Sondeo inicial
En mayo de 2020, los datos sobre desempleo en Colombia proporcionados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) arrojaban una tasa de paro del 21,4% duplicando la medición del mismo periodo en 2019 y siendo esta una noticia poco favorable para los colombianos.
Debido a la Covid-19 los gobernantes optaron por implantar fuertes restricciones al tejido empresarial colombiano, desde cierres totales en bares, restaurantes, teatros, comercios, hasta la prohibición total de ejercer cualquier acto comercial en la calle (debido a las estrictas cuarentenas). En síntesis, un freno total de la economía.
Como previeron la mayoría de los economistas “cerrar la economía debería ser la última medida, no la primera”. El resultado de este cierre fue la destrucción de 3,9 millones de puestos laborales en comparación con el número de personas ocupadas en el periodo marzo – mayo de 2019. Sin duda una pésima gestión económica cuando la pandemia apenas empezaba.
La recuperación milagrosa
En el informe entregado por el DANE de las cifras de desempleo hasta el mes de agosto de 2020, el escenario tétrico que arrojaron las mediciones de mayo parecía empezar a desvanecerse.
Así, para agosto de 2020 la tasa de desempleo se ubicó en 16,8% mostrando una mejora relativa con las mediciones de mayo.
Los datos de mayo duplicaban las mediciones del mismo periodo del año anterior, en agosto podemos observar que, aunque el porcentaje sigue siendo superior al del mismo periodo del año anterior, ya no lo duplica.
Entre estos periodos se dieron licencias de aperturas parciales en sectores específicos como lo es la construcción y algunos comercios altamente restringidos.
Desnudando la realidad
De la información anterior podríamos concluir grosso modo que la gestión en cuanto al desempleo está mejorando en el último informe respecto al anterior, claro, esto es solo si se interpretan estos datos de manera superficial. Pero ¿qué pasa si los analizamos detalladamente?
Sin duda es extraño que, aunque se destruyeron 3,9 millones de empleos hasta mayo debido a las medidas como las cuarentenas las cifras de desempleo están disminuyendo (nuevas empresas no se crean de la noche a la mañana y es menos probable que esto suceda dadas las circunstancias). En Colombia abrir una nueva empresa toma entre 5 y 9 días (esto si se cumple con todos los requerimientos y no es necesario que se corrijan formularios y demás).
Según el informe “Sectores y empresas frente al COVID 19: emergencias y reactivación” elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Para Colombia se espera que en los primeros seis meses de la contingencia 140.000 empresas cierren sus puertas, además, en la primera semana de junio el 96% de las empresas tuvieron una caída radical en sus ventas y sólo el 82% de las empresas formales podrían subsistir únicamente uno o dos meses con los acervos de capital propios disponibles.
El estudio de la CEPAL es mucho más pesimista que los resultados que proporcionó el DANE y esto constituye una duda fundamental.
¿Son correctas las estimaciones actuales de la tasa de desempleo del DANE?
Aunque el panorama mostrado por el DANE es positivo, en la realidad no se logra observar una recuperación en el mercado laboral de tal modo, incluso informes rigurosos como el proporcionado por la CEPAL, el Banco Mundial y las previsiones de economistas de alta talla nacional van en contra de los informes del DANE.
¿Qué sentido tiene la desconexión de los informes del DANE con las previsiones de expertos independientes y organizaciones económicas globales?
A menudo se tiende a pensar que la definición de desempleo o el modo en que se calcula es objetiva y no admite ningún tipo de ajuste que permita modificar su resultado. En realidad, la tasa de paro no es más que la razón (la ratio) entre el número de parados y la población económicamente activa (PEA).
Así, si se modifica la definición de trabajador parado o trabajador activo obtendremos resultados diferentes de cuál es la tasa de paro. Lo interesante aquí es la definición que toma el DANE. Para este año en particular en mayo se destruyeron 3,9 millones de empleos y se estimó que 140.000 empresas cerrarían sus puertas, se suele interpretar que cuando una persona pierde su empleo pasa directamente a ser parte de los parados, esto no es así, la definición de persona desempleada es aquella que no tiene empleo, pero está buscando activamente uno y no logra encontrarlo.
Es decir, si una persona no tiene un empleo o lo perdió e inmediatamente no busca activamente otro o no quiere buscarlo, esta persona no forma parte de los desempleados, sino de los inactivos, es decir, no se toma en cuenta para calcular la tasa de paro.
Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el porcentaje de trabajadores por cuenta propia, Colombia lidera con aproximadamente 61,3% de autónomos, es decir, personas que trabajan para ellos mismos sin un contrato laboral “formal”. Los autónomos entran en el cálculo de la tasa de paro y a mayor número de autónomos ocupados entre la PEA, menor será la tasa de paro, de igual modo a menor número de autónomos ocupados mayor será la tasa de paro, siempre y cuando los autónomos estén buscando activamente emplearse.
¿Dónde está la “trampa” del DANE?
Sabemos que se destruyeron aproximadamente 3,9 millones de empleos, es decir, 3,9 millones de personas se quedaron sin trabajo, pero esto no es equivalente a decir que 3,9 personas son desempleadas, como vimos, para ser considerado desempleado por el DANE, se debe estar sin trabajo y se debe estar buscando activamente uno.
Es aquí donde está la “trampa” según el informe de OIT aproximadamente el 61,3% de los empleados son autónomos en Colombia, entre los 3,9 millones de empleos destruidos este año, existe una gran cantidad (en su mayoría) de empleos autónomos. Luego, dadas las circunstancias y las estrictas contingencias por la Covid-19, los estados de alarma y el freno en la economía, los autónomos no tenían la opción de buscar empleo, es decir, cuando se quedaron sin trabajo, los autónomos no pasaron a ser parte de los desempleados, sino, a formar parte de la población económicamente inactiva y esta última no entra en los cálculos del DANE de la tasa de paro.
En síntesis, aunque se perdieron aproximadamente 3,9 millones de empleos, la inmensa mayoría no pasó a ser parte de los desempleados, sino de los inactivos y para los cálculos del DANE no se deben tener en cuenta.
En consecuencia, si el número de desempleados no crece en 3,9 millones y la de PEA decrece al estar la inmensa mayoría sin buscar activamente empleo (porque no tienen esa opción), se obtiene una tasa de desempleo mucho menor a la que realmente debería.
Es un gran limitante de la realidad, que en Colombia se usen estas definiciones, ya que restringen ampliamente la información disponible para la toma de decisiones tanto públicas como privadas, además de no reflejar la realidad, es por esto que en países como Estados Unidos se tienen varias definiciones y a su vez, distintos cálculos de la tasa de desempleo (U1, U2,…,U6) cada una de ellas más inclusiva que proporcionan información más completa de la tasa de desempleo en la economía del país.
En conclusión, no podemos afirmar que el Departamento Nacional de Estadísticas nos miente al presentar sus informes sobre el mercado laboral, pero si podemos afirmar que el mecanismo empleado para los cálculos de por ejemplo la tasa de desempleo, son una gran limitante que debe corregirse o ampliarse para permitir contar con información más precisa sobre la situación del mercado laboral en Colombia.
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