Vicealcaldías, pesadilla para Fico, oportunidad para Medellín

Vicealcaldías, un término nuevo para los medellinenses, lo puso en circulación Aníbal Gaviria, quien luego de planear y estudiar, con un grupo de expertos, al igual que él en administración, presentó una propuesta de reestructuración administrativa para la Alcaldía de Medellín. Estas nuevas instancias buscan “coordinar, acompañar y fortalecer el seguimiento a la gestión del Municipio en grandes temas estratégicos, facilitando además la articulación de esfuerzos entre las secretarías y las entidades descentralizadas relacionadas”.

Burocracia dicen los desconocedores, burocracia dicen los muchachos que aún están en campaña y los que critican sin conocer, luego de un amague de empalme, un modelo exitoso. En la columna titulada “De abogado del diablo (de Aníbal Gaviria)” publicada en este medio, hablé un poco sobre el tema, dije que son necesarias pues eso de coordinar, acompañar y fortalecer el seguimiento a la gestión Municipal es ganador, en tanto apunta a que la entidad sea más eficiente y ahorre esfuerzos a la hora de invertir, tiempo y recurso humano y económico al buscar satisfacer necesidades de sus gobernados.

Las Vicealcaldías no brotaron de la tierra, ni fue un embeleco de Gaviria, fueron diseñadas, estudiadas y recibieron el visto bueno del Departamento Administrativo de la Función Pública (DAFP). Lastimosamente no lograron dar a luz resultados con los que se pudieran defenderse por sí mismas, llevan en implementación poco tiempo.

Escribo esto por segunda vez, porque el muchacho de la gente tiene pesadillas con estas diariamente, dijo en campaña que son el chucho, que se pierde contacto con los secretarios y con la gente, además como buen desconocedor de la estructura alega que son mera burocracia y que por ello las va a eliminar, así que mañana martes presentará un proyecto de acuerdo al Concejo de Medellín para borrarlas de la estructura municipal.

En primer lugar, el contacto con los secretarios y las personas se pierde en la medida que lo permite el gobernante o administrador (como les gusta ser llamados a los patrocinados por el GEA), habría que aceptar que Aníbal Gaviria perdió mucho contacto, cosa que no pasará con el de la gente, pues esos crespos encantadores y discurso repetitivo logran embelesar a miles.

No son burocracia (en ese tonito que quieren usar los impolutos, a los que ahora parecen no gustar de los puestos), burocracia sería llenar el despacho del Alcalde de “asesores” que no asesoran, que no son expertos. Las Vicealcaldías son seis cargos, con salario de secretario de despacho, que se podrían rediseñar en lugar de suprimir, si el gobernante o administrador se diera a la tarea de conocerlos y no simplemente tomara decisiones desde las emociones y supuestas promesas de la campaña electoral.

Yo me sumaría a la propuesta de Eugenio Prieto en la pasada campaña, y es que las Vicealcaldías de hoy se convirtieran en Vicealcaldías territoriales, que lleven el gobierno de la gente a la gente, que estén en los territorios, en la calle, donde se conoce la realidad, como lo repite sin descanso el muchacho de la gente.

Solo pondré un ejemplo, Medellín no es una ciudad pequeña, la zona 1 de Medellín, compuesta por las comunas 1 Popular, 2 Santa Cruz, 3 Manrique y 4 Aranjuez, con más de cincuenta (50) barrios, tiene más habitantes que la ciudad de Bucaramanga. Una zona con unas características diferentes a las demás, con necesidades en educación, empleo, participación, seguridad y ocupación y tenencia de espacio público, entre otras, diferentes a las de otras zonas de la ciudad. No sería un salto al modelo de gobierno centralista tener unas Vicealcaldías que se piensen las zonas y los corregimientos, que respondan a necesidades específicas, con capacidad para decidir, con equipos de trabajo en el territorio, cercanos, con oferta institucional real, con recursos. Eso es seguridad humana, seguridad integral, eso es recuperar el territorio.

Y es que no hay forma más eficiente y real de recuperar los territorios que con la presencia del estado en ellos, con soluciones diferenciadas según el contexto de nuestras zonas, comunas y corregimientos, con personal capacitado y de planta que le de continuidad a los procesos, con espacio público digno, con oferta educativa, de salud y oportunidades de empleo y de emprendimiento, con escuelas de formación política que empoderen a las comunidades y por lo tanto disminuya el riesgo de cada cuatro años tener que votar por el menos malo o tener que pagar con el voto por un derecho que el politiquero hace pasar como favor.

La discusión sobre las Vicealcaldías no debe centrarse en el grado de burocracia que representan seis cargos, sino en las oportunidades que ofrecen a la ciudad si les damos la oportunidad, si nos damos a la tarea juiciosa de estudiarlas y construir otras formas de estar en el territorio. Se hace necesario por tanto examinar cómo el gobierno se relaciona con la comunidad y el territorio y estos con el gobierno.

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— Al Poniente (@AlPoniente) enero 11, 2016