Esta generación NO puede ser hija del odio, heredera de líderes políticos que han utilizado las armas en nombre de la justicia social, de grupos que siempre han terminado masacrando al pueblo en cuyo nombre dicen hablar.
“La protesta social tiene distintas modalidades, una modalidad es la acción colectiva violenta”, así inicia el discurso de un personaje encapuchado, rodeado de jóvenes con el rostro cubierto y luciendo camisetas del Che Guevara, en el fondo una pared con la frase “Explosivos y cilindros para Duque”…
Esta es la realidad de mi país, la misma escena se replica en plazoletas de distintas universidades, donde en reiteradas ocasiones hemos visto a supuestos estudiantes recitar frases de bandidos de extrema izquierda y hasta portar brazaletes de grupos criminales. Hoy debemos reflexionar como nación y hacer un llamado de alerta a quienes tienen el deber constitucional de preservar el orden y la seguridad en el territorio nacional, porque aunque algunos bajo la excusa de la autonomía universitaria se rehúsan a que el Estado haga presencia en los claustros universitarios, debo advertir que estos NO son repúblicas independientes. NO podemos permitir que nuestras universidades sean convertidas en laboratorios donde se fabrican explosivos para atentar contra la fuerza pública y derechos como la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos.
Muchos jóvenes en Colombia se han convertido en los herederos del M-19, las FARC y sin saberlo de los paramilitares, todos estos grupos violentos, sin importar su ideología, utilizaron las armas para imponer sus ideas. Esta generación NO puede ser hija del odio, heredera de líderes políticos que han utilizado las armas en nombre de la justicia social, de grupos que siempre han terminado masacrando al pueblo en cuyo nombre dicen hablar.
La juventud colombiana no puede convertirse en coheredera de Timochenko, que empuñó las armas en nombre de los pobres, ni de Bateman que secuestró a “oligarcas” como castigo por ser ricos y mucho menos pueden tener como inspiración a quienes desangraron nuestro país. El concepto inverso de luchar por la justicia social, cometiendo injusticias debe ser erradicado de nuestra sociedad.
Tenemos que ser hijos del debate respetuoso, del ataque a las ideas, pero jamás a las personas, la premisa de este siglo NO puede ser el uso “ético” de las armas ilegales, porque la realidad es que siempre se termina haciendo uso criminal de ellas…
Jóvenes, la lucha por los derechos se hace sin explosivos ni cilindros para Duque, esa consigna es terrorismo y a esta hora lloramos 21 cadetes por el accionar criminal de un grupo que en nombre de la justicia social masacra. ¿Su anhelo es ser el próximo José Aldemar Rojas o el Iván Márquez del país?