Mientras los políticos en Colombia tienen una batalla campal en sus discursos para ver quién es el dueño de las políticas del “centro”, America Latina le apuesta a líderes que le hablen de frente, sin tanta pose, con posiciones firmes, y por supuesto, que les digan la verdad, es decir, que se muestren abiertamente tal cual y como son.
En esa lucha por ser el candidato del mero “centro” han dejado a un lado su autenticidad, sus valores e ideales. Incluso, un candidato zurdo como Gustavo Petro ya se hace llamar así mismo de centro. La candidatura de Oscar Ivan Zuluaga dejó un revuelo al interior de su partido, porque mientras él salía a todo pulmón a defender las banderas del “centro”, algunos pedían que la candidata fuese la de la derecha, Maria Fernanda Cabal; y si echamos un ojo a las coaliciones, la coalición que más reclama el centro es la Coalición de la Esperanza, que ahora se llama Coalición Centro Esperanza, y la realidad es que es una coalición que su logotipo ha debido ser una sandía, verde por fuera y rojita por dentro, porque sus integrantes se movilizan más hacia la izquierda. La otra coalición que reclama el centro es Equipo por Colombia, en donde miembros de sus antiguas administraciones gobernaron con la derecha.
El ejemplo más reciente en demostrar que América Latina está dejando a un lado la moda del centrismo es Honduras, en donde una seguidora de la extrema izquierda chavista, Xiomara Castro, llegó a la Presidencia de la República.
En Chile, dos candidatos presidenciales desplazaron a la izquierda moderada y a la centro derecha. Ahora, la carrera por la Presidencia fue* disputada por el conservador Jose Antonio Kast y el comunista Gabriel Boric.
En Perú, Pedro Castillo, que hizo una campaña política de manera abierta en favor del socialismo, el marxismo-leninismo y la expropiación, logró la Presidencia de la República derrotando a la derechista Keiko Fujimori.
En abril de este año, Guillermo Lasso, derrotó en las urnas al ungido del expresidente Rafael Correa, Andrés Araúz, un seguidor de la extrema izquierda chavista.
Un referente importante es Argentina, que si bien el poder se sigue disputando entre el oficialismo Frente de Todos y la coalición opositora Juntos por el Cambio, el candidato liberal, Javier Milei, en las elecciones legislativas sacó 17 puntos en la capital del país suramericano.
Otro ejemplo importante es Brasil, que en 2018 Jair Bolsonaro se convirtió en Presidente al derrotar al candidato de Lula, el zurdo del Socialismo del Siglo XXI, Fernando Haddad.
Pero, ¿por qué en Colombia los candidatos presidenciales siguen luchando por demostrar quién es más de “centro”? Pues, los candidatos en Colombia están jugando a la oferta y la demanda en base a unas encuestas, especialmente la de Cifras & Conceptos, en donde dice que el 71% de los encuestados (2.231 personas) se consideran de “centro”, pero la cuestión es: ¿qué es el centro? ¿Todos los colombianos estamos de acuerdo sobre qué políticas definen al centro? ¿Cuáles pensadores tiene Colombia como referente de la “ideología centrista»?
Los candidatos presidenciales se avergüenzan de defender sus ideales y de decir abiertamente lo que son, por eso han tomado el “centrismo” como excusa y muchas veces los medios de comunicación contribuyen a ello al no ser insistentes con las preguntas, las propuestas de campaña o la vida política de cada uno de los candidatos; al no ir en búsqueda de la verdad y al autocensurarse cuando juegan a “no es conveniente de ser publicado”.
Otras veces los candidatos piensan que tomar decisiones firmes y defender con gallardía sus ideas es polarizar a la sociedad. La polarización no es un fin en sí mismo, sino que es la consecuencia que obtiene un líder político al tomar una decisión firme en torno a convicciones, valores, principios o promesas de campaña política. La política es un proceso de polarización constante porque todos los días hay que tomar decisiones, todos los días hay algo qué discutir y porque todos los seres humanos tenemos una visión diferente de ver el mundo y sus circunstancias, o, ¿a quién le gustaría vivir la vida sin defender sus ideales, la razón o lo que cree? absolutamente ninguna conquista individual o social se ha ganado sin oposición, por eso el centro es vergonzante, es infancia política, porque es tener miedo a la polémica, a la discusión, y, por supuesto, es tenerle miedo a la polarización.
Comentar