En los últimos meses se ha estado hablando mucho, en redes sociales y medios de comunicación, sobre una película que ha impactado en la audiencia, tanto por la naturaleza de su mensaje como por las diversas polémicas con las que se la ha relacionado. Es posible que algunos piensen que estoy hablando de Barbie, la más reciente producción de Greta Gerwig, pero no, me refiero a Sound of Freedom (en español, Sonido de libertad).
Esta película, inspirada en la vida de Timothy Ballard, un activista y antiguo agente especial del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS), parece tener como objetivo principal generar conciencia sobre la trata de niños y el abuso infantil. Un mensaje que necesita ser difundido, ya que el tráfico de personas es un fenómeno al que los niños están altamente expuestos debido a su condición de vulnerabilidad. Sin embargo, hay un hecho que la película producida por Eduardo Verástegui (entre otros) deja de lado y es que, según las últimas estimaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud), más del 80% de los casos de violencia infantil se dan dentro del núcleo familiar.
En este sentido, me llama la atención que la mayoría de las personas que están promocionando la película, y que supuestamente están alzando la voz contra el abuso infantil, pertenecen a los sectores de derecha conservadora, los cuales, son los primeros en posicionarse contra uno de los principales mecanismos que permite combatir la violencia dentro de los hogares: la Educación sexual integral (ESI). Yo prefiero pensar que la férrea oposición de la mayoría de estas personas contra la ESI se debe a la desinformación y los mitos que se han creado en torno a esta materia. Por ese motivo he decidido utilizar este artículo como medio para explicar de manera general que es la Educación sexual integral y el porqué es tan importante en la defensa de los derechos de los niños.
¿Qué es la Educación sexual integral?
En primer lugar, es necesario tener una definición clara de a qué nos referimos al hablar de Educación sexual integral. De acuerdo con la OMS (2023), la Educación sexual integral significa “brindar a los jóvenes información precisa y apropiada para su edad sobre la sexualidad y su salud sexual y reproductiva”. A pesar de lo que muchos puedan pensar, esto no se refiere únicamente a informar sobre el uso adecuado de anticonceptivos y la existencia de enfermedades de transmisión sexual. No. La sexualidad es un elemento clave en la salud general del ser humano y se relaciona con el conocimiento del cuerpo, el desarrollo psicológico y la interacción social, pero, sobre todo, hablar sobre sexualidad es hablar sobre consentimiento y respeto.
Como se menciona en el manual Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un enfoque basado en la evidencia (UNESCO, 2018), los conocimientos que se proponen abordar desde el enfoque de la ESI se centran en empoderar a los niños y jóvenes para que puedan preservar su salud, bienestar y dignidad, haciendo uso de sus derechos y respetando los de los demás. Esto se logra a través de un currículo estructurado según las diferentes edades de los estudiantes, puesto que la información proporcionada debe corresponder con su desarrollo cognitivo. Asimismo, otro objetivo principal de este enfoque es crear un entorno seguro donde los niños y jóvenes puedan “reflexionar sobre las normas sociales, los valores culturales y las creencias tradicionales” (UNESCO, 2018, p. 12), para que luego sean capaces de relacionarse mejor con sus pares, los adultos y sus comunidades.
¿Y dónde quedan los padres?
Muchos de los argumentos utilizados por aquellos que se oponen a la ESI están relacionados con la creencia de que proporcionar este tipo de información es responsabilidad exclusiva de los padres. Dichas personas tienen razón al mencionar que todo esto puede ser enseñado dentro del hogar, no obstante, el problema surge cuando son los familiares más cercanos aquellos que abusan y violentan a los menores, un hecho que, como vimos anteriormente, es bastante común.
La evidencia muestra que una gran cantidad de los jóvenes que reciben educación en ESI y han sufrido algún tipo de abuso en su entorno han podido identificarlo como tal y denunciar los hechos, evitando de esta manera seguir permaneciendo en contextos de violencia. Igualmente, se ha observado que la mayoría de estos jóvenes también han podido identificar a posibles agresores, reduciendo así el riesgo al que pudieron verse expuestos.
Por otro lado, nadie está diciendo que los padres no puedan participar de la educación de sus hijos: la tarea de fiscalizar que los conocimientos impartidos por los profesores correspondan con evidencia científica relacionada a la salud sexual y reproductiva, le corresponde a ellos. De la misma manera, es sumamente importante que la información brindada en los centros educativos sea complementada y reforzada en casa, puesto que solo así se puede lograr impartir una educación integral que reduzca significativamente los riesgos de violencia, explotación y abuso hacia los menores.
En conclusión, es importante proteger a los niños como propone la película de Verástegui, sin embargo, es más importante enseñarles cómo protegerse. Los niños son individuos que deben aprender a ser independientes, y por lo tanto, tienen derechos, deben aprender cuáles son y cuál es la mejor manera de hacerlos respetar, no importa si es ante un desconocido o ante uno de sus padres. Por ello, es indispensable dotarlos de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les permitan proteger su salud, desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas, tomar decisiones responsables, y comprender y proteger los derechos inalienables de los demás: esa es la única manera de asegurar que las futuras generaciones crezcan de manera saludable y, en consecuencia, que sean capaces de construir un mundo mejor.
Referencias
OMS. (2023, 18 de mayo). Educación sexual integral. Organización Mundial de la Salud: OMS. Recuperado el 4 de septiembre de 2023 de: https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/comprehensive-sexuality-education.
UNESCO. (2018). Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un enfoque basado en la evidencia. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000265335.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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