“Los líderes sostienen una posición de poder o de autoridad, pero aquellos que lideran, nos inspiran”.- Simon Sinek, TEDTalk en Washington, Septiembre 2009.
La semana pasada hablaba sobre lo diferente que sería la política si los líderes políticos respondieran las cuatro poderosas preguntas del coaching con su lado “humano” y no simplemente desde la perspectiva de quien trata de “vender” una ideología.
Durante esa misma semana, mi equipo de community managers y mi persona elegimos el tema del liderazgo para abordarlo desde diferentes perspectivas tanto en mi blog, como en mis redes sociales. ¿Por qué? Sencillamente porque considero que es importante que cambiemos la visión que tenemos de los líderes… Pensamos que “otros” están calificados para ser líderes, pero no nosotros. Por muchos años se nos hizo creer que había que nacer líder para poder serlo; las nuevas teorías del liderazgo dicen que eso no es así.
A través de mi experiencia profesional y personal, he logrado descubrir -y vivir- lo que realmente significa ser un líder, lo cual me lleva a estar totalmente de acuerdo con Simon Sinek cuando sostiene que ser líder y liderar no es lo mismo.
Nuestro sistema de creencias nos ha hecho pensar que una persona que ostente poder y sea considerada (o se haya autodenominado) una autoridad, es un líder. Hoy me alegra mucho decir ¡que eso no es así! Una figura de “autoridad” puede ser un jefe, un presidente o un funcionario público. Sin embargo, eso no lo hace líder.
Para ser líder es necesario inspirar a los demás. Es necesario ser un modelo a seguir de lo que otros podrían lograr si tomaran acciones para alcanzar sus sueños. Ser un líder significa ser lo suficientemente humilde, vulnerable y responsable como para reconocer abiertamente sus errores, pero también para mostrar lo que aprendió de ellos. Ser un líder implica ver la grandeza en la gente antes de que ellos mismos la puedan ver y, a partir de ahí empoderarlos, no minimizarlos ni subestimarlos resolviéndoles sus problemas. Significa tener empatía y compasión sin alimentar las actitudes conformistas y de víctima de sus seguidores. Ser un líder significa creer en el trabajo en equipo porque integrando nuestras distintas visiones y experiencias es que logramos crear cosas más grandes de lo que habíamos pensado en un principio. Por último, ser un líder significa conocerse a sí mismo y entender cuál es el valor que trae al equipo y el rol que juega dentro de él; esto quiere decir que a veces lidera, pero a veces es un “seguidor”.
Es por lo anterior que creo firmemente que todos podemos –y debemos– ser líderes; ¡líderes de nuestra propia vida! Una vez que nos conozcamos a nosotros mismos lo suficiente como para reconocer nuestro valor como individuos, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones, entender nuestro rol dentro de la colectividad, comprender que no se trata de ser mejor que nadie sino de ser la mejor versión posible de nosotros mismos cada día y de mantenernos firmes en el logro de nuestros sueños (sin hacerle daño a nadie), entonces no sólo seremos personas de autoridad (ganada, no impuesta) sino que seremos capaz de inspirar a los demás. Es decir, lideraremos a otros.
Internalizar esta visión nos permitirá elevar los estándares de exigencia a la hora de elegir nuestros representantes políticos porque entenderemos lo que en realidad somos capaces de lograr como seres humanos y lo que deseamos de los demás y no nos conformaremos con menos.
Te invito a liderar tu vida y, a partir de ahí, elegir los mejores líderes para tu comunidad.
¡Feliz y bendecida semana!
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