No te conozco, y no te quiero conocer aún en mucho tiempo. Sé que serás quien limpie este espacio con tanto desorden, un domingo en la mañana, con salsa de fondo.
Arribo con falta de destreza a tu morada, el momento citado fue hace bastante. Pero aun así hace poco me acordé. Créeme, no lo hago por gusto, ni mucho menos por vocación, más bien convierto en anécdota aquello que por años consideré mi maldición.
A los médicos les quedé mal, dos semanas después de lo planeado decidí asomar respiro. Regordete, con la cabeza baja en señal de disculpas por la preclamsia de mamá, la vida me premiaría con coincidir la fecha de arribo con Manuel Turizo (¿Premio o castigo?).
También, al pecho de mamá lo dejé 4 años después que el promedio, más por presión social que otra cosa. Aunque de manera simbólica, no pienso ser detestado hasta haber terminado el doctorado.
Por otro lado, a primaria ingresé 1 año después del tiempo estipulado, por culpa de mi falta de control de esfínteres. Señal divina que me indicaría que me la pasaría de cagada en cagada.
En el sexo, es más de lo mismo, de vez en cuando, no me he venido por nunca haber llegado a tiempo.
Recién puesto el título de bachiller, me desvié de mi querer hacer. Y fue la medicina quien me rescató años después, que dizque porque yo era bueno para las matemáticas. Y desde entonces, cada vez que voy a clase, en la buseta, no me dejo perturbar por cuanta ocurrencia por parte del conductor, puesto que el título de “ser quien llega a mitad de la clase”, ya me lo gané con esfuerzo.
En el amor, he de confesar que prometí ser selectivo con las personas que tomarían en arriendo la habitación que tengo en pleno mediastino. Deseaba que fuera ocupada por alguien que durara ahí por la eternidad. Pero con el tiempo, y a razón de necesidad, se ha convertido más en hotel de paso que en residencia fija. Es por eso por lo que no se me cae la cara por el peso de mi descaro, al decir; que como hoy, también llegaré tarde a nuestro siguiente encuentro.
No te conozco, y no te quiero conocer aún en mucho tiempo. Sé que serás quien limpie este espacio con tanto desorden, un domingo en la mañana, con salsa de fondo. Es por eso por lo que te quiero pedir en este instante, que vivas y ames como si no fueras a hacerlo mañana, y como si nunca lo hubieras hecho ayer. Que te atragantes de vivencias, experiencias y anécdotas como si estuvieran de descuento. Y sobre todo que no te inhibas a conocer nuevas personas en tu vida. El puesto mío ya es fijo, solo me falta reclamarlo.
Desde ya, sé que eres la vida de mi amor, y en tal caso, que nos (re)conozcamos en la parte culmine de este viaje, con la parca estacionada debajo del palo de mangos. No te preocupes, de igual formas, ya voy tarde.
Migaja: No voy detrás del tiempo, solo estoy esperando que se canse.
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