La montaña de la comparecencia de Cristina Cifuentes ha parido el ratón de una comisión de investigación. La mentirosa Cifuentes añade hoy otro bochorno en la cobardía de Ciudadanos. Mientras, las bancadas de los dos partidos aplauden la falta de coraje democrático de ambos. Una clac vergonzante que hace que los partidos den vergüenza. Cifuentes ha mentido a los madrileños. Ha enseñado los mismos papeles que había enseñado. Que pagó, que le dieron el título, que estaba todo aprobado. Ya, pero lo que le estamos diciendo es que los procedimientos con los cuales logró todo eso no encajan. Nos ha dado versiones diferentes de casi todo, empezando con que se había dejado dos asignaturas para más adelante, que aparecen mágicamente aprobadas en otra fecha. No ir a clase, matricularse fuera de plazo, cambiar las notas, no presentarse, no escribir el TFM, no presentarlo. Se llama trato de favor y fraude. Y va al Parlamento con chulería a mentir a eso que llamamos la soberanía popular.
Si España fuera una democracia que se respetara, a los políticos que mienten, aunque fuera una sola vez, se les mandaría a su puñetera casa. Cifuentes ha presentado una carta de su profesor Pablo Chico de la Cámara, a quien luego contrataría Montoro en el Ministerio de Hacienda. El valor de esa carta es ninguno. Además de que vuelve a dar versiones diferentes. Cifuentes ha logrado enredar en su estercolero a gente que van a tener que llevar sus mentiras hasta el final. Y lo que al comienzo eran mentirijillas, van a convertirse en delitos. Como esa acta firmada por tres profesoras que Cifuentes presentó en su primera comparecencia y que tiene falsificadas al menos dos firmas. Suma y sigue. Se insiste mucho en dónde está el TFM. Es que da lo mismo, porque si apareciera, ya nadie creería que lo escribió ella. Porque las demás asignaturas las aprobó, nos dicen, sin asistir a clase. Por ciencia infusa. Al igual que les ingresaban sobresueldos en el PP sin hacer nada, les regalaban cualificaciones académicas. El máster de Cifuentes lo tienen otros personajazos del PP. Entre ellos, Pablo Casado, que suena para sustituirla. Suma y sigue.
Ciudadanos es un bochorno. Sólo piensa en lo que le beneficia, algo muy propio de un partido creado por el capitalismo financiero. Si dejara caer a Cifuentes hoy y apoyara una moción de censura, gobernaría una coalición de partidos donde ellos no serían la principal fuerza. Mejor ganar tiempo y que los madrileños se fastidien. Eso es Ciudadanos en condición pura. ¿Todavía hay algún ingenuo que cree que los naranjas van a regenerar nada en España? De Cifuentes sabemos algunos desde hace más de 20 años que es una trepa sin principios. Pero que los de Ciudadanos lleven tan poco tiempo y estén tan podridos sorprende.
El PSOE ahora dice, en boca de Gabilondo, que sí a la moción de censura. Podemos ha anunciado, en boca del Secretario General de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar, que apoya. Podemos ya había presentado una moción que el PSOE decidió no apoyar porque no le convenía. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Es importante que se mantengan los proyectos claros. No hay nada más estúpido que los pactos preelectorales. Recordemos lo que le pasó a Almunia (PSOE) y a Frutos (IU) en 2000. Los acuerdos, para que funcionen, deben ser siempre a posteriori y sobre la base de un programa. Para que los votantes no se sientan engañados. Podemos y PSOE tienen que ir discutiendo qué cosas comparten y en qué cosas difieren. El ejemplo de Portugal puede dar mucha luz. A Errejón, en Bolivia, le han recordado que solo es precandidato. Podemos tiene que poner en marcha ya sus primarias y poner las cartas sobre la mesa para que no se de la impresión de juego oportunista. De Ciudadanos no se puede esperar gran cosa porque va a seguir a su bola engordada por las encuestas y los medios. Aunque sea el momento ideal de apoyar la regeneración en Madrid. Ciudadanos volverá a defraudar. No vino para cambiar gran cosa sino para ser muleta del PP. Podemos no vino para ser muleta del PSOE. Si cae en el seguidismo, quedará muy lejos de un conportamiento virtuoso, aunque lo aplaudan los medios que trabajan en contra de un cambio sincero en Madrid y en España (lo hemos visto en Parla, con el comportamiento de un concejal en donde ha pesado más su oposición a la dirección madrileña de Podemos que el mandato de las bases). Por eso es momento de una discusión seria en Madrid entre el PSOE y Podemos. Que bastante triste es ya que Cifuentes pague cuentas por las mentiras del máster y no por todo el mal que ha hecho su partido en Madrid durante todos estos años.