Violencia de la mujer contra la mujer: un fenómeno que también se debe rechazar

“A nivel social, la violencia entre mujeres socava la solidaridad y la colaboración necesarias para avanzar hacia la igualdad de género. Fomenta la desconfianza y el resentimiento entre las mujeres, debilitando el movimiento feminista y obstaculizando los esfuerzos colectivos para combatir la opresión de género en todas sus formas”


Mucho se habla de la violencia de género, es decir, de la violencia que el hombre comete contra la mujer, pero poco se habla de la violencia de la mujer contra la mujer. Al parecer, durante todo este tiempo solo se ha hecho eco de lo primero más no de lo segundo.

La violencia contra la mujer es un problema global que ha recibido una atención considerable en los últimos años. Sin embargo, dentro de este amplio espectro de violencia, existe un fenómeno menos reconocido pero igualmente preocupante: la violencia de la mujer contra la mujer. En este pequeño escrito trato de explorar esta realidad oculta, examinando sus causas, manifestaciones y consecuencias, así como proponiendo acciones para abordarla de manera efectiva.

Para comprender la violencia de la mujer contra la mujer, es crucial examinar sus raíces y causas subyacentes. En muchos casos, esta forma de violencia surge de estructuras sociales y culturales arraigadas que perpetúan la competencia y la rivalidad entre las mujeres. Además, factores individuales como los traumas pasados, los trastornos mentales y la falta de habilidades para manejar conflictos de manera saludable también contribuyen a la violencia entre mujeres. La competencia por recursos limitados, la presión social y la influencia de los medios de comunicación también desempeñan un papel significativo en la exacerbación de estos comportamientos.

La violencia de la mujer contra la mujer en muchas sociedades y culturas se ha manifestado de diversas formas, tanto físicas como psicológicas. Esto incluye agresiones verbales, intimidación, exclusión social, difamación, manipulación emocional y, en casos extremos, violencia física. Estas formas de violencia pueden ocurrir en diferentes contextos, como el hogar, el lugar de trabajo, las instituciones educativas y las comunidades en línea.

Es importante destacar que esta violencia puede ser especialmente insidiosa debido a la falta de reconocimiento y denuncia. Las mujeres que son víctimas de esta forma de violencia a menudo enfrentan barreras adicionales para buscar ayuda y apoyo, ya sea por miedo a represalias, vergüenza o el estigma asociado con la idea de que las mujeres no pueden ser violentas hacia otras mujeres.

Las consecuencias de la violencia de la mujer contra la mujer son profundamente perjudiciales, tanto para las víctimas como para la sociedad en su conjunto. A nivel individual, esta forma de violencia puede causar daños emocionales, físicos y psicológicos duraderos, incluyendo depresión, ansiedad, trastornos de estrés postraumático y baja autoestima. Además, puede perpetuar un ciclo de violencia intergeneracional, ya que las víctimas pueden replicar los comportamientos abusivos que han experimentado.

A nivel social, la violencia entre mujeres socava la solidaridad y la colaboración necesarias para avanzar hacia la igualdad de género. Fomenta la desconfianza y el resentimiento entre las mujeres, debilitando el movimiento feminista y obstaculizando los esfuerzos colectivos para combatir la opresión de género en todas sus formas.

Concluyendo, se puede considerar que para abordar efectivamente la violencia de la mujer contra la mujer, es necesario un enfoque multifacético que combine intervenciones a nivel individual, comunitario y estructural.

Actualmente ya no se puede negar que la violencia de la mujer contra la mujer es una realidad compleja y multifacética que merece una atención urgente. Para erradicar esta forma de violencia, es necesario un compromiso colectivo para desafiar los inconvenientes que suelen presentarse en el gremio fenemino, promover la igualdad y crear entornos seguros y solidarios para todas las mujeres. Solo a través de acciones concertadas a nivel individual, comunitario y estructural se puede construir un mundo donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y opresión.

Numar González Alvarado

Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico. Docente de filosofía y Ciencias Sociales. Miembro investigador del Grupo de Investigación Cronotopias.

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