Ahora sí, sí al Sí.

Paz y Víctimas
Inmediatamente después de la venta de lo que tenía el Gobierno en Isagen, pensé que con ese tipo de acciones, iría a pensar muy bien el darle un Sí al supuesto plebiscito por la paz. Seguramente muchos ya tienen su No asegurado como forma de cobrarle a Santos aquella venta, y seguramente muchos de ellos no han meditado bien esa cuestión.

Inmediatamente después de la venta de lo que tenía el Gobierno en Isagén, pensé que con ese tipo de acciones iría a pensar muy bien el darle un Sí al supuesto plebiscito por la paz. Seguramente muchos ya tienen su No asegurado como forma de cobrarle a Santos aquella venta, y seguramente muchos de ellos no han meditado bien esa cuestión. Por mi parte, llegué a la conclusión de que sí hay que votar por el Sí para aprobar  lo que salga de La Habana, una vez conozcamos aquel paquete entero, claro está. Sin embargo, no creo que haya tal plebiscito por la paz, y adelante explicaré por qué.

Es necesario entonces que culmine con éxito lo que se negocia en La Habana, pese a que conservo mis críticas con este proceso de paz, en la medida en que se negocia allá pero acá se sigue golpeando a la sociedad civil acá, pero decir en un futuro que ya no hay FARC, es mucho y además necesario.

Ahora, si esta guerrilla fuera una verdadera guerrilla y un verdadero ejército del pueblo, sería necesario que siguieran existiendo, pero las FARC para lo único que han servido es para montar presidentes de derecha y extrema derecha, quienes lo hacen con el discurso de hacer la paz bien sea por la vía armada o por la negociada. Todo ha fracasado hasta el momento pero siempre la bandera de toda campaña presidencial ha sido la paz, no la educación, ni la equidad, ni el progreso, sino la tal paz.

Las FARC  también han servido para que la izquierda en Colombia se estanque y la macarticen, tachándolos a ellos y a los defensores de los Derechos Humanos, de guerrilleros terroristas de la FARC. Hasta los académicos han debido privarse de decir lo que dicen porque han tenido que correr el riesgo de ser vinculados con la guerrilla. Recuerdo un minidebate que tuvo el maestro Carlos Gaviria con el otrora excomisionado de paz de Uribe (hoy prófugo de la justicia) con las cámaras de Yamid Amat, en donde el segundo le pedía al primero que se retractara de lo que había dicho sobre el delito político, simplemente porque las FARC adoptaron dicha tesis. Aunque Gaviria no se retractó muchos otros sí lo han tenido que hacer.

Eso anterior con FARC, ahora sin ellas, y en una evidente disminución de la guerra en estos momentos -no sé si ya lo han notado-  pero hoy el colombiano es más consciente de los verdaderos problemas del país porque ya el bichito noticioso, acaparador e incómodo de las FARC está saliendo de la parrilla de los medios de comunicación. Atentados, secuestros, masacres y todo eso que era el día a día de la agenda noticiosa, ya está siendo historia y parte del pasado. Hoy las noticias abarcan inflación, críticas al salario mínimo, cubrimiento de paros (no muchos cubrimientos, ni muy buenos, pero es mucho decir), crisis de la salud, denuncias ciudadanas, resultados del proceso de paz, y un largo etcétera.

Desde que inició el proceso de paz la protesta social también ha emergido y así las inconformidades de los ciudadanos y de los diferentes sectores han salido a flote: educación, agro, y ahora la clase obrera y trabajadora. Ya el bicho de las FARC se ha ido silenciando para abrir paso a la visibilización de los verdaderos cánceres de esta Colombia. Bien decía Diana Uribe: la paz no resuelve los problemas, sino que los hace visibles: con un conflicto no se ve nada. O díganme si durante el Gobierno Uribe los problemas estaban tan visibles como ahora. Díganme si Uribe no nos vendió muy bien la idea de que las FARC era el único problema de este país, y no la inflación, la inequidad social, la salud o la educación. Ahora, la cosa está empezando a cambiar.

Ahora, de haber plebiscito por la paz, hay que votar por el Sí, para quitarnos de una vez y por todas el bicho de las FARC de encima, y para que los medios se vean forzados a llevarle al ciudadano los problemas reales que vive el país. Además, para que el ciudadano tenga otra concepción de la izquierda, y deje de relacionarla con la guerrilla o el terror. También espero que las FARC dejando las armas, se lancen con todo a la arena electoral y empiecen a conquistar al país por las buenas. Tantos beneficios que traería el fin del Conflicto Interno Armado.

Finalmente, y en cuanto a mis dudas con que haya un plebiscito por la paz, yo no confiaría tanto en ello porque muy seguramente Santos y su pandilla previeron que con la venta de Isagen, la popularidad del mandatario iría en caída libre, y si eso sucedía el plebiscito por la paz se vería en riesgo de no ser aprobado por los colombianos. Ellos no son bobos. Con la embarrada esta, muchos colombianos votarían No simplemente por pasarle cuenta de cobro a Santos, sin tener en cuenta lo de la paz y lo que salga de La Habana. Eso es un riesgo que Santos no va a correr.

 

 

Santiago Molina

Licenciado en Humanidades, Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia.​

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