Adiós a la Constitución del 91

«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Antonio Gramsci


Si analizáramos la importancia de las ideas y un pensamiento que se transformó y que a su vez le dio vida a la democracia y a la política colombiana al final del siglo XX tendríamos que nombrar sin lugar a duda a Álvaro Gómez Hurtado. Su visión política pasó de la reducción simplista de la burocratización y de una visión conservadora retrógrada a una perspectiva amplia de la democracia, que en la actualidad podría resonar en la palestra pública del debate democrático y resultar una salida a la actual crisis de legitimidad que subsiste en Colombia. La capacidad de Álvaro Gómez de interpretar la sociedad colombiana en los últimos años era única, le dio nombre a lo que estamos hoy padeciendo como «El régimen», pero más allá de esto debemos rescatar su idea más significativa: ¡Un acuerdo sobre lo fundamental! que en parte fue la Constitución del 91 hecha retazos con sus más de 25 reformas, es decir, ya está herida.

Su valía reside en su propuesta, se debe hacer nuevamente un acuerdo sobre lo fundamental que ponga en la discusión pública la profundidad de su democracia y los derechos que logren reconciliar las demandas sociales para lograr una estabilidad política y social, ya el viejo país está desgastado y como diría Gramsci «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».

Es necesario entonces que se logre acordar con el país rural  la democratización de la tierra asumiendo la óptica  del campesino como sujeto de derechos, esto implica discutir la tenencia, la necesidad de establecer un acuerdo para una política seria sobre las drogas, una verdadera política criminal, un diálogo con la juventud que demanda una educación pública de calidad, gratuita y universal que los saque de una vez por todas de la violencia, la discriminación, la marginalidad y el desempleo, para dar paso a la productividad, la técnica y al saber del siglo XXI, es menester discutir la doctrina de la seguridad nacional y detentar a través de sus instituciones la óptica de los Derechos Humanos.

Se debe acordar la materialización los derechos de la mujer, darle su lugar en la vida pública, política, social y económica del país. Está opción se diluyó en 2018 al no optar las grandes mayorías ciudadanas por el bloque democrático encabeza de la propuesta de Gustavo Petro, engañado nuevamente la sociedad colombiana votó por su verdugo al tanto que hoy se viven sus consecuencias. Se resquebraja la Constitución de 1991 al desconocer las decisiones judiciales y al ridiculizar las Cortes con columnas de pacotilla de medios prepagados, se reprime con sangre la protesta democrática, se justifican las masacres por parte de las miembros de las instituciones y del gobierno nacional, al parecer solo la banca gana. Jorge Luis Borges decía que hay que escoger muy bien a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos. El imberbe escogió al vecino y ahí están las consecuencias.

Alejandro López Lasso

Abogado Universidad Libre y Diplomado en derechos humanos y cultura de paz. Docente constitución política

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