De acuerdo con un estudio realizado recientemente por la Fundación ECSIM para Bancoldex, la ANDI y los gremios del sector eléctrico, el precio promedio de la electricidad industrial es de 11 centavos de dólar por KWh. Para el sector residencial y los pequeños consumidores es de 18.2 centavos, sin considerar impuestos, subsidios y contribuciones.
Las diferencias de precios se explican por la composición de la matriz de energías primarias, los costos de inversión, el consumo promedio, la regulación, entre otras variables. El costo de capital comparativamente elevado y el bajo nivel de consumo promedio explican en parte que la electricidad en Colombia resulte más costosa.
El precio final de la electricidad tiene, básicamente, dos componentes: generación y transporte. El primero se determina en el mercado; el segundo – que incluye la transmisión y la distribución – es regulado. Como ocurre en muchos países, la oferta de electricidad en Colombia es relativamente concentrada, lo cual posibilita, especialmente en períodos de escasez, el ejercicio de poder de mercado. Esto se ve reforzado por la integración vertical. Eventualmente los costos reconocidos por la regulación pueden resultar superiores a los que se formarían en un mercado competitivo.
En la actualidad el precio de la generación está siendo afectado por el estrechamiento del margen entre la oferta y la demanda y por la escasez en el suministro de gas para las plantas térmicas que ha llevado a la sustitución por combustibles líquidos más costosos. Los problemas de gestión ambiental y social de que atrasan y encarecen los proyectos de generación y transmisión pueden llevar, en el mediano y largo plazo, a elevar los costos del suministro al consumidor final.
En el estudio mencionado, se presentaron 30 recomendaciones tendientes a mejorar el esquema de formación de precios buscando hacerlo más competitivo. Se destaca la propuesta de crear un mercado público para la compra de energía en el largo plazo donde se forme un precio que refleje los fundamentales del mercado. También se propone la revisión de ciertos parámetros económicos que afectan los componentes regulados de la tarifa al consumidor final. Se sugieren, igualmente, medidas que permitan un consumo más eficiente.
Las diferencias internacionales de precios y la evolución coyuntural de los mismos obedecen, en buena medida, a factores económicos objetivos que no pueden modificarse, sin ocasionar perjuicios en el largo plazo, con simple “voluntad política”. Es necesario tener en cuenta siempre este punto y valorar también los logros de un esquema de regulación que ha permitido el desarrollo de un sector eléctrico -rentable, competitivo y con proyección internacional – que durante más de 20 años ha garantizado un suministro eléctrico continuo y de calidad. Vale siempre recordar la frase que gustaba repetir el doctor Oscar Baquero Pinillos, primer gerente de EPM: el servicio más costoso es el que no se tiene.
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