Alegria y Mania

Simón González Mesa

“Puse el pie en el siguiente peldaño.

(…) Ahora soy un guerrero”

Chusterfield – HOMESTUDIO SESSION 2


El siguiente peldaño es una emoción hermosa, generalmente considerada positiva y el deleite para muchos. Sin embargo, cuando perdura en el tiempo y se experimenta en condiciones extremas, puede convertirse en un sentimiento potencialmente fatal.

La alegría puede ser definida como una emoción en la que una persona experimenta una liberación de una serie de neurotransmisores que afectan a todo su cuerpo a través del sistema de recompensas. Esto le hace sentirse bien consigo mismo y en armonía con su entorno. Esta sensación es tan intensa que a menudo se confunde con la felicidad o la serenidad. Sin embargo, la alegría es efímera y está sujeta a estímulos tanto internos como externos. La tranquilidad y la felicidad son experiencias personales y únicas para cada individuo, por lo tanto, definirlas equivale a definir el propósito de vida.

Como mencioné en mi columna anterior, la alegría a menudo tiene su origen en situaciones de tristeza y depresión. Por ejemplo, cuando alguien que siempre se consideró débil logra superarse a nivel personal y espiritual, siente que esta verdaderamente viviendo. Si no deseáramos la alegría, no enfrentaríamos el combate diario en el que nos vemos inmersos.

En lo personal, disfruto la alegría cuando se presenta por razones justificadas, pero no me agrada cuando empiezo a sentir una euforia excesiva que provoca sudor frío, ya que esto implica que la alegría se ha prolongado demasiado. En otras palabras, el exceso de alegría puede conducir a la manía.

Por su parte, la manía, según la Real Academia Española, puede definirse como un estado de animo en el que se experimenta un exceso de euforia y agitación, generalmente acompañado de un fenómeno que deseo explorar, el delirio.

Este concepto me ha acompañado en varias ocasiones. Aunque podría citar las definiciones técnicas disponibles en internet, prefiero basarme en mis propias experiencias. Se trata de un estado mental en los cuales la realidad se ve alterada por ideas que no son reales. Desde mi experiencia, el delirio puede originarse tanto en la manía como en la depresión.

Con esta hermosa emoción, debemos buscar el amor en nosotros mismos, en nuestros seres queridos y en el mundo que nos rodea. Es importante mantener la precaución frente a cualquier emoción, particularmente en mi caso, con respecto a la alegría, y esforzarnos siempre por ser la mejor versión de nosotros mismos.

Simón González Mesa

Soy abogado de la Universidad CES y soy un apasionado de la filosofía, psicología y del derecho. Me gusta ayudar a la gente con mis experiencias y conocimientos.

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