Si bien Siria es hoy por hoy el conflicto que más victimas se ha cobrado en décadas y el que ha generado mayor número de refugiados después de la II guerra mundial, existen otros conflictos que parecen invisibles o que simplemente son ignorados por la prensa y la comunidad internacional. Tal es el caso del pueblo palestino y de países como la República Centroafricana y Yemen.
Al-Yamaniyya más conocido en occidente como Yemen, es un país situado en la península arábiga, mas exactamente entre Arabia y Omán y comparte con Eritrea y Yibuti, la entrada al mar rojo por medio del estrecho de Bab El Mandeb, un punto estratégico para el comercio mundial, por ser la principal entrada marítima de Asia y el pacífico al mar mediterráneo a través del canal de Suez.
El país se encontraba dividido en dos, Yemen del norte, ocupado por Egipto y Yemen del sur, ocupado por el Reino Unido; tras la retirada de los británicos en 1967 comenzó el proceso de reunificación del país, que se concretó en marzo de 1990, pero ahí no terminaría el calvario del pueblo yemení por cuenta de su acérrimo rival: el rey Abdalá bin Abdulaziz fallecido en 2015.
En septiembre de 2014, luego de la renuncia del primer ministro Mohammed Basindawa, comenzó la campaña de los hutíes para tomarse el poder, logrando su objetivo en enero de 2015 con la toma del palacio presidencial. En marzo de 2015, el régimen saudí bombardeó un bastión de los hutíes, donde murieron alrededor de 63 personas, en su mayoría mujeres y niños, civiles desarmados, lo cual desencadenó el conflicto armado que pervive hasta hoy.
Los hutíes son un grupo insurgente predominantemente zaidí fieles de la rama chiita del islam, que opera principalmente en Yemen del norte entre las provincias de Al Jawf, frontera con Arabia, Sadá, Saná (la capital) Amrán y Hajjah este grupo insurgente se autodenominan Ansar Alá que quiere decir partidarios de Dios y están apoyados por Irán quienes suministran armas y alimentos a pesar del bloqueo impuesto por el régimen sunita de Salmán bin Abdulaziz.
Yemen es uno de tantos países que sufre de la amnesia selectiva de la prensa occidental, los abusos cometidos por Arabia Saudí a su territorio son peores que los cometidos por Israel al pueblo palestino, pero esto no se decanta en los tabloides porque este pueblo olvidado de Alá no tiene mayores dolientes. Hasán Rouhaní su principal mentor, no es del agrado del círculo de Washington y mucho menos de Israel.
Las infames acciones saudíes incluyen la construcción de un muro de más de 2000 kilómetros en la frontera, bombardeos, sabotaje al comercio, restricción a la entrada de productos de primera necesidad, hechos que agravan la precaria situación humanitaria del país. Los líderes mundiales en su olímpica hipocresía se hacen los de la vista gorda frente a esta situación.
Yemen es considerado el país más pobre de la región. Allí también mueren niños de inanición y, sin embargo, nadie sale a las calles de Europa o Estados Unidos a decir “Yo soy Yemen” y nadie se pronuncia en contra del reino arábigo. Ni una sola sanción, ni una restricción. La ONU demuestra con creces su ineficacia e impotencia frente a las hegemonías imperantes.