Sobre “La obsesión de los anticapitalistas por regularlo todo”.

Del reino de la necesidad a un reino de la abundancia”,
Marx (En el materialismo dialéctico).
Ha muerto, sólo su fantasma sigue vivo. Y de que se sepa
 los fantasmas no hacen la historia.
(Referencia: libertad capital).
¿… Y eso, Estimados Lectores,
es superior a los dogmas de igualdad (socialismos progresistas).
 Los hombres no queremos ser iguales, todo lo contrario,
queremos ser singulares, únicos y que nos reconozcan,
y distingan entre la muchedumbre.


En relación al artículo del señor Rainer Zitelmann, columna ejemplar, y con un guiso irónico, sobre La obsesión de los anticapitalistas por regularlo todo, y que por consecuencia, la economía planificada estaría disfrutando de un resurgimiento, ya que los defensores del cuidado y preservación del medioambiente, los activistas que luchan contra el cambio climático y otros movimientos en esa dirección, consideran que el capitalismo debiera ser abolido y reemplazado por una economía planificada, so pretexto que ,si persiste,  humanidad no tiene posibilidades de sobrevivir, me parece muy atingente a nuestra actualidad económico-política americana.

Para la mayoría de los ciudadanos que vivimos en países que sustentamos el capitalismo, las características de los socialismos reales y progresistas, en lo que respecta a la distribución, nos parecen, sin dudas, una fantasía de intelectuales, tesis para la academia (como lo plantea el Sr. Rainer), cuentos de neo soviéticos, fascistas, obviamente imposibles de llevar a cabo en nuestras sociedades, acostumbradas a na tradición política y a un estatus cultural libre y democrático. No obstante, en algunos países americanos, han intentado echar a andar gobiernos socialistas progresistas, y han terminado prácticamente todos con sistemas económicos híbridos, manteniendo un sistema capitalista y aborreciéndolo a la vez, sin ninguna perspectiva futura, menos desarrollo, y con una pobreza galopante. Para muestra algunos ejemplos: Boric en Chile, elegido como presidente para diseñar, ejecutar y liderar un cambio constitucional hacia una economía socialista, entre otras direcciones socialistas, rechazada por su misma mayoría, hoy en un rumbo que no se sabe dónde desembocará; qué me dicen de Venezuela, un socialismo fallido desde su génesis, en la corriente del puro azar, sin producción de crudo, “muertos de hambre”, con la tercera parte de su población dispersa en  américa; Bolivia, otro engendro del indo-socialismo (vocablo inventado, mísero, pero comprensible); Argentina, que ha alcanzado un 140% de inflación, y por consecuencia que tiene un 40% de pobres, país que lucía unas décadas atrás una imagen de potencia alimenticia del mundo; Nicaragua, en manos de un dictador socialista, que sólo marca el paso en la américa central…

Estimados lectores, el tiempo es otro, la historia es otra, el pasado que algunos añoran es “cosa”, no existe; de ninguna manera volverán a ser realidad las historias revolucionarias rusa (mejor dicho, de la Unión Soviética), china, cubana, camboyana…; hoy, el hombre americano, y quizá universal ha visto y vivido los tiempos del liberalismo económico: la libertad para optar, la propiedad privada, el bienestar, la abundancia, la seducción de las novedades, las posibilidades de saciar los deseos. Y eso, estimados lectores, es superior a los dogmas de igualdad. Los hombres no queremos ser iguales, todo lo contrario, queremos ser singulares, únicos y que nos reconozcan, y distingan entre la muchedumbre (masa). Lo que realmente indigna al hombre social son las injusticias, aquellas que implican no tener las mismas oportunidades para lograr fines. ¡El hombre social no persigue igualdades, sino justicia social!

Sin embargo, estimados lectores, hoy abundan las ideologías sucedáneas, sin suelos firmes en donde anclar a sus sujetos, que de pronto aparecen como espejismos, y como espejismos vuelven a desaparecer; existen, y de pronto no existen, como sujetos fenomenológicos para una conciencia ilusoria; porque, quizás hasta el sujeto “pensante”, cartesiano que somos, sea sólo una ilusión, un vacío, una herida que jamás podamos suturar.

Karl Marx, uno de los pensadores más importante del siglo XIX, autor de “El Capital” y de “El socialismo científico”, sin duda sigue vivo; sin embargo, su “concepción materialista de la historia”, aquella concepción que cambiara en su tiempo a la humanidad toda, concepción, cuasi profética, de una sociedad ideal, “del reino de la necesidad a un reino de la abundancia”, ha muerto, sólo su fantasma sigue vivo. Y de que se sepa los fantasmas no hacen la historia.

Y lo más sorprendente, como los marxistas de hoy ya no tienen el proletariado, no tienen un sujeto material ni racional ni colectivo, persisten en inventarlo, con aquellos desplazados de la sociedad, con minorías descolgadas, descontentos, todo tipo de marginados: rebeldes, seres anómicos (no socializados), intelectuales desadaptados, estudiantes idealistas, feministas, ambientalistas, no definidos sexualmente, defensores de la tierra, veganos, defensores de no sé qué, ciclistas, animalistas. Suma y sigue…

Marx sostuvo que el capitalismo está confinado a desarrollarse en tal forma que origine su propia destrucción, y urgió a los trabajadores a organizarse para apresurar su caída. Marx, hizo en su tiempo, propaganda contra el sistema capitalista, mejor dicho, a su propio sistema que creara para destruirlo. Esta es la paradoja que hasta hoy se estudia en todas las universidades del mundo, y que ha cobrado recientemente prevalencia.

El cabezón y mostachoso Marx, quizás de lo único que se equivocó, que la historia no es dialéctica… Nunca el proletariado ha destruido ni destruirá a la burguesía de hoy y de siempre.

Mientras tanto, hoy, los burgueses siguen en su bacanal de mercancías y todas las clases bajas y medias progresistas circulan por el mall universal de los deseos… el neoliberalismo capitalista, una faz renovada de la Democracia Liberal, impera en todos los espacios, especialmente en occidente, devorándolo todo, ¡por hoy y por siempre!


Todas las columnas del autor en este enlace:  https://alponiente.com/author/victorhbu/

Víctor Henríquez Bustamante

Profesor de Estado en Castellano y Filosofía

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