Virtudes innecesarias

Supone una que debieron calcular muy bien el costo político de llevar a la televisión una reunión que se celebra a puerta cerrada. Convertir una reunión de gestión y rendición de cuentas del equipo primario en una carnicería es algo difícil de explicar. Es valiente y arrojadizo pero innecesario, porque por donde se le mire, siempre va a resultar reprochable. En el supuesto de que todo salga bien y los funcionarios, de manera disciplinada, hablen a una misma voz… el escenario será fatal porque se le denunciará como un acto de vanidad; una ficción programada donde los funcionarios repiten un libreto editado para hacer grande a su líder. Un acto artificial de legitimidad que daría lugar a críticas porque se calificaría como una expresión narcisista, de las que abundan en América, que destina recursos públicos, por fuera de una agenda, que verdaderamente necesita el país. Imagínense el titular de @Vicky-Paloma-W: “Un país en crisis, bajo la excepción de conmoción interior y el Presidente dirigiendo obras de teatro.” En el supuesto de que todo se salga de control y se advierta el zaperoco que le ofrecieron a la audiencia, y especialmente a la oposición, es adelantar los aguinaldos de navidad.

Un Consejo de ministros se hace a puerta cerrada porque es el escenario en el que se purgan las tensiones internas. Es normal que las haya. Es sano que las haya. Lo que no es normal ni sano es que se haga visible. La publicidad y la transparencia deberían dejarla para aclarar las finanzas de la campaña. Que es algo por lo que han guardado no solo un silencio cómplice, sino al parecer es lo que justifica ese pudor reverencial a Benedetti. En perspectiva, la implosión tenía una intención subrepticia: mostrar donde salta la liebre. Bajo presión cada quien, con intereses electorales, debe tomar posición y debe definir el lugar político al que pertenece. En términos individuales, las cartas están jugadas y queda claro quienes no están dispuestos a seguir bajo la sombra. Y como el tiempo electoral presidencial empieza a agotarse, resulta necesario definir quienes son los candidatos que tienen opciones reales de acceso al poder.  No creo que la televisada del Consejo sea algo genuino. Es un acto político y todavía es muy reciente para valorar con detalle el costo resultado.

Frente a un Consejo de ministros televisado se cruza la teoría política y la realpolitik. La teoría política celebra un acto de transparencia. Ofrece un símbolo de alterar las reglas de juego; y eso es muy propio de la personalidad del gobernante. Desde la perspectiva de la realpolitik, es una virtud innecesaria porque en política vale más lo que se muestra que lo deseado. Y cada palabra, cada gesto y cada reproche sobre la dirección del barco, es utilizado en contra del capitán. Y puede ocurrir que de ir tanto al límite, la gobernabilidad del Pacto se quede sin una segunda oportunidad.

John Fernando Restrepo Tamayo

Abogado y politólogo. Magíster en filosofía y Doctor en derecho.
Profesor de derecho constitucional en la Universidad del Valle.

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