Apostar por una educación del futuro, el reto hoy de Medellín

“Ahora queda esperar que por fin dejemos de educar a estos niños, niñas y adolescentes del siglo XXI con modelos educativos del siglo pasado”


Históricamente como país hemos apostado por modelos educativos que siguen aún sin responder a las necesidades particulares del contexto, esa realidad no es diferente en una ciudad como Medellín aún siendo uno de los referentes a nivel nacional. En el discurso dejamos clavados conceptos como calidad y cobertura, dos conceptos que por si solos son insuficientes para hablar de lo que hoy nuestra ciudad requiere en términos educativos, y es que hablar de educación sin pertinencia es hablar de una educación estandarizada, una educación que sigue unos libretos previamente escritos y que trata a cada niño como si fuesen el resultado de un sistema de trabajo en cadena y producción masiva, algo así como lo planteado por Henry Ford en aquella mítica frase que alguna vez lanzó ante su equipo directivo: “un cliente puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro”.

Y es que precisamente aquella frase de Ford que se daba en el epílogo de la segunda Revolución industrial, suena quizás bastante lejana para hablar de lo que en muchos casos podría ser la educación de hoy, pero no es así. Lo que vemos en las aulas de clases es un modelo de educación basado en la fábrica y que surge precisamente a inicios del siglo XX, respondiendo a las necesidades de esa gran revolución a la que se estaba enfrentando, un modelo que ha ido mutando pero que sigue sin responder a lo que son las necesidades educativas de cada espacio, en este caso específico las de Medellín. Estamos aún frente un modelo basado en la enseñanza uniforme a todo el alumnado, estratificado en distintos niveles según las edades, niveles construidos en función de la jerarquía del aprendizaje tradicional: matemáticas y ciencia en la cúspide, humanidades en el medio, y arte abajo. Imposible ante este panorama no recordar aquella sentencia de Alvin Toffler quien señalaba certeramente que «la escuela está pensada para preparar a las personas para ayer y no para mañana«, frase con la que ciertamente coincidía Arne Duncan, Secretario de Educación de los Estados Unidos en la administración de Obama cuando señaló que este es el modelo educativo equivocado para el siglo XXI.

Hoy vemos con buenos ojos la apuesta que de manera decidida realiza Medellín por una real transformación educativa, apuesta que no es fácil y menos cuando, como plantea el concejal de la educación en Medellín Albert Corredor, una pandemia mundial desnudó los dolores de nuestra ciudad en temas educativos y sociales, miles de familias que no cuentan con conectividad, ni siquiera con un equipo de cómputo para desarrollar desde casa actividades académicas simples, menos para llevar desde casa el proceso de formación a distancia con mediación de las TIC como hemos debido hacerlo durante casi todo lo corrido de 2020. Pero esta apuesta no puede quedarse en sólo una cifra, 5.9 billones destinados a educación durante el cuatrienio suena muy bien pero se requieren resultados, por eso debemos repensar nuestro modelo educativo y llevarlo hacia uno donde el estudiante asuma un papel activo y protagónico en su proceso de aprendizaje, necesario resignificar el rol de maestro, ellos deben convertirse en diseñadores de experiencias de aprendizaje, por lo que requieren capacidad creativa para innovar permanentemente en las metodologías y proponer nuevos modelos que puedan ser replicados en aquellos lugares en los que haya lugar, y como estos hay muchos otros elementos a considerar dentro de esa “nueva educación” que requiere la ciudad, tales como los modelos de evaluación, la articulación de la media (grados 10 y 11) con la técnica, el bilingüismo, la educación rural, la infraestructura física y tecnológica de las instituciones, entre otros.

La apuesta es bastante atrevida, los retos son enormes, ahora queda esperar que por fin dejemos de educar a estos niños, niñas y adolescentes del siglo XXI con modelos educativos del siglo pasado y empecemos de una vez por todas a formar el talento que la ciudad necesita, pero antes que nada a formar ciudadanos felices y útiles para su entorno y la sociedad en general, es momento de jugárnosla toda por la educación.

John Jairo Rico

Administrador de empresas, especialista en Gerencia de Mercadeo y Magíster en Administración Gerencial. Soy docente universitario y actualmente director del programa de Administración de Empresas de la Corporación Universitaria Americana, investigador asociado reconocido por Minciencias, me declaro un amante de la educación pero no de la que hoy reciben nuestros niños, niñas y adolescentes en los colegios, sino de la #EducaciónDelFuturo que necesitamos hoy en cada aula de clase. Felizmente soy también asesor temático para asuntos de Educación en el Concejo de Medellín.

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