El M-19 y todos los grupos guerrilleros nacidos en los años sesenta y setenta tenían un proyecto político basado en la más supina ignorancia: creían que acabar con la pobreza en un país con un PIB por habitante de 400 dólares anuales era un asunto de mera voluntad política y no de crecimiento económico.
Después de la caída de Rojas Pinilla, Colombia tuvo una democracia legítima y funcional: elecciones periódicas, libertad absoluta de prensa y garantías a la oposición. Jamás se censuraron medios de izquierda, como la célebre Alternativa, y nunca se persiguieron lideres de oposición legal que pudieron participar en elecciones con partidos como el comunista, el Moir y muchos otros.
Saboteando la vida democrática y el avance económico, había un grupo criminal llamado M-19 asesinado, asaltando y secuestrando. He aquí algunas de sus hazañas:
Secuestro y asesinato del líder sindical negro José Raquel Mercado.
Secuestro y asesinato de la filántropa Gloria Lara de Echeverri.
Asalto de la Embajada de República Dominicana y secuestro extorsivo del cuerpo diplomático.
Después de esas hazañas, el gobierno de Turbay Ayala lo desmanteló y metió a cárcel a toda su cúpula directiva. Al final del gobierno de Turbay , el M-19 estaba acabado. Entonces, el nuevo presidente, Belisario Betancur, los saca de prisión para iniciar un absurdo proceso de paz.
Traicionando al más bienintencionado y crédulo de los presidentes, el 6 de noviembre de 1985, el M-19 se toma, a sangre y fuego, el Palacio de Justicia. Según Carlos Castaño, Pablo Escobar y Fidel Castaño pagaron 2 millones de dólares por la realización de esa tropelía que tenía el propósito de destruir los expedientes de sus crímenes.
Nuevamente, en el gobierno de Barco Vargas, el M-19 es perdonado y admitido en la vida democrática.
La participación del M-19 en la Constituyente y su llegada a la presidencia, Gustavo Francisco, es prueba de la generosidad del pueblo colombiano y de la fortaleza de la misma democracia y del régimen de libertades que usted desconoce y se empeña en destruir.
Esa es la verdad monda y lironda.
El M-19 y todos los grupos guerrilleros nacidos en los años sesenta y setenta tenían un proyecto político basado en la más supina ignorancia: creían que acabar con la pobreza en un país con un PIB por habitante de 400 dólares anuales era un asunto de mera voluntad política y no… https://t.co/kQrxeDPXJ4
— Luis Guillermo Vélez (@LuisGuillermoVl) January 21, 2024
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