Admiración por los empresarios

“Si más ciudadanos están pensando en emprender, generar más y mejores empleos y aportar al país que sueñan en lugar de destruir, seguramente nuestro panorama sería distinto.


Esta semana leí una publicación en LinkedIn en la que una persona invitaba a emprender con base en su propia experiencia personal. Su tío, quien había fundado su propia empresa sin haber ido a la universidad, le ayudó a pagar su carrera universitaria, porque su mamá, que sí era profesional y con postgrado de dos de las mejores universidades del país no era capaz sola (ver).

No es un secreto que hay un bache entre lo que se enseña en las aulas y lo que se ve en el mundo real; la educación tradicional se centra en formar personas para emplearlas en un mercado laboral cada vez más saturado en lugar de incentivar el espíritu emprendedor para que más personas se animen a crear empresas y nuevos empleos que oxigenen y ayuden a crear más oferta académica.

Hay quienes creen que sería más fácil crear empresa sin haberse empleado porque no habría zona de confort, cuando una persona consigue un trabajo, recibe un salario que independiente de si es mucho o es poco, le da un ingreso mínimo y estable, al que se quiere aferrar y no renunciar por el miedo a perderlo todo. Como se dice coloquialmente, la mayoría de la gente prefiere tener “la goterita fija”.

Una de las características de los empresarios, es que son decididos, no tienen miedo a saltar al vacío con el fin de encontrar nuevos caminos y oportunidades para las que tal vez, la mayoría, nos da miedo explorar. Por esa sola razón, creo que merecen toda la admiración. A la vez me cuestiona que en medio de las protestas sociales que vivimos por estos días, se trate de generar un rechazo contra los empresarios, cuando muchos de ellos empezaron de cero y contribuyen para que miles de colombianos puedan tener una oportunidad laborar que tanto se reclama por estos días. Por supuesto que hoy en día las empresas no deben pensar exclusivamente en maximizar sus ganancias sino en ayudar a cerrar las brechas sociales y ambientales que tenemos para la gente viva mejor; pero la solución no es acabándolos.

Me impresiona, por ejemplo, que en medio de este ambiente enrarecido, algunos aprovechen para atacar la reputación de grandes empresas como el Éxito Calipso de Cali, donde con mala fe, líderes incendiarios como Gustavo Petro, lo calificó en una columna de opinión como “centro de tortura” y la senadora de Comunes, Griselda Lobo, afirmó en un trino que “el Éxito Calipso (es) convertido en la casa de pique de la Policía” con el único fin de echarle más leña al fuego a la protesta social.

Estas denuncias pasaron por el detector de mentiras de La Silla Vacía y literalmente esta fue la conclusión “encontramos que son falsas porque, aunque sí hubo enfrentamientos entre policía y civiles en el almacén, no hay evidencia de que haya habido torturas ni muertes” (ver).

Empresas del Valle del Cauca están al borde del colapso. Es el caso de Huevos Kikes, que según reportaron la semana pasada, debieron sacrificar 400 mil gallinas por la falta de alimento (ver), adicional, la empresa dice que 2.500 empleos están en riesgo por las dificultades que atraviesan. La situación es tan compleja que ya se plantea que el valor unitario del huevo pase de $500 a $700. Es una contradicción exigir mejores condiciones de vida atacando a las empresas que las jalonan.

Por naturaleza tendemos siempre a exigir sin ponernos en el lugar del otro, muchas veces no dimensionamos los esfuerzos que implica crear empresa, nos puede parecer que no se paga lo justo o que las condiciones no son las mejores, pero a la vez, son pocos los que deciden lanzarse al vacío para diseñar su propia organización en la que plasmen sus sueños y el mundo que imaginan.

Creo que los empresarios son fundamentales en la construcción de país y por eso debemos protegerlos y desde el Estado ayudar a incentivar la creación de más empresas y facilitar su crecimiento y consolidación. Si más ciudadanos están pensando en emprender, generar más y mejores empleos y aportar al país que sueñan en lugar de destruir, seguramente nuestro panorama sería distinto.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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