¿Una nueva repetición?

“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.”

 Aldous Huxley


Hemos llegado demasiado tarde al futuro. El mundo de nuestros días parece que no tiene nada de original al del pasado. Nuestra imagen del siglo XXI es la de un conductor de auto, tratando de llegar hacia adelante viendo el retrovisor. Todo indica que el espíritu de la época es renovar las repeticiones  una y otra vez.

El panorama del mundo de ayer sigue latente: Europa es el centro de la disputa de la nueva correlación política del orden mundial,  en el marco de una situación post pandémica y de una crisis económica planetaria que se profundiza. Retornan los viejos discursos nacionalistas, proteccionistas y neoconservadores, cargados de un fuerte condimento populista que llama a las clases medias a alinearse con el viejo anhelo de volver a ser lo que eran, antes que la peste migratoria africana, del medio oriente, el este de Europa y América latina inunden sus países y depreden las despensas semi vacías de las débiles economías nacionales. Temor, pánico, miedo y carestía es el combustible suficiente para que vuelva entre las cenizas el proyecto destructivo pero purificador y salvador del fascismo. El orden del caos parece ser una inevitable salida a la actual crisis mundial.

Hace cien años, el fascismo italiano iniciaba su ascenso: tras una carrera política exitosa, orientada por vía de la agitación en Il Popolo d’Italia, periódico fundado por Benito Mussolini en 1914, aprovechando los desastrosos desenlaces de la Primera Guerra mundial, con una economía en crisis y el vacío político de los débiles partidos italianos, logran llegar al parlamento con una mayoría que en 1921 prepara el escenario para el copamiento estatal. La recordada marcha sobre Roma de las camisas negras, el 30 de octubre de 1922 y la declaratoria de la toma del poder el día siguiente, son apenas una fresca noticia del pasado que retumba en las urnas, recientemente cerradas en el emblemático país del otrora imperio más sólido y extenso de la antigüedad.

Como hace un siglo, una periodista, agitadora profesional, proveniente y heredera de las corrientes del Partido Nacional Fascista del Duce, ex dirigente juvenil y estudiantil del Fronte della Gioventú (Frente de la Juventud), Giorgia Meloni, de 45 años, es la primera premier mujer italiana de la historia. Su partido Fratelli d´Italia (Hermanos de Italia) se impuso con el 25,93% y la coalición de derecha italiana se posicionó con el 42,73% de los votos[1]. Su política se basa en la nada original idea nacionalista, xenofóbica y ultra conservadora que promete volver a Italia la estabilidad y la prosperidad que ha sido incapaz de desarrollar la política tradicional de la Europa de la postguerra. Lo novedoso es regresar al proyecto anterior.

Este curioso renacer ultra conservador de carácter fascista, puede atribuirse a la crisis sistémica del liberalismo político y sus débiles derivas democráticas, autoritarias y ahora progresistas. Existe un vaciamiento de contenido ideológico y político del proyecto liberal, conservador, socialista e incluso social-demócrata que no permiten llenar el espacio crítico al que la dinámica social exigen novedosas respuestas. Una crisis de representación social  e institucional erosiona el consenso de las democracias liberales. Allí donde anida el caos y la incertidumbre de la sociedad ante la incapacidad para encontrar salidas a las crisis del capitalismo con las fórmulas  preestablecidas desde 1945, se ha creado el germen para fecundar, madurar y crecer un proyecto de ultraderecha social cada vez más refinado en sus modos y contenidos de acción y movilización.

Podríamos atrevernos a aproximar que ahora, como hace cien años se conectan tres  sincronías cíclicas que dan cuenta del fenómeno que erosionan la estabilidad del sistema demo-liberal hoy existente: primero, la disputa de un nuevo escenario geopolítico, encuadrado por un campo bélico en Europa del este, la guerra ruso- ucraniana que es al fin de cuentas, la confrontación velada de la hegemonía política de occidente en decadencia, contra un proyecto emergente de hegemonía transnacional desde oriente. Aunque ya no existe la URRSS, los escenarios de disputa revelan la herencia no saldada con las naciones surgidas en el marco de ese bloque internacional y los intereses de expansión del capitalismo occidental sobre el este de Europa a fin de frenar el nacimiento del siglo chino con sus aliados.

La segunda sincronía, es el mundo post pandémico que coincide exactamente como en 1919 y 1920 con la reestructuración masiva de la organización civilizatoria, tal cual se conoció. Los ritmos de la producción capitalista entraron en un enfriamiento a escala planetaria, lo cual ha repercutido en nuevos modos de adaptación de formas de consumo, hábitos y organización del trabajo, que han impulsado la fase digital de la explotación. El siglo XX necesitó guerras y una pandemia para reestructurar la producción y con ello proyectar el esplendor del modelo de acumulación del Estado de Bienestar y posteriormente agilizar las grietas del neoliberalismo. El siglo XXI está produciendo una etapa de organización del capitalismo bajo la una dirección del capital cognitivo y la era digital como parte de su ensamblaje de reestructuración y adaptación a los dominantes asiáticos del mercado mundial.

La tercera sincronía, es la permanencia de la crisis estructural del sistema capitalista a escala planetaria. Aunque no se parece en los modos de desarrollo a la situación de la Gran Depresión de 1929, la caída en la tasa de ganancia de los grandes capitales sigue elevando la tensión mundial. La hegemonía del dólar norteamericano subordina y empuja la crisis a los países que dependen de ésta, mientras otros centros de producción a gran escala, especialmente en China, estimulan al mundo a pensar en una nueva hegemonía comercial, de mercado, política, militar y económica. Hace un siglo la guerra, la pandemia y la crisis económica produjo una nueva hegemonía desde occidente y hoy pareciera que esta dinámica fuera también la partera de un bloque emergente a nivel mundial.

Conectadas estas sincronías entre sí, pareciera que el mundo ha vuelto a repetirse con nuevos actores y protagonistas, pero siguiendo el libreto de la reorganización social que provee el capitalismo en la resolución de sus crisis estructurales. Si las tendencias parecen experimentar las formas de la guerra, la hambruna y la devastación social, es necesario tomar atenta nota del retrovisor, pareciera que los designios no son alentadores y como dijeron ayer nuestros padres: lo peor está por venir.  Es hora de hacer algo con el conocimiento de este pasado no tan lejano.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/santiago-preciado-gallego/

[1] https://www.cronista.com/internacionales/quien-es-giorgia-meloni-la-lider-de-la-ultraderecha-italiana-y-primera-ministra/

Santiago Preciado Gallego

Historiador, Magister en Estudios Políticos. Integrante de @LDSoficial. Comprometido con un #FuturoImparable.

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