¡Ay, Medellín!

Sara Jaramillo Gómez

Son las once con veinte y Medellín, la ciudad más linda del mundo, llama en la noche. Dan ganas de caminarla, parchar con los buenos amigos, recorrerla, acudir al ocio, a la fiesta. Pasamos por la 10, rumbo a Provenza- porque según el alcalde eso allá es muy bueno y representa lo que somos- La sangre se hiela, y el panorama es difícil de ver. 50 discotecas con el cover gratis para mujeres ofreciendo fiestas para extranjeros (porque el producto son ellas); 10 menores de edad en fila a lo largo de todo el parque, como en un escaparate de tienda, esperando que algún mono de ojos azules (de esos que se ven ya tanto por acá) las compre para poder llevar algo de comer a su casa; un mar de opciones de polvos mágicos que terminan en las narices de todos los transeúntes; una familia indígena bailando y siendo ridiculizada, explotada públicamente a los ojos de todos, hasta del mismo grupo de policías que se quedan inermes, viendo cómo la explotación sexual, infantil y el microtráfico, carcomen esta ciudad violenta que pareciera ya conocer de derechos ni de dignidad.

Esto es el relato de un sábado cualquiera en las mal llamadas “zonas de tolerancia” de la ciudad. Pero ¿qué es lo que verdaderamente estamos tolerando ciudadanía? En una palabra: La barbarie. Sí, así como lo oyen, es una guerra declarada contra nuestros niños, niñas y mujeres, una guerra que tiene precio en dólares y que hoy le estamos vendiendo al país como desarrollo.

A quienes me leen, esto no es más que un llamado a la sensatez y a la humanización de nuestros discursos, a nombrar las cosas por su nombre. La consigna “Medellín, potencia mundial del turismo” solo es una fachada detrás de la cual se está escondiendo la inoperancia de un estado sobre la trata de personas, la explotación sexual y el microtráfico, y el espejo de una ciudad completamente indolente.

Pensar en una ciudad que le permita soñar a sus mujeres es cada día más difícil, pero tengo la plena convicción de que los y las ciudadanas contamos con la capacidad de sacar adelante un proyecto de ciudad que reúna a todos los actores y nos permita pensarnos a futuro en una ciudad verdaderamente cuidadora y segura para todas sus mujeres y niñas, una ciudad garantista de los derechos, abolicionista de toda forma de explotación y violencia. Futuro que no se parece ni se ha parecido nunca a ellos, sino a las ciudadanas de a pie que se levantan cada día a construir esta ciudad. a ellas les debemos todo.

Medellín puede y debe ser mejor de lo que ya es y el abolicionismo, que no es más que la concretización del derecho a una vida libre de violencias para nosotras reconocido internacionalmente, será una realidad que deberá ser defendida por quien se crea digno o digna de dirigir esta ciudad.

Hasta la abolición siempre.


Todas las columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/sjaramillo/

Mujeres para pensar

Sara Jaramillo Gómez

Mujer Joven Talento en la categoría liderazgo social 2021.
Presidenta de la Veeduría de la ruta de trata de personas en Medellín 2023.
Defensora de los Derechos Humanos de las mujeres y las niñas con más de 6 años de experiencia en el campo.

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