“Algo Huele a podrido en Dinamarca”
William Shakespeare.
En los últimos días, el proceso de elección de la Fiscal General de la Nación ha sido objeto de intensos debates y controversias. Lo que debería ser un proceso basado en la imparcialidad y la independencia judicial se ha visto empañado por acusaciones de “politización” e incluso en “enfrentamientos entre el poder ejecutivo y el poder judicial”.
“(…) reitero en este proceso reflexivo de construcción del consenso a partir de una maduración consciente, una verificación consciente de cada una de las candidatas” expresó el residente de la Corte suprema de justicia el pasado jueves 22 de febrero.
Me pregunto, ¿Que entenderá el magistrado Gerson Chaverra Castro por la palabra “maduración”? ¿no es un exorbitante proceso de maduración? la excesiva maduración concluye en desechos ¿desechara entonces la corte suprema de justicia la terna brillante de mujeres que aspiran al cargo?… algo extraño sucede, ya decía Marcelo en la Hamlet de Shakespeare “algo huele a podrido en Dinamarca” para significar que de la misma forma que el pescado comienza a podrirse por la cabeza, el Estado empieza a hacerlo por sus dirigentes y las instituciones.
La actividad de la Fiscalía General de la Nación es fundamental para combatir la impunidad, garantizar el acceso a la justicia, preservar la democracia y el Estado de derecho en Colombia, al tener el control exclusivo de la acción penal, la Fiscalía desempeña un papel crucial en el sistema de justicia.
Sin embargo, la ausencia de un titular en la Fiscalía y la designación de personas interinas -incluso personas que actuaron como mano derecha del fiscal saliente- pueden comprometer su independencia y autonomía. No obstante, la designación interina ha generado incertidumbre y falta de continuidad en el liderazgo de la institución, lo que puede afectar -o más bien, afecta- la toma de decisiones y la implementación de estrategias efectivas y transparentes para combatir los delitos y garantizar la rendición de cuentas.
Sumado a ello, la falta de una persona titular en la Fiscalía General genera dudas sobre la imparcialidad de las investigaciones y la persecución de delitos. La independencia de la Fiscalía es crucial para que pueda actuar sin presiones externas y sin interferencias indebidas, lo que garantiza que se realicen investigaciones objetivas y se persigan delitos de manera justa y equitativa, sin demoras en la resolución de casos y evitar la congestión judicial, lo que afecta gravemente la eficiencia y la capacidad del sistema de justicia para brindar una respuesta efectiva a la persecución efectiva de delitos.
Claramente la Corte Suprema de Justicia no debe ser objeto de presiones externas, sin embargo resulta curiosa su actitud reciente, sumado a ello, la ausencia de Fiscal General o la percepción de que el proceso de elección está politizado ha minado la confianza de la ciudadanía en el sistema de justicia, que como se ha visto, es fundamental para el funcionamiento efectivo de cualquier sistema judicial, y su debilitamiento puede tener consecuencias negativas en la percepción de la justicia y la legitimidad de las decisiones judiciales.
Finalmente y no menos importante, el próximo 7 de marzo nuevamente existe posibilidad de elección de una mujer para el cargo de Fiscal General, ello debería ser un hito significativo en la lucha por la igualdad de género y la representación de las mujeres en puestos de liderazgo. Sin embargo, la probable pincelada política de este proceso ha desviado la atención de este logro y ha convertido la nominación en una herramienta para intereses particulares.
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