Aquí ya no hay ideas propias

“El nivel de corrupción en este país es tan grave que ya no solo roban tierras, ni tampoco dinero, ahora se roban las ideas de otros para hacerlas pasar como propias y eso, eso es tan grave como cualquier práctica de corrupción”


Recientemente se ha desatado una tormenta en el país tras descubrirse el caso de plagio en la tesis de maestría de la hasta ahora presidenta de la Cámara de Representantes de la República de Colombia, la doctora Jennifer Arias. Este fenómeno ha causado mucho revuelo y significativas posiciones de rechazo y a favor de la implicada.

El caso de Arias no es el único en este país. Tal parece que hasta el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación del Presidente Iván Duque, el señor Tito José Crissien, investigador senior del Sistema Colombiano de Ciencia y Tecnología, miembro de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) y del Consejo Departamental de Ciencia del Atlántico y ex rector de una de las universidades más trascendentales de la costa, también se vio envuelto en una situación similar, siendo que en el caso de éste, la que la mismísima Academia Colombiana de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, lo señalara de cometer plagios en algunos documentos académicos.

Los casos de este par de políticos, citados aquí como ejemplo, por su puesto no son ni los primeros ni mucho menos va a ser los últimos casos que vamos a ver en este país; como ellos ha de haber otros muchos casos tapaditos por ahí. Estos casos son tan vergonzosos y ponen en tela de juicio la academia colombiana; su buen nombre, su honra, sus ética institucional, etc., con estos casos, estos grandes personajes de la política colombiana demuestran el gran vacío que hay en la educación del país.

El caso de Arias ha sido muy relevante en el país y en el exterior, no solo se ha pronunciado la Universidad Externado de Colombia sino también el profesor mexicano Alain Remes catalogado como la víctima en este caso. Lo ocurrido con esta gran señora, es el referente del típico caso del estudiante que no estudia, que no coge un libro en sus manos para leérselo, por ello, la mayoría de estas personas que no han criado el habito de la lectura difícilmente pueden estimular la creatividad y por tal motivo terminan sustrayendo las ideas de otras personas talentosas y las hacen pasar como propias, lo que es un caso grave de deshonestidad.

Está demostrado que una persona que no lee desgraciadamente es una persona que no sabe pensar, y si no sabe pensar tampoco sabe escribir, para la muestra de un botón tenemos el caso de estos dos personajes citados al principio. Este fenómeno es tan peculiar en un país como el nuestro que tato estudiantes como el resto de los académicos lo han tomado ya como un imperativo categórico. Por experiencia propia sé que en este país tanto las escuelas públicas como en las privadas poco se les inculca el hábito la lectura a los jóvenes, lo cual es un gran error y por ende un caso muy grave debido a que de tal manera en el país no se va a lograr tener jóvenes, adultos y por ende profesionales competentes.

Con casos como estos queda demostrada la pobreza mental y profesional que existe hoy en el país. Es por ello que siempre vamos a vivir con una mentalidad de subdesarrollo, de tercermundismo, de país atrasado, como nos estigmatizan en el exterior, y solo porque no somos capaces de pensar por nosotros mismos debido a que siempre vamos a estar acostumbrados a que otros lo hagan por nosotros.

Lastimosamente la cultura colombiana se ha caracterizado en los últimos años como la cultura del vacanerismo, como decimos en la costa. Este tipo de cultura es la del relajo, de la frescura, la de ¡tranquilo que no pasa nada!, cultura que nos remite a una especie de fracaso mental, intelectual, profesional. Al igual que Arias aquí en esta sociedad sin ideas propia deben de haber muchos casos similares puesto que aquí pocos son los que hacen de verdad ciencia, escriben lo que viven, lo que son. Pocos son los que de verdad estudian, los que realmente se queman las pestañas haciéndolo, pocos son los que se atreven a pensar por sí mismo, tal cual como lo decía el filósofo moderno Emmanuel Kant en su Sapere Aude.

El nivel de corrupción en este país es tan grave que ya no solo roban tierras, ni tampoco dinero, ahora se roban las ideas de otros para hacerlas pasar como propias y eso, eso es tan grave como cualquier práctica de corrupción.

Esperemos que con el tiempo esta mujer pueda demostrar su inocencia, si es que en realidad lo es, o que las entidades que la acusan del plagio puedan demostrar que en realidad lo hubo y ella reciba el pago de sus hechos. Ojalá y este delito no se quede impune y sin castigo como ha pasado con otros, con los que no ha pasado absolutamente nada, porque en este país, nunca pasa nada.

Numar González Alvarado

Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico. Docente de filosofía y Ciencias Sociales. Miembro investigador del Grupo de Investigación Cronotopias.

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