Antimultinacionalismo sin sentido

En Colombia tenemos empresas de las cuales nos sentimos orgullosos por dejar en alto el nombre del país afuera, como Argos, Mineros, Ecopetrol, EPM, ISA”.


Esta semana leí un artículo del arqueólogo Pablo Aristizábal que se titula “Entender, valorar y sacralizar el Suroeste de Antioquia desde la mirada de los ancestros indígenas” publicado en el documento 21 razones para defender el territorio (Descargar documento) compilado por el Comité por la Defensa del Territorio – CODEATE que acaba de cumplir diez años de existencia.

Al finalizar el artículo, Aristizábal plantea, entre otros interrogantes, el siguiente: “¿Cuándo se ha escuchado que empresas colombianas explotan minas o recursos naturales en Canadá o en Sudáfrica? Según Aristizábal, las empresas extranjeras llegan a Colombia con el único fin de “obtener recursos y utilidad de nuestras tierras”.

Parece que está vendiendo la idea de que es malo para el país la presencia de empresas extranjeras, como si en Colombia fuéramos una burbuja independiente de lo que es el planeta Tierra. Como planeta estamos interconectados y a la vez somos uno sólo; con la globalización no tenemos fronteras más allá de las políticas. Pretender aislarnos de lo que sucede a nivel global me parece descabellado. Me hace recordar una afirmación que hizo hace unos años, el ex alcalde de Jericó Jorge Andrés Pérez Hernández (2016 – 2019) en un foro que se hizo en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, palabras más, palabras menos, planteó que si a Jericó le quitaban las regalías, como Alcalde impediría que los alimentos que produce este municipio fueran comercializados en otros lados, cuando lo cierto, es que el 80% de los alimentos que produce Jericó son traídos de las grandes ciudades. Los impactos ambientales que se generan en un lugar que puede parecernos muy alejado, en algún momento nos van a impactar a todos. Al final, compartimos la misma casa común.

Siguiendo con la tesis del arqueólogo Aristizábal, y llevándolo al extremo de que, si no queremos presencia de empresas internacionales en Colombia, lo lógico sería que lo que producimos aquí, que en su mayoría son materias primas como el café, banano, flores, petróleo, carbón y ahora aguacate, tampoco fuera exportado. Lo que sería un sin sentido. Como humanos, necesitamos de la colaboración y del intercambio, independiente de las latitudes. No en vano, el comercio ha caminado siempre con la historia de la humanidad. No importa el continente ni la cultura.

Respondiendo al interrogante de Aristizábal, en Colombia tenemos empresas de las cuales nos sentimos orgullosos por dejar en alto el nombre del país afuera, como Argos, Mineros, Ecopetrol, EPM, ISA.

En el caso de la minera antioqueña Argos, tienen tres líneas de negocio: cementos, energía y concesiones, en Estados Unidos, Honduras, Haití, Costa Rica, Ecuador (ver); por su parte, otro grupo del sector minero como Mineros S.A., con base en Antioquia, tiene operaciones en Argentina y Nicaragua (ver).

Ecopetrol, la empresa pública más grande de Colombia, tiene dentro de su portafolio de exploración y producción, presencia en Brasil, Estados Unidos y México (ver).

El Grupo EPM tiene filiales en Guatemala, Panamá, México, Chile y El Salvador; con la expansión de sus fronteras se ha consolidado como la segunda empresa pública más importante de Colombia. Aparte de la difícil coyuntura que está viviendo por estos días con Hidroituango y el cambio repentino de sus gerentes; en general, es una de las empresas insignes de Colombia.

ISA, que cuenta con más de 4 mil colaboradores en Latinoamérica, tiene presencia en 6 países y maneja tres líneas de negocio: energía eléctrica, vías y telecomunicaciones (ver), siendo otro referente empresarial en la región.

Esa tendencia de algunos, de atacar a las empresas extranjeras con el discurso de que se nos llevan los recursos, no tiene sentido. Los recursos naturales tanto del suelo y el subsuelo están en nuestro mismo planeta y por eso vivimos en un intercambio permanente. Lo importante es que las empresas, independiente de su origen, contribuyan al desarrollo y bienestar de las comunidades donde operan.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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