida, es la que poco a poco hace que muchos a través del esfuerzo, la educación, tenemos la oportunidad de sobresalir y ser excelentes profesionales. El próximo alcalde debe ver a Bogotá como una ciudad de oportunidades, y que le dé a todos los capitalinos la oportunidad de estar tranquilos al caminar por sus calles, de que la movilidad sea mucho más ágil y de que el aire que se respira cada día sea más limpio. Las oportunidades nacen día a día y por supuesto que sus habitantes también debemos darle la oportunidad a Bogotá de hacerla mejor día a día.
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