“Las convocatorias de protestas con Cacerolas por parte del Senador que promovió como candidato a Juan Manuel Santos como candidato uribista en 2010 a la Presidencia y de despedir y proteger la paz con velas del hijo de Juan Manuel Santos no serían dignas de comentarios sino albergaran intenciones oscuras de impunidad, delito y corrupción”
En todas las regiones de Colombia, hay costumbres como las coplas, las trovas, y la rima picaresca, pero sin duda el ejercicio folclóricamente más conocido es el de los trovadores de Antioquia y en general la región que ha pasado culturalmente por la colonización paisa, es decir el Eje Cafetero, Norte del Valle y Norte del Tolima.
Parece ser que al promotor de la candidatura de Juan Manuel Santos hace ocho años, el Senador José Obdulio Gaviria y al polémico vividor y modelo bogotano de imitación de Alejandro de la Rúa, Esteban Santos (cuya ocupación laboral es desconocida) quieren poner a bailar de forma anticipada para combatir en el uno su diletancia teórica y en el otro su desocupación dorada, un Grupo Musical de trovadores en formato antioqueño llamado Velón y Cacerola. El problema del senador liberal radical de la Ceja del Tambo, es que ya existe un humorista que tiene Cacerola como seudónimo, y no sé cómo arreglen lo de los derechos de autor.
Los políticos y los opinadores de oficio (con empleo de verdad desconocido), siempre han usado a las masas en su derecho constitucional y actitud espontanea de vida para subir en el poder a costillas de los demás y usar al pueblo como instrumento. Desde la actual Consulta “anticorrupción”, pasando por marchas populistas por igual las PRO Vida y las del Orgullo gay –ambas muestras diferentes del fanatismo y la vulgaridad-, las velatones, tutelatones, abrazatones y demás reggaetones que desde las protestas de 2011 hasta el populismo con que Gustavo Petro arañó su puesto en Bogotá como alcalde. A través de símbolos, discursos, lugares comunes manipular las emociones de los demás.
Si usted, querido lector, por su propia voluntad cree que el gobierno Santos fue bueno o nefasto, está en todo su derecho a expresarlo y desarrollar su opinión política en el nivel que quiera, pero si usted se va a dejar que administren su noche del 6 de agosto prendiendo veladoras a nadie como en un 7 de diciembre o tocando cacerolas a riesgo de que alguien denuncie el ruido en el conjunto o el barrio y le apliquen en Código de Policía.
Concluyo con esto: El sentido común es el menos común de todos, y cuando una ideología sube al poder se convierte en sentido común. Usted decide si quiere tomar el control de su vida y el destino de su país, o al son de los trovadores y falsos profetas bailar en la generación de los farsantes y usupadores, denunciada por el escritor Jose María Vargas Vila.
¡Himno Nacional o las letras del odio de Velón y Cacerola!
Twitter: @armesto1989