Entre 2003 y 2005 las Farc le robaron al Fondo Ganadero del Huila más de 15.000 reses en Caquetá. En 2008, el Tribunal Administrativo del Caquetá condenó a la Nación en $8.493 millones, pero la inmensa pérdida desencadenó una época de dificultades a esa organización ganadera.
En 2013, el Consejo de Estado condenó a la Nación a pagar más de ocho mil millones de pesos al Fondo Ganadero del Meta por el robo de 6.609 reses. Era tan bueno el negocio, que las Farc terminaron proveyendo ganado a un matadero bajo su control en Yumbo, Valle, detectado por la autoridades hace pocos meses.
En 2003 al país lo sorprendió la guaca con más de 40.000 millones de pesos, que dio para película y telenovela. En agosto de 2014 el Ejército encontró una en Putumayo con más de 1.000 millones, y en abril de 2017, con acuerdo firmado y 949 caletas reconocidas, se encontró una no declarada en el mismo departamento, con armamento, explosivos y dinero en cantidad que nunca se precisó.
A finales de 2014 se anunció el hallazgo de un macropredio de ¡900.000 hectáreas! entre Huila, Meta y Caquetá, y a mediados de 2015 la expropiación de 278.000 hectáreas y 40.000 reses. En 2016 se conoció un informe de “The Economist” que, soportado en un estudio del Gobierno, tasaba en más de 10.500 millones de dólares la fortuna fariana en 2012. Esta es apenas una rápida revisión de medios, pero fueron muchos años de secuestro, extorsión, narcotráfico y minería de oro y coltán. Además, es sabido –y lo denunciamos– que, antes de la firma del Acuerdo Final, las Farc intensificaron la extorsión y el abigeato, para “hacerle caja” al posacuerdo.
¿A cuánto asciende su fortuna? ¿Cuánta está en paraísos fiscales? ¿Cuánta “madurando” en Venezuela? ¿Cuánta en manos de testaferros no detectados por la Fiscalía, a pesar de su excelente gestión? Hace dos meses, el fiscal Martínez afirmó, a partir de su propio listado, que son “miles de inmuebles urbanos, rurales y automotores, dinero de ganado, empresas, establecimientos de comercio (…). Estamos hablando de billones de pesos».
Por eso, lo que se conoce del listado de bienes entregado por las Farc es una desvergonzada falta de respeto al país, un “gran conejo” y la mayor operación de lavado en la historia colombiana.
La inclusión maliciosa de lo que ya les quitó la Fiscalía, de “sus carreteras”, de las reses que no se sabe si están en unos predios que no se sabe dónde están, amén de trastos de cocina y hasta una operación de pene, es una burla grotesca al país, a las víctimas y a las instituciones que cayeron generosas -¿temerosas?- en brazos de quienes siempre tuvieron las armas bajo la mesa. Hoy, que lograron todo frente a un gobierno débil, ¿para dónde van?, ¿para qué la burla arrogante? Lo peor está por venir: La exigencia de cumplimiento de esa entrega total convertida en mandato constitucional.