Docencia Universitaria: Vocación o Necesidad

«Enseñar sin vocación es como navegar sin rumbo: se avanza, pero no se llega


Vocación o Necesidad: Una Crónica de la Docencia Universitaria en América Latina

Eran las seis de la mañana y el profesor Jorge, quien dicta clases en una reconocida universidad privada de Medellín, ya se encontraba en su escritorio, revisando una lista interminable de tareas administrativas. Entre planillas de notas, correos electrónicos y reuniones de seguimiento, apenas encontraba tiempo para preparar sus clases. A diferencia de su colega Camila, quien enseña en una universidad pública, Jorge tiene la carga de cumplir con una agenda abrumadora de actividades extracurriculares, con un salario que no refleja ni de lejos el esfuerzo que requiere su labor.

La Realidad de los Docentes en Colombia y América Latina

La docencia universitaria, esa noble profesión que debería estar guiada por el deseo de transformar vidas a través del conocimiento, se ha convertido en muchos casos en una trampa de compromisos forzados y falta de opciones laborales. Según un estudio del Ministerio de Educación Nacional de Colombia, aproximadamente el 40% de los docentes en universidades privadas del país no se dedican a la enseñanza por vocación, sino como una salida ante la falta de oportunidades laborales en sus áreas de formación.

Los datos son aún más preocupantes a nivel regional. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló que, en América Latina, solo el 35% de los profesores universitarios se consideran docentes por vocación. Este porcentaje contrasta con el 65% de los docentes en países desarrollados, como Canadá o Finlandia, donde la enseñanza superior es una elección motivada por la pasión y el deseo de generar un impacto significativo en la sociedad.

Las universidades privadas en Colombia y en muchos otros países de América Latina han adoptado prácticas que a menudo se asemejan más a las técnicas de enseñanza de nivel escolar que a una verdadera formación universitaria. En un intento por aumentar su rentabilidad, estas instituciones sobrecargan a los docentes con trabajos administrativos, reduciendo el tiempo que deberían dedicar a la investigación o a la mejora de sus métodos pedagógicos.

Según un estudio realizado por la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), el 50% de los docentes en universidades privadas reportan una sobrecarga laboral significativa, que incluye tareas como la organización de eventos, gestión de procesos internos y tutorías adicionales, con salarios que en promedio son un 30% más bajos que los de sus contrapartes en las universidades públicas. Esta situación se ve agravada por un enfoque pedagógico que se orienta más hacia la memorización y la evaluación estandarizada, técnicas que son características del modelo de enseñanza secundaria y que no fomentan el pensamiento crítico ni la investigación propia de la educación superior.

Las consecuencias de contar con un alto número de docentes que enseñan por obligación y no por vocación son devastadoras para el sistema educativo y, en última instancia, para la sociedad en su conjunto. Una investigación realizada por el Observatorio de la Universidad Colombiana indica que los estudiantes que reciben educación de docentes no vocacionales presentan un rendimiento académico hasta un 25% más bajo en comparación con aquellos que aprenden de profesores que sí están comprometidos con su labor. Estos estudiantes también muestran menores niveles de compromiso en actividades extracurriculares y proyectos de investigación, lo que limita sus oportunidades de desarrollo profesional y personal.

La falta de pasión se traduce en aulas menos dinámicas y en una menor calidad en la transmisión del conocimiento. Los docentes que no tienen vocación rara vez se actualizan en sus áreas de estudio, lo que significa que los estudiantes están recibiendo información desactualizada y poco relevante para los desafíos actuales del mundo profesional. Además, un estudio de la Red de Educación Superior de América Latina y el Caribe (ENLACES) destaca que, en países como México y Brasil, el 60% de los profesores en universidades privadas confiesa que su enfoque principal es simplemente cumplir con los requisitos mínimos para conservar su empleo.

El oportunismo en el ámbito académico también es una preocupación creciente. La docencia se ha convertido en una especie de refugio para quienes no logran insertarse en otros sectores laborales, lo que lleva a un aumento de profesores que utilizan esta profesión como una salida temporal o un trampolín hacia mejores oportunidades. Este fenómeno no solo afecta la calidad de la educación, sino que también contribuye a la inestabilidad laboral y a un ambiente académico menos colaborativo y más competitivo.

En Colombia, el porcentaje de docentes en universidades privadas que buscan abandonar la profesión dentro de los primeros cinco años es del 40%, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Esta estadística revela una falta de compromiso y un descontento generalizado con las condiciones laborales, lo que se traduce en una alta rotación de personal y en una pérdida continua de experiencia y conocimiento.

Uno de los mayores problemas que enfrentan los docentes universitarios es la falta de especialización en un área específica. Se espera que los profesores sean expertos en docencia, investigación, extensión y administración, lo que resulta ser una carga inabarcable para la mayoría. El resultado es que los docentes, especialmente en universidades privadas, terminan realizando tareas administrativas y actividades adicionales que poco tienen que ver con la enseñanza o la investigación.

Según el mismo informe de ASCUN, solo el 20% de los docentes universitarios en Colombia pueden dedicar más del 50% de su tiempo a la investigación, una cifra alarmantemente baja cuando se considera que la producción de conocimiento es una de las funciones esenciales de la academia. La falta de especialización y el intento de abarcar demasiados roles lleva a una reducción en la calidad de todas las funciones que un docente puede desempeñar.

La docencia universitaria en América Latina, y en particular en Colombia, enfrenta una crisis que va más allá de la formación académica de sus profesores. Se trata de una cuestión de vocación, condiciones laborales y un sistema que valora más la rentabilidad que la verdadera formación de los estudiantes. Mientras sigamos permitiendo que la docencia sea una última opción para aquellos que no encuentran otras oportunidades laborales, estaremos condenando a nuestros estudiantes y a nuestra sociedad a un nivel educativo mediocre y poco innovador.

Es fundamental que las universidades, tanto públicas como privadas, reconsideren sus modelos de contratación y ofrezcan condiciones que atraigan y retengan a docentes verdaderamente vocacionales. Solo con un enfoque centrado en la calidad educativa, que valore la pasión por enseñar y fomente la especialización, podremos garantizar que la educación superior se mantenga como un motor de cambio y desarrollo para nuestras naciones.

Carlos Alberto Cano Plata

Administrador de Empresas e Historiador Económico con amplia experiencia en la docencia e investigación en diversas áreas como la administración, la historia empresarial y el desarrollo organizacional. A lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de desempeñarme en instituciones académicas como la Universidad de Antioquia, la Universidad Tecnológica de Pereira, Universidad Nacional, Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Institución Universitaria Pascual Bravo, entre otras.

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