La esclavitud en el siglo XXI    

  “Debemos ser cuidadosos con lo que hacemos para no convertirnos en esclavos del siglo XXI.”


Si bien, la esclavitud vista como tener atada a una persona y tratada como objeto ya fue abolida, sin embargo, en la actualidad existe una nueva o nuevas formas de esclavitud y es curioso que cuando pensamos en cuál es esa nueva forma de esclavitud, casi que de forma automática y colectiva nos referimos al celular y a las redes sociales, como si de alguna manera hubiésemos acordado que sólo el celular y las redes sociales son los únicos causantes de esclavitud en la actualidad, dejando por fuera elementos, situaciones y creencias que nos esclavizan, por ejemplo: somos esclavos de nuestros amigos y familia cuando no tenemos la capacidad de contradecir lo que nos dicen, cuando nos sentimos presionados para cumplir con lo que nos piden, cuando hacemos algún tipo de actividad o dejamos de realizarla por voluntad de esas personas.

También somos esclavos de la religión, me imagino que esto se lo esperaban, pero, menciono este tipo de esclavitud cuando las personas no tienen la capacidad de cuestionar lo que el religioso les dice; está perfecto practicar una religión, la práctica de la misma no te convierte en esclavo, lo que si te lleva a ser parte de ese grupo de personas es cuando eres un creyente que no va más allá de lo que diga el predicador, es decir, tú puedes (y debes) darle el sentido a la religión que prácticas, no le dejes al predicador toda la tarea de hacerte creer de qué manera funciona la fe o de qué manera puedes expresarla.

Así como lo anterior, hay un sinfín de situaciones que ocasionan que seamos esclavos de las mismas, y con esto, no quiero decir que el celular y las redes sociales no nos convierten en esclavos porque también lo hacen, incluso, a raíz de todo este avance tecnológico somos una especie de plastilina que el sistema puede moldear de la manera en que desee debido a que por medio de estas nos pueden suministrar un tipo de información que nos lleven a creer o a tener la convicción de que un suceso ocurrió de una determinada manera. En este sentido, debemos ser cuidadosos con lo que hacemos y consumimos para no convertirnos en esclavos del siglo XXI.

Estefanía Pitre Charris

Samaria. Tengo 21 años de edad, soy estudiante de décimo semestre de derecho y quinto semestre de administración pública.

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