El Estado colombiano como Estado Keynesiano: Perspectivas Históricas y Contemporáneas

“La implementación de un modelo keynesiano en Colombia enfrenta varios desafíos. La alta informalidad laboral, la desigualdad territorial y la debilidad fiscal limitan la capacidad del Estado para actuar de manera efectiva. Además, el contexto global, marcado por el cambio climático y las tensiones geopolíticas, requiere políticas públicas innovadoras y adaptativas”


El concepto de Estado keynesiano, inspirado en las teorías de John Maynard Keynes, propone que el gobierno desempeñe un papel activo en la economía mediante la regulación del ciclo económico, la inversión pública y la promoción del pleno empleo. En el contexto colombiano, esta concepción ha tenido expresiones y matices propios que responden a las particularidades históricas, sociales y políticas del país. Es por esa razón que hoy quiero realizar un análisis y explorar la implementación y los desafíos del modelo keynesiano en Colombia.

Las ideas keynesianas comenzaron a influir en Colombia a mediados del siglo XX, especialmente durante la presidencia de Alfonso López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945). Bajo su administración, se promovieron reformas estructurales conocidas como la «Revolución en Marcha», que buscaban modernizar la economía y fortalecer el papel del Estado en sectores estratégicos como la educación, la infraestructura y la industrialización. Estas políticas reflejaban una preocupación por corregir las desigualdades económicas y sociales y fomentaban el desarrollo a través de la intervención estatal.

Posteriormente, el Frente Nacional (1958-1974), un acuerdo bipartidista que buscó estabilizar el país tras una época de violencia, adoptó elementos del modelo keynesiano. Durante este periodo, el Estado colombiano amplió su rol como promotor del desarrollo mediante proyectos de infraestructura, la creación de empresas estatales y la implementación de políticas que buscaban diversificar la economía.

El modelo keynesiano en Colombia logró algunos avances significativos. Por ejemplo, durante las décadas de 1960 y 1970, el país experimentó un crecimiento económico sostenido impulsado por la inversión pública y la industrialización. Asimismo, se consolidaron instituciones clave como el Banco de la República, que desempeñó un papel crucial en la regulación de la política monetaria y fiscal.

Sin embargo, el modelo también enfrentó serias limitaciones. La concentración de la riqueza, la debilidad institucional y la corrupción obstaculizaron la capacidad del Estado para redistribuir los beneficios del crecimiento económico. Además, la dependencia de la economía en sectores extractivos como el café y el petróleo generó vulnerabilidades frente a las fluctuaciones de los precios internacionales.

A partir de la década de 1990, Colombia, al igual que muchos países de América Latina, adoptó políticas un poco más liberales que limitaron significativamente el rol del Estado en la economía. Reformas como la privatización de empresas estatales, la liberalización comercial y la desregulación financiera marcaron un alejamiento del enfoque keynesiano. Aunque estas políticas promovieron ciertos indicadores macroeconómicos positivos, en el país se profundizaron las desigualdades sociales y debilitaron el tejido institucional del país.

En los últimos años, ha resurgido un debate sobre la necesidad de fortalecer el papel del Estado en la economía colombiana. La pandemia de COVID-19 evidenció las limitaciones del modelo neoliberal para abordar crisis sociales y económicas. En respuesta, el gobierno implementó programas de apoyo económico, como transferencias monetarias directas y subsidios a empresas, medidas que reflejan un retorno parcial a las ideas keynesianas.

El gobierno del presidente Gustavo Petro (2022-2026) también ha planteado una visión de desarrollo sostenible basada en la transición energética, la justicia social y la intervención estatal en sectores estratégicos. Esta agenda busca enfrentar, según el actual mandatario, las desigualdades históricas del país y promover un crecimiento económico inclusivo.

La implementación de un modelo keynesiano en Colombia enfrenta varios desafíos. La alta informalidad laboral, la desigualdad territorial y la debilidad fiscal limitan la capacidad del Estado para actuar de manera efectiva. Además, el contexto global, marcado por el cambio climático y las tensiones geopolíticas, requiere políticas públicas innovadoras y adaptativas.

Aunque el actual crecimiento económico de Colombia con la implementación de políticas keynesianas es notable, se están efectuando estrategias de desarrollo que están incluyendo la expansión del gasto público en sectores clave como la educación, el agro, la salud y la infraestructura y aunque, este enfoque permite una mejora en los indicadores económicos y sociales del país, también surgen desafíos, como el aumento de la inflación, lo que lleva a un cambio económico bastante incierto.

El Estado keynesiano ha desempeñado un papel fundamental en el proceso económico y social de Colombia, aunque su implementación ha estado marcada por logros y limitaciones. En el contexto actual, revitalizar las ideas keynesianas podría ser una estrategia del actual gobierno para enfrentar los desafíos del desarrollo sostenible y la equidad social. Sin embargo, para que este modelo sea exitoso, sería esencial fortalecer las instituciones, garantizar la transparencia y promover una visión de desarrollo que incluya a todos los sectores de la sociedad, lo que resultaría un gran desafío para el gobierno. 

Numar González Alvarado

Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico. Docente de filosofía y Ciencias Sociales. Miembro investigador del Grupo de Investigación Cronotopias.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.