Colombia va a cambiar. De eso no hay duda. La pregunta urgente y de fondo es qué tipo de cambio viene para el país. Tres grandes grupos o coaliciones en busca del poder presidencial participarán en el proceso electoral que se pone en marcha este domingo 13 de marzo. Por un lado, la Coalición Equipo Colombia, compuesta por políticos que comparten la idea de dar continuidad al discutido e impopular gobierno del presidente Duque y, en términos de mecánica electoral, que tienen en sus huestes a personajes y grupos políticos tan controvertidos como el de Alejandro Char. Esa es, básicamente, la coalición del continuismo Duque-clientelismo.
El Pacto Histórico, liderado por Gustavo Petro, es una coalición en la que, al igual que el Equipo Colombia, se congregan personajes cercanos a la política tradicional y negociantes como Roy Barreras, Armando Benedetti y el exconcejal quinterista Álex Flórez, quien, además de perder su investidura por hacer campaña con dineros públicos, ha sido recientemente cuestionado por supuestos actos de violencia contra su expareja. Este pacto propone una serie extensa de cambios que van desde afectar la independencia del Banco de la República, declarar la emergencia económica (para gobernar por decreto), prohibir las exportaciones e incrementar los aranceles para diferentes productos hasta suspender de tajo la exploración de petróleo (esto con el barril a 130 dólares y el dólar a 3.800 pesos y una alta dependencia). Cambios que más parecen saltos al vacío y, en algunos casos, literalmente, suicidios. Las encuestas, no obstante, están mostrando que este proyecto tiene una amplia aceptación en muchos sectores de nuestra sociedad. El desgaste de las instituciones, propiciado por la corrupción y el clientelismo, así como los estragos de la pandemia y el deterioro de la seguridad en muchas regiones, ha rebosado el vaso de la paciencia y personas de las más disimiles procedencias están convencidas de que cualquier cosa es mejor que lo que hoy tenemos. Ni el libre mercado ni la democracia liberal, como hemos visto en otros países durante los últimos años, resisten el envión populista. Los candidatos del Pacto Histórico, a pesar de estar en campaña, han llegado incluso a afirmar que en el país no hay democracia, dejando abierta la puerta para gobernar sin las ataduras del Estado de derecho. Pavoroso.
Hay otro cambio posible. Porque tenemos que cambiar. La Coalición Centro Esperanza propone fortalecer nuestra débil e imperfecta democracia desconectando la campaña y el ejercicio del poder de la transacción clientelar y politiquera. No se puede hacer lo mismo con los mismos y esperar que algo cambie. Hay que llevar Estado y oportunidades a las regiones y eso se hace coordinando y articulando instituciones nacionales, regionales y locales. El país necesita programas sociales más estructurales y amplios y la única manera de hacerlos sostenibles es con un manejo responsable de la economía. Ni imprimir billetes ni profundizar el déficit ni mermelada por votos. Planes regionales productivos, empleos de emergencia, apoyo decidido a las micro y medianas empresas, ciencia y tecnología, sostenibilidad y construcción de paz.
La pérdida sistemática de legitimidad y el aumento de la desconfianza ponen en peligro nuestra democracia y el sistema de libertad de empresa. O cambiamos de manera responsable y estructural o nos enfrentamos a un triunfo de los que ni siquiera reconocen que existe la democracia. Respeto la decisión y autonomía del lector. Yo voy por quien aceleró y consolidó la transformación de Medellín y logró conectar los 125 municipios de Antioquia con programas centrados en la educación y la prevención de la violencia: Sergio Fajardo en la Consulta de Centro Esperanza.
Publicación original en: https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/viene-el-cambio-CJ16860376
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