Testamento

Testamento Steven Cadavid

Hijo, la vida del hombre es compleja por su propia acción pero clara en sí misma. La existencia es simple. La armonía de instintos, experiencias e intelecciones para con las exigencias de la existencia, no es tan absurda o imposible como se cree.

Los lenguajes de la vida, sus signos, son aprehensibles.

El viento ríe solo jugando con las copas de los árboles, el sol transmuta los colores y se burla de las certezas fundadas en los sentidos.

Pero el hombre se ha encargado por si mismo de oscurecer este horizonte; se ha encerrado en los confines del absurdo monstruoso con el que quieren suplantar la claridad inexorable de la existencia.

Se obliga a sí mismo a vivir atrapado entre pantallas, como narraron H.G Wells y George Orwell; ha extinguido la única posibilidad de catarsis, de auto expresarse, afirmaría Fernando Gonzales en Los Negroides.

Según Estanislao Zuleta es esta la muestra mas grande de la miseria de un ser. Es incapaz de imaginar su propia felicidad, ha propiciado La agonía del Eros, como escribiría Byung-Chul Han.

Se ha encargado de aniquilar la libertad exaltante, disruptiva; aquella libertad que según Descartes asemeja a los hombres con los dioses.

Los hombres se matan por minucias, por la pitanza diaria, mencionaba Onfray en los Cínicos. Yo no tengo partido dentro de las colosales potencias que, por estás insignificancias, se aniquilan por millares.

Yo no puedo legarte castillos y fortalezas, no puedo dejar para ti el renombre de una estirpe ilustre, no tengo influencias, dinero o armas, que son según Kant las manifestaciones del poder, para dejar post morten.

Te dejo el ulular frenético de los bosques en las noches de tempestad, te dejo el vaivén de las olas del mar, te dejo el sol del alba que todo renueva y bendice, te dejo los astros y los luminares en su girar beodo, te dejo las montañas silenciosas donde tantas veces te nombre, donde besé a tu madre por vez primera.

Henry Fiol decía que “lo simple de este mundo siempre es lo mas profundo”. Las riquezas del hombre natura omnipotente las sepulta.

Pese a que el oro no se pudre, el valor que tiene, el cual decía Moro le atribuye la estupidez humana, si se pudre en la inutilidad y se pierde en su desuso.

Enterrados o hundidos, millones por los que dieron la vida millones de hombres, permanecen inútiles; los afanes y desvivires de una existencia reducidos a tan mezquina expresión, la conquista inútil nadie la recuerda, es pírrica, pero en su carácter trágico.

Gasta Fortuna a infinidad de seres, les impregna ese olor terroso y metálico de las monedas, gasta a los hombres y después los entrega a si mismos viejos e inútiles como sus afanes.

Los lingotes, monedas y rubíes yacen en las profundidades de los mares, los capitanes de los barcos se hunden con su bote, los imperios se precipitan en su ruina sobre el detentador de su antiguo esplendor. Su gloria es pasajera.

Te dejo los intersticios entre los planetas, te dejo inefable y lo indecible, las profundidades anchurosas, el esplendor del cosmos y su sinfonía radioactiva.

Escucha tu alma, no el llamado del cobre. El dinero y las riquezas solo son un medio, jamás el fin. Úsalo como medio para avanzar, pero que sea tu talento el que alcance. Que el relucir del oro nunca te compre una honra falsa.

Mira tus manos en las hondas de las aguas, sostén entre tus manos el cabello de la mujer que ames, deja tus huellas dactilares en cada hendidura, muerde el fruto rebosante de jugo, deja que el agua te sostenga como en aquella suspensión amniótica, gravita en la constelación de sus ojos, astronauta, conquista galaxias, ríete en el fin del cosmos, extasíate en el momento en que él sol devore a su acólitos.

Hijo, cada hecho es un milagro que no volverá a pasar. Disfruta de cada uno de ellos. Da amor a la vida y la vida te devolverá todo el amor del mundo.

Con amor infinito, papa lagarto.


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Vicente Rojas Lizcano

En mis inquietudes esta la búsqueda de una forma autentica y novedosa de retratar las problemáticas sociales (conflictos armados, emergencias ambientales, actualidad política, la cultura). Ello me ha llevado a incursionar en la novela de ideas, el cuento, y demás formas narrativas como herramienta de teorización sobre la política y la sociedad.

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