Antioquia Federal

“En el interior del Estado de Antioquia se observaba entonces orden y bienestar. Se contaba con un gobierno seccional laborioso, inteligente, metódico, que daba seguridad efectiva al derecho individual. A nadie se denegaba la justicia, a nadie se ofendía en el goce de los derechos civiles y políticos. La benevolencia había arraigado, y en el régimen municipal reinaba la tolerancia, hasta el punto de que en lugares como en la ciudad de Antioquia y la de Rionegro, Remedios, el Retiro, etc., el bastón de la primera autoridad política estuviera en manos de vecinos notables pertenecientes a una afiliación nominalmente opuesta a la de la Administración, pero identificados con ella en cuestiones de orden público, moralidad y seguridad personal.” Así comenzaba Estanislao Gómez Barrientos su segundo tomo: Don Mariano Ospina y su Epoca explicando el advenimiento del año de 1876.

En 1876 existía el Estado Soberano de Antioquia, que hacía parte de los Estados Unidos de Colombia. Los Estados Unidos de Colombia fueron creados por la revolución de Tomás Cipriano de Mosquera contra el Gobierno legítimo de Don Mariano Ospina Rodríguez, Presidente de la Confederación Granadina, creada en 1858. Sin embargo, ante el dominio de los radicales que redactaron la Constitución de Rionegro de 1863, se levantó Antioquia liderada por Pedro Justo Berrío. Fruto de esa rebelión de Antioquia, el gobierno radical decidió dejar que Antioquia tomase su propio destino. Ese destino fue el esbozado en el párrafo anterior.

La guerra de 1885 satanizó el sistema federal y de eso la Constitución de 1886 consagró la república centralizada, cuestión que ha sido la mortificación de Antioquia, quien siempre se ha visto desde su acta de independencia el 11 de agosto de 1813 como soberana. Sólo por agradecimiento al Libertador se permitió el sistema centralista en la Constitución de Cúcuta de 1821, cuestión esta resuelta con la separación de Venezuela y del Ecuador, primero, y la Constitución de 1853 después, donde el federalismo volvió a su plenitud hasta la fecha nefasta de 1885, donde como dijo un historiador, Rafael Nuñez, de un balconazo, echó a la sentina la Constitución de 1863.

Vale la pena recordar que precisamente, por ese balconazo, fue que los liberales radicales fundaran la hoy prestigiosa universidad Externado de Colombia: Post Tenebras Spero Lucem, dice su escudo (Despúes de las tinieblas vendrá la luz).

Así como la Constitución de 1863 fue declarada inexistente desde el balcón del Palacio Presidencial en 1885 cuando se supo la derrota de los radicales en la batalla de la Humareda, como explicamos, así la Constitución de 1991 ha dejado de existir porque se vulneró el principio fundamental que la erigió: el concepto de la democracia participativa.

Los poderes constituidos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, desobedecieron, ignoraron, violaron, a la luz de todos, la decisión soberana del pueblo tomada el 2 de octubre del 2016 cuando el pueblo se manifestó contra los llamados acuerdos de paz con las Farc. Es decir, el poder constituído, desatendió, le importó una higa, lo ordenado por el poder constituyente primario quien quería hacer valer su derecho constitucional fundamental a la democracia participativa.

Así las cosas, me atrevo a reclamar para Antioquia su derecho a reconstituirse como Estado Soberano para hacer ella misma la felicidad de los antioqueños, parodiando la Declaración de independencia de las trece colonias en julio 4 de 1776.

Así como lo demostró Antioquia en la historia con la cual empecé este artículo, en los albores de 1876, así demostrará Antioquia como se puede reconstruir un mejor país sobre la base del federalismo.

¡La Constitución de 1991 ha dejado de existir!

 

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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