El derecho al desarrollo

LA JUVENTUD Y EL PLAN NACIONAL DE DESARROLLO DE COLOMBIA EN EL MARCO DEL PROCESO DE PAZ.

Hablando del Proceso de Paz Colombiano Gobierno-FARC, adelantado por el Presidente Juan Manuel Santos, decidí hacer una reflexión  sobre las condiciones actuales del país, específicamente en la ciudad de Medellín y los jóvenes por tres motivos: I. La disponibilidad de recursos en comparación con otras ciudades del país, II. Para deconstruir los conceptos llamativos que no cumplen en la realidad de lo que anuncian los políticos y III. La ciudad de Medellín es la ciudad más desigual de Colombia y más cooptada por élites mafiosas que gobiernan por sobre los políticos en todos los territorios y determinan las rentas, actividades económicas, en gran parte del territorio sociales y mucho peor los actores políticos del poder público (López, 2010) armas y urnas ha sido la combinación de formas de lucha constante en nuestro país lo que impide el espacio de participación en los campos de poder a la sociedad civil que se niega a vincularse al conflicto y de la vida en general de las personas como lo informa la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, problemas que se profundizan en la juventud (desempleo, delincuencia, analfabetismo, hambre, miseria, reclutamiento forzado de todos los actores, Etc.)

Si queremos una Paz Sustentable y con Justicia Social, el Plan Nacional de Desarrollo debe ser declarado inconveniente e inconstitucional por el Presidente en una clara muestra de aporte a la Paz por parte del gobierno y de los sectores económicos, políticos y criminales que tienen a su cargo el Estado Colombiano, sus funciones y sus poderes, Los actores armados deben sin condicionamiento alguno abandonar sus armas y destinar sus recursos para la construcción de escuelas, hospitales, colegios, universidades, centros de innovación e investigación y más importante aún: agua y comida digna, mientras haya hambre y sed, no habrá paz para nadie.

Como nos enseño Aldo Civico, hay que dejar “el rey al desnudo”, toda la bulla que se viene haciendo sobre el Proceso de Paz constituye un simple disfraz de una transacción de élites políticas, económicas, criminales que se tapan unos a otros las violaciones de derechos humanos, las muertes, la corrupción, la cooptación del Estado y sus funciones y sobre todo los “crímenes económicos” (Vega, 2010), se repite la historia, desde 2002 sucedía lo mismo, mientras las organizaciones sociales, indígenas, movimientos feministas, afros, LGTBI y en general cualquier ciudadano no pueda aportar y construir el Proceso de Paz no habrá un futuro prometedor y será mucho peor lo que va a suceder, el eterno retorno (Nietzsche, 1882) afectará como sucedió con los paramilitares y demás procesos de reinserción que atacaron las causas subjetivas (actores armados) pero no las causas objetivas (Desigualdad, violencia estructural, directa y cultural, distribución de la renta y la riqueza, la administración de lo público, la corrupción) más importante aún la incidencia efectiva de cada ciudadano en la construcción de la norma y por ciudadano me refiero a todos que muchos se creen bajados del cielo, sólo así se podrá generar la democracia que Medellín y Colombia necesitan para que su juventud pueda desarrollarse y crear mundos nuevos.