Voz de protesta y oposición

Las clases menos favorecidas, los oprimidos que dicen defender desde la izquierda, poco a poco se dan cuenta que la ideología progresista lejos está de ser la opción política que los salvará. Postulados de su presidente arruinan a la clase media y los sectores populares para enriquecer al Sensey que los engañó.

Marcha que se convocó para esta semana invita a los colombianos a atender un grito de inconformismo que ya trasciende los cantos constantes de #FueraPetro en actos públicos. La solución de cambio, que se propuso a los problemas de años bajo otras administraciones, poco y nada avanza en 576 días de gobierno. Las movilizaciones, que congregan en las calles a más del 1% o 2% de la población nacional, deja diversas variables a las cuales prestar atención: oscuros movimientos que se tejen detrás de la reforma a la salud, la escasez de medicamentos, el trauma financiero que significaría la reforma pensional, la autonomía Institucional, la radicalización gubernamental con cuestionables designaciones en las entidades estatales, la crisis energética que ya se avizora, el golpe de mesa que se gesta a la justicia tras las delicadas acusaciones contra Nicolás Petro y la presión para el rápido nombramiento de Fiscal General que llegue a apagar el fuego, entre otros factores.

La real identificación de la mayoría de los colombianos, con las consignas de quienes convocan a este acto público, permite generalizar las peticiones que comienzan a germinar un sentimiento de esperanza que derrota la apatía o distanciamiento que desde la izquierda esperaban se diera frente a los motivos que llaman a la protesta. La tradicional parquedad política de los colombianos frente a estas iniciativas ha sido derrotada con las voces que se alzan en pro de mantener la democracia que tanto se valora en Colombia. Diecinueve meses de Gustavo Francisco Petro Urrego al frente de la máxima magistratura de la nación deja serios interrogantes frente a su idoneidad en el cargo, incapacidad para dar un giro de 180º en la concepción de país sin caer en los discursos bizantinos propios del populismo. Es con hechos, con acciones, y no con marchas, que se dará un giro a lo que ahora ocurre en Colombia, dinámica de paralizar el país fue la que se empleó desde el 2019, por parte del progresismo, y ya se viven las consecuencias políticas, económicas y sociales en la nación.

Estrategia de mandato, que hace frente a los obstáculos propios de la clase política tradicional y el contexto nacional de un país profundamente polarizado, es la base de un contexto de confrontación ideológica que se traslada del escenario legislativo y ejecutivo a los sectores rurales y urbanos del entramado colombiano. Sueño de Gustavo Francisco Petro Urrego de perpetuarse en el poder y acabar con la democracia, llama que los colombianos se manifiesten con contundencia contra ese cambio por el que obligaron y votaron algunos. El Cauca es la materialización de la desatención del gobierno con los problemas de Colombia, masacres a diario, bloqueos, justicia por propia mano y una profunda crisis económica, mientras los militantes del Pacto Histórico y sus fuerzas aliadas están “viviendo sabroso”.

La paz total que se vendió en campaña ha despertado un clima de violencia que trae consigo el asesinato y persecución de líderes sociales, así, como las diversas manifestaciones de violencia que se han presenciado en los últimos meses. Es claro que existió, y ha existido, una mala planificación de lo que sería esta nueva negociación, las secuelas de los reductos de grupos al margen de la ley y el qué hacer con los descontentos que quedan por fuera de la mesa, o no se sienten representados por quienes se encuentran en ella. Se está al frente de una panorama de bifurcación que plantea serios debates en las vertientes sociales del país, escenario perfecto que lleva a cada corriente a pescar en rio revuelto y tratar de sacar beneficios de toda índole en cada una de las circunstancias que se presentan.

Quienes hoy se suman a la protesta tienen razones claras y objetivas, no están en busca de congraciarse con movimientos o un personaje en particular, respaldan el sentir nacional frente a quienes creen, y están seguros, que Colombia va por mal camino. No es momento de ser tibios, se está a tiempo de enderezar el rumbo, mostrar fuerza y unión. Grave problema es que la izquierda quiere imponer su ideología, y olvidó que los argumentos y el dialogo son más válidos que las piedras, y las papas bombas, que fueron protagonistas del inconformismo social que los llevó al poder. Radicalización del discurso, y las acciones en cada acto, de Gustavo Francisco Petro Urrego subraya que llegó un giro extremo al progresismo, momento en el que solo se gobernará con quienes sean leales al axioma del Pacto Histórico. Prima el activismo sobre el tecnicismo y la preparación idónea para ejercer un cargo de trascendencia nacional.

Intereses comunes en la distribución de territorio, políticas agroindustriales, explotación minera, reducción de la violencia rural, respeto a la libertad y los derechos humanos, que se constituyeron entre las comunidades indígenas, los afros y los campesinos van a estallar en la mano del gobierno del cambio. La confrontación rural, degradación de la seguridad democrática, trajo consigo la infiltración de actores armados en zonas del país donde son perseguidos y desaparecidos los líderes sociales, y propician enfrentamientos de la población con la fuerza pública. Espiral de resignación e indignación que opta por las vías de hecho antes que explorar el diálogo y fijar acuerdos en la refundación de un país en el marco de la paz. Los intereses particulares y comunes han sido incapaces de reconocer el escenario de un país en crisis y las multimillonarias pérdidas que dejó un proceso de protesta, parálisis y destrucción sistemática como el que orquestaron los de izquierda desde 2019.

Ejercer el derecho a la protesta es totalmente válido, pero respetar el derecho al discernimiento también lo es, se deben encontrar puntos de acuerdo que permitan a los colombianos avanzar y crecer como país. Una nación con múltiples riquezas naturales, y estupendas oportunidades, requiere que sus habitantes se reconozcan como sociedad y, desde sus acuerdos y desacuerdos, proyecten la reconstrucción de un proyecto de vida que le permita progresar en el escenario mundial. Los perjuicios que se trasladan al bolsillo de todos los ciudadanos, y que acrecientan las diferencias sociales, profundizan la violencia entre unos y otros, en las zonas urbanas y rurales de una nación que en el marco del ejercicio democrático dejó las armas y la imposición de argumentos por la confrontación respetuosa de ideas, y la concertación de políticas en pro del bien común.

Si no se despierta a tiempo en Colombia pronto será realidad lo que tanto se ha anunciado, destrucción social del entorno democrático que traerá consigo expropiaciones, desatención en la salud, ruina, pérdida del poder adquisitivo y migración indiscriminada por Latinoamérica y el mundo. Ya en febrero de 2008 Colombia marchó contra las FARC que se querían tomar el país con sus amenazas desde el monte, ahora lo hará por quien con falacias se quiere hacer ver como el salvador de la patria. Ausencia de autoridad moral de Gustavo Francisco Petro Urrego amerita un pronunciamiento de todas las fuerzas políticas que creen en el estado social de derecho. Voz de protesta y oposición que se alza en contra de su presidente le recuerda que lejos está de ser el mesías que sueña. Es sano evocar a su mandatario que sus imposiciones no pueden ni serán absolutas, debe respetar la Constitución y las instituciones democráticas que ahora destruye y desprecia.

 

Andrés Barrios Rubio

PhD. en Contenidos de Comunicación en la Era Digital, Comunicador Social – Periodista. 23 años de experiencia laboral en el área del periodística, 20 en la investigación y docencia universitaria, y 10 en la dirección de proyectos académicos y profesionales. Experiencia en la gestión de proyectos, los medios de comunicación masiva, las TIC, el análisis de audiencias, la administración de actividades de docencia, investigación y proyección social, publicación de artículos académicos, blogs y podcasts.

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